C¨®mo convertir la inseguridad en la clave del ¨¦xito
El primer paso es reconocer que somos inseguros. Parece que las personas exitosas la esquivan, pero esa sensaci¨®n nos acompa?a a todos de una manera u otra
¡°No acabo de creer lo que la gente dice de m¨ª cuando hablan de mis logros¡±. ¡°Me siento m¨¢s inseguro que el resto de mis compa?eros de trabajo¡±. ¡°Creo que lo que he conseguido ha sido m¨¢s por suerte, que por m¨¦ritos¡±. Estas son algunas de las frases que he escuchado durante los ¨²ltimos a?os en sesiones de formaci¨®n en organizaciones. Podr¨ªamos suponer que este tipo de comentarios provienen de profesionales con dificultades, sin embargo, los he escuchado de l¨ªderes destacados, mujeres con talento y personas realmente brillantes de puertas hacia fuera. Su inseguridad ha sido, precisamente, una de las claves del ¨¦xito.
Sentirse inseguro tiene poco mercado. A nadie le gusta esa sensaci¨®n. Es m¨¢s, solemos esconderla, nos da verg¨¹enza reconocerla y se vive como una carga pesada. Adem¨¢s, tiene tent¨¢culos muy alargados. Puede situarse en la esfera personal, en la profesional o en ambas a la vez. Creemos que no somos lo suficientemente buenos para dirigir un proyecto, para salir con una determinada pareja o para ser un buen padre o una buena madre. No obstante, no siempre se presenta con la misma intensidad. La inseguridad presenta distintos grados: desde una sensaci¨®n inc¨®moda a algo realmente paralizante, como cuando nos quedamos sin palabras en una reuni¨®n o no nos atrevemos a conversar con alguien por el qu¨¦ dir¨¢n.
La sensaci¨®n de inseguridad puede convertirse en una aliada si sabemos aprovecharla a nuestro favor. Para que eso ocurra, el primer paso es reconocer que somos inseguros. La sensaci¨®n nos acompa?a a todos. Parece que las personas exitosas la esquivan y que el resto de los mortales la arrastramos. Pero es falso. De hecho, Michelle Obama sorprendi¨® al mundo en 2019 cuando reconoci¨® que ca¨ªa en el s¨ªndrome del impostor. Quien lo sufre percibe sus ¨¦xitos personales como una casualidad, no como una consecuencia de sus m¨¦ritos. Seg¨²n las psic¨®logas que dieron a conocer este s¨ªndrome a finales de los a?os setenta, las mujeres somos m¨¢s proclives a vivirlo (o a reconocerlo). Personalidades de la talla del CEO de Starbucks, Howard Schultz, o las actrices Emma Watson, Natalie Portman o Meryl Streep tambi¨¦n han hablado de que lo han padecido en alguna ocasi¨®n. No hace falta que lo enmascaremos; tenemos que aceptarnos a nosotros mismos.
La inseguridad puede ser un buen motor para superarnos. Las historias de ¨¦xito est¨¢n plagadas de inseguridades por la falta de reconocimiento (o ausencia) del padre, como le sucedi¨® a Steve Jobs. O la superaci¨®n de la tartamudez del actual presidente de los Estados Unidos, Joe Biden. Si lo trasladamos a nosotros mismos y contemplamos nuestros peque?os o grandes ¨¦xitos, veremos que muchos de ellos comenzaron por un deseo de mejora de nuestra vida personal y profesional. La inseguridad ha sido en muchas ocasiones la puerta de entrada. Como cuando alguien no se siente c¨®modo hablando en otro idioma y comienza un camino de esfuerzo para alcanzar el nivel deseado. Al igual que nos ocurre con la mejora de nuestro f¨ªsico porque nos sentimos inseguros con nuestra actual forma f¨ªsica, con las relaciones personales y con tantas otras experiencias. La inseguridad que nos motiva a la acci¨®n de mejora es un buen aliado. Aquella que nos lleva a lamentarnos, que nos deja lami¨¦ndonos las heridas y repitiendo lo desafortunados que somos, es paralizante. Los hedonistas, personas que est¨¢n ¡°encantadas de conocerse¡±, suelen estancarse precisamente porque no tienen ese motor que les empuja.
Podr¨ªamos decir que la inseguridad es inevitable en nuestra vida. Es posible que la edad nos ayude a aceptarla, pero deber¨ªamos comenzar a desterrar nuestros martirios personales para reducir un sufrimiento innecesario. Necesitamos ponernos manos a la obra y aceptar que vamos a convivir con ella, como con el miedo, nuestra personalidad o nuestros gustos. Aceptarnos en todas nuestras dimensiones, incluyendo las que no nos gustan tanto, es un buen camino para la serenidad y la felicidad.
Pilar Jeric¨® es emprendedora, escritora, conferenciante, doctora en Organizaci¨®n de Empresas y divulgadora de investigaciones sobre el comportamiento humano. www.pilarjerico.com
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