La revoluci¨®n silenciosa de los j¨®venes gitanos
Una nueva generaci¨®n de gitanas y gitanos reclaman el derecho a un trabajo digno intentando romper las barreras creadas por la discriminaci¨®n
Nazaret Borja es una joven gitana de 22 a?os, vive en Madrid y trabaja como programadora inform¨¢tica. Ella es un caso de ¨¦xito: dej¨® los estudios tras la ESO y pas¨® por unos a?os de desmotivaci¨®n. Pero su tenacidad, el apoyo familiar y su participaci¨®n en un programa de orientaci¨®n laboral, le ofrecieron la oportunidad de formarse. Se busc¨® la vida con trabajos como reponedora, cuidadora de ni?os y form¨¢ndose en el sector comercial hasta que su verdadera pasi¨®n lleg¨® cuando hizo un curso de programaci¨®n. Hoy tiene contrato indefinido en el sector tecnol¨®gico, est¨¢ casada, acaba de comprarse una vivienda y aspira a ir creciendo en su trabajo y a formar una familia. Incluso, ha animado a su marido a formarse como instalador de fibra ¨®ptica.
Con esa misma motivaci¨®n encontramos a Jos¨¦ Santiago. Este joven de 28 a?os lleg¨® a Madrid desde Almer¨ªa para buscar nuevas oportunidades y actualmente trabaja en un programa de promoci¨®n del voluntariado. Proviene de una familia gitana muy humilde, pero pudo estudiar gracias a las becas. Aunque su infancia estuvo marcada por la pobreza y la discriminaci¨®n, participar en un grupo de teatro le abri¨® un mundo de posibilidades. Ahora, esta experiencia le ha dado una seguridad en s¨ª mismo de la que hoy hace gala.
Como ellos, muchos otros j¨®venes gitanos y gitanas son la revoluci¨®n ¡°silenciosa¡± de movimientos de empoderamiento que est¨¢n transformando nuestra sociedad. J¨®venes con talento que alzan la voz para reclamar formaci¨®n, empleo y oportunidades. Conscientes de su derecho a un trabajo digno reclaman a los poderes p¨²blicos la urgencia de invertir en pol¨ªticas que creen oportunidades para quienes est¨¢n m¨¢s alejados del mercado de trabajo.
Espa?a tiene un gran desaf¨ªo por delante: mejorar sus pol¨ªticas activas de empleo para que sean realmente eficaces. Un estudio sobre la situaci¨®n de la poblaci¨®n gitana es prueba de esta necesidad: el 86% de las familias gitanas viven bajo el umbral de la pobreza; de ellas, el 46% tiene un ingreso mensual inferior a los 310 euros. Si hablamos de empleo, la tasa de paro entre la poblaci¨®n gitana triplica la tasa del conjunto de la poblaci¨®n espa?ola y la tasa de temporalidad es del 73%, lo que dibuja un escenario de gran precariedad. En el caso de las mujeres, las diferencias son a¨²n m¨¢s pronunciadas: el paro entre las mujeres gitanas es del 60% frente al 16% de las mujeres en su conjunto
Estas cifras evidencian la desigualdad estructural que soportan hist¨®ricamente las personas gitanas. Una desigualdad por la que Espa?a ha sido advertida en reiteradas ocasiones y, de manera flagrante, durante la ¨²ltima visita del Relator Especial de la ONU para la Extrema Pobreza y los Derechos Humanos.
El Gobierno ha abrazado el mensaje de justicia social y el enfoque de derechos humanos y los ha incorporado en su discurso, ese repetido ¡°no dejar a nadie atr¨¢s¡±. Pero como advert¨ªa el Relator de la ONU, es preciso pasar de las palabras a los hechos con urgencia, porque las soluciones pertenecen al terreno de las pol¨ªticas.
Es necesario invertir en erradicar la desigualdad a trav¨¦s de pol¨ªticas p¨²blicas que trabajen por la activaci¨®n de las personas en el mercado laboral (...) Porque son el empleo y la educaci¨®n las v¨ªas m¨¢s eficaces para romper el c¨ªrculo vicioso de la pobreza y la exclusi¨®n.
El momento es crucial: cuando se ha puesto en marcha el Ingreso M¨ªnimo Vital, es indispensable insistir en que las medidas de protecci¨®n social no son suficientes. Es necesario invertir en erradicar la desigualdad a trav¨¦s de pol¨ªticas p¨²blicas que trabajen por la activaci¨®n de las personas en el mercado laboral, compensen el d¨¦ficit de formaci¨®n y amortig¨¹en el impacto de la precariedad. Porque son el empleo y la educaci¨®n las v¨ªas m¨¢s eficaces para romper el c¨ªrculo vicioso de la pobreza y la exclusi¨®n.
Nazaret y Jos¨¦ reclaman su derecho a un trabajo digno, pero para que sea efectivo es preciso erradicar otro gran escollo: la discriminaci¨®n. Discriminaci¨®n y antigitanismo enquistado en nuestra sociedad que torpedea la lucha de muchos j¨®venes por mejorar sus condiciones de vida. J¨®venes que siguen escuchando que ¡°los gitanos no quieren trabajar¡± o que ¡°viven de las ayudas¡±¡ A Jos¨¦ y sus hermanos los llamaban de ni?os ¡°los vagabundos¡± por ser gitanos y pobres en el colegio del barrio al que se trasladaron a vivir y en el que no resid¨ªan otras personas gitanas. Nazaret tiene que justificar que su vivienda hipotecada se la est¨¢ comprando con los ingresos de su trabajo¡ Como ellos, muchos otros j¨®venes sortean a diario estereotipos y prejuicios. Aprenden a vivir con ellos.
Cuando esa discriminaci¨®n se da en el ¨¢mbito laboral, los efectos son perversos: ofertas de empleo que desaparecen cuando quien se presenta es una persona gitana porque el empleador no quiere den cara al p¨²blico; o cuando se justifica no contratar a alguien por el supuesto rechazo que causar¨¢ en sus clientes. Casos como estos se recogen anualmente en el Informe Discriminaci¨®n y Comunidad Gitana y son la punta del iceberg de muchas realidades cotidianas.
Frente a ese antigitanismo estructural y, sobre todo, frente a la desigualdad de partida se alza la voz firme de una nueva generaci¨®n de j¨®venes como Nazaret o Jos¨¦. Una voz que forma parte de #PanParaMa?ana, una campa?a para reivindicar las oportunidades laborales para los j¨®venes gitanos. Oportunidades hoy para lograr ma?ana el trabajo digno al que tienen derecho.
Luc¨ªa Petisco forma parte del equipo de Comunicaci¨®n de la Fundaci¨®n Secretariado Gitano.
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