A Catalina de Salazar y Palacios
Ha llegado el momento de llenar de colores y de historias el lienzo blanco de tu vida. Como el de nuestras abuelas, el de nuestras madres
Mi querida Catalina: ?Qu¨¦ injusta ha sido la historia, el paso del tiempo contigo! ?Qu¨¦ injustos hemos sido todos los hombres y mujeres en estos siglos que nos separan, en este silencio que hemos ido construyendo a tu alrededor a base de t¨®picos y de lugares comunes!
Desde hace a?os, en tu Esquivias natal, en tus tierras toledanas te recuerdan cuando llegan los fr¨ªos de diciembre. Desde hace a?os se conmemoran con una gran fiesta popular tus desposorios con Miguel de Cervantes en la iglesia de Santa Mar¨ªa. Fue un 12 de diciembre de 1584. Y cada 12 de diciembre vuelves a recorrer tus calles, a encontrarte con tus parientes y amigos y vuelves a renovar tus votos matrimoniales con un antiguo soldado y un renovado agente de negocios que con los a?os escribir¨¢ junto a ti algunos de los textos m¨¢s conocidos e influyentes de la literatura mundial. Cada 12 de diciembre vuelves a tener, Catalina, 19 a?os, as¨ª como cada 12 de diciembre Miguel de Cervantes vuelve a tener 37.
Y se dir¨ªa que tu vida comenz¨® en este d¨ªa, que este 12 de diciembre en realidad recuerda tu ¡°nacimiento¡± en la historia, en nuestra memoria, la entrada triunfal en la biograf¨ªa de Cervantes. Como tambi¨¦n parece, y solo parece, que un 22 de abril de 1616 tambi¨¦n se acab¨® tu vida en la casa alquilada en la calle del Le¨®n de Madrid. Parece, y solo parece, que t¨² tambi¨¦n dejaste de respirar, de sentir, de vivir en el momento en que tu esposo, Miguel de Cervantes, entreg¨® su alma y dej¨® caer la pluma de su mano. Y eso que todav¨ªa te quedaban m¨¢s de 13 a?os por vivir. Una vida en ese Madrid que descubriste de la mano de tu marido, de tus cu?adas Andrea y Magdalena, de tu sobrina Constanza y de esa hija Isabel que te arrebataron los l¨ªos familiares, como la vida te arrebat¨® tambi¨¦n a tu nieta Ana a la edad de tres a?os.
Mi querida Catalina, te has convertido en un lienzo en blanco, espejo de las sombras de tu marido, como si tu vida no tuviera sentido, como si solo merecieras ser recordada como eco de su propia biograf¨ªa. Te hemos ido borrando en los detalles, en los matices, en los momentos cotidianos¡ Tu risa solo la recordamos si Miguel era la causa o algunos de sus escritos. ?Y qu¨¦ sucede con tus l¨¢grimas? ?Y con tus sue?os? ?Y con tus alegr¨ªas y tus desilusiones?
Y como t¨², ?cu¨¢ntas mujeres hemos convertido en un lienzo en blanco en nuestras propias biograf¨ªas? ?Acaso tambi¨¦n nuestras abuelas, nuestras madres nacieron cuando nacimos nosotros? ?Acaso sus vidas, como la tuya, no merecen un encuentro, una pregunta? ?Cu¨¢ntas experiencias cotidianas, cu¨¢ntas historias no atesoran y nos las estamos perdiendo por no escucharlas? Y m¨¢s ahora en esta ¨¦poca de pandemias y confinamientos.
Mi querida Catalina, ha llegado el momento de llenar de colores y de historias el lienzo blanco de tu vida. Como el de nuestras abuelas, el de nuestras madres. Ha llegado el momento de llenar de vida los silencios de la memoria.
Tu humilde servidor.
Jos¨¦ Manuel Luc¨ªa Meg¨ªas es catedr¨¢tico de la UCM, poeta, dramaturgo, presidente de honor de la Asociaci¨®n de Cervantistas y director de la Red de Ciudades Cervantinas.
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