Resetea tu mente
A todos nos gustar¨ªa ser m¨¢s felices y sufrir un poco menos. Nuestra tendencia a asociar el hacer y el tener con el ser, nos lleva a dar por hecho que, si nos esforzamos mucho, si hacemos muchas cosas y tenemos ¨¦xito, entonces seremos felices
A todos nos gustar¨ªa ser m¨¢s felices y sufrir un poco menos. Nuestra tendencia a asociar el hacer y el tener con el ser, nos lleva a dar por hecho que, si nos esforzamos mucho, si hacemos muchas cosas y tenemos ¨¦xito, entonces seremos felices. Todav¨ªa no hemos ca¨ªdo en la cuenta de que los vac¨ªos del ser no se pueden nunca llenar con el tener. Por eso cualquiera de nosotros puede tener un gran confort y bienestar y, sin embargo, no ser feliz. Hablar del ser es todo menos f¨¢cil porque el mismo lenguaje que precisamos para describirlo, pertenece a la ontolog¨ªa, que es una parte de la metaf¨ªsica. Si el simple hecho de hablar del ser nos genera ya semejante desaf¨ªo, tener la experiencia de lo que es el ser, tampoco parece tarea f¨¢cil. El tema no es balad¨ª porque se trata de embarcarse en un viaje interior que nos lleve a experimentar de una forma directa, lo que es en s¨ª una experiencia suprasensorial. Por eso en este viaje, que no deja de ser un viaje de h¨¦roes y hero¨ªnas, hemos de saber c¨®mo podemos pasar de un mundo puramente conceptual y descriptivo, a uno experiencial y contemplativo.
Nuestro conocimiento actual en Neurociencia nos da muchas pistas al respecto. Sabemos que tenemos dos hemisferios en nuestro cerebro. Al hemisferio izquierdo le gusta lo familiar, lo racional, lo controlable y predecible. Al otro hemisferio, al derecho, le gusta la aventura, lo nuevo, lo que est¨¢ por descubrir. Nuestra sociedad sobrevalora el hemisferio izquierdo e infravalora al derecho y luego, parad¨®jicamente, hablamos de la importancia de ¡°pensar fuera de la caja¡± para encontrar soluciones creativas a nuestros problemas m¨¢s actuales y complejos. En esta sociedad en la que vivimos, si queremos realmente prosperar cient¨ªfica y humanamente, tendremos que aprender a integrar ambos hemisferios, porque ambos son igual de necesarios y porque en la uni¨®n, est¨¢ la soluci¨®n. Para lograr esto, hemos de superar nuestra propia arrogancia que nos dice lo que es posible y lo que no. Adem¨¢s, hemos de trascender el discurso de nuestra experiencia y de nuestra raz¨®n. La experiencia tiende a hacernos ver que lo que no fue posible en nuestro pasado, tampoco lo va a ser ni en el presente ni en el futuro. Nuestra raz¨®n intenta ajustar la realidad a lo que ella es capaz de comprender. Por eso necesitamos por una parte humildad para reconocer que no sabemos y por otra, voluntad firme de saber. Todo esto nos va a pedir que aprendamos a juzgar menos y preguntemos y escuchemos m¨¢s.
Los seres humanos tambi¨¦n necesitamos imperiosamente alejarnos de ese incesante ruido mental que nos agobia y nos llena de tensi¨®n. Es cuando se entra en contacto con el silencio y la quietud mental, cuando emergen nuestras m¨¢s profundas intuiciones. Aunque la pr¨¢ctica de la contemplaci¨®n no es para nada utilitaria, s¨ª es profundamente ¨²til. Sabemos que cuando la mente ligada al hemisferio izquierdo de nuestro cerebro renuncia a hacer y se deja hacer, algo asombroso empieza a ocurrir. En ese momento, nuestras dos mentes, la que est¨¢ ligada al hemisferio izquierdo del cerebro y la que est¨¢ unida al derecho se sincronizan dando lugar a lo que se conoce como consciencia unificada o ¡°despertar¡±. Es como si hubi¨¦semos vivido toda nuestra vida encerrados en una cueva, pensando que esa era la ¨²nica realidad existente y ahora, descubri¨¦ramos que existe otra realidad mucho m¨¢s rica e interesante fuera de ella. En esto consiste recuperar nuestra libertad creativa, en dejar de identificarnos con el tener y empezar a reconocernos en la luz del ser.
Mario Alonso Puig es cirujano y experto en desarrollo humano y acaba de publicar el libro Resetea tu mente (Espasa).
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