Cuatro preguntas inc¨®modas sobre patentes y covid-19
El debate sobre la reforma del modelo de innovaci¨®n biom¨¦dica y acceso a medicamentos parece haberse estancado en la cuesti¨®n de la exenci¨®n, pero necesitamos abrir una conversaci¨®n m¨¢s amplia
Esta pandemia se ha convertido en una trituradora de lo que el economista John K. Galbraith denominaba la ¡°sabidur¨ªa convencional¡±. En menos de un a?o y medio, mucho de lo que era cierto en materia de econom¨ªa y pol¨ªtica parece estar sujeto a una reconsideraci¨®n acelerada cuyas consecuencias son todav¨ªa impredecibles.
La ¨²ltima de estas verdades aceptadas que ha sido puesta en duda es la de la propiedad intelectual como sustento imprescindible de la innovaci¨®n cient¨ªfica y el desarrollo de los productos biom¨¦dicos que precisan nuestras sociedades. Si el sector farmac¨¦utico ¨Cque ha recibido una cantidad sin precedentes de recursos p¨²blicos contra el coronavirus y cuya ¨²nica obligaci¨®n es satisfacer la demanda de vacunas, diagn¨®sticos y tratamientos¨C incumple su parte del acuerdo, la sociedad tiene el derecho de privarles de la exclusividad oligop¨®lica que ofrecen las patentes y extender la producci¨®n a otros fabricantes.
Hasta ah¨ª, (casi) todos de acuerdo. El problema ¨Cya lo hemos dicho en este blog¨C es que la exenci¨®n temporal de los derechos de propiedad intelectual es un asunto complejo y de efecto retardado. Y lo que es m¨¢s importante, de consecuencias dudosas si no va acompa?ado de otras medidas como la transferencia de tecnolog¨ªa, conocimientos e infraestructura que permitan llevar a escala la producci¨®n en pa¨ªses de renta media y baja. Y este es un terreno donde las certezas morales escasean: incluso con una capacidad instalada y un personal formado y disponible, el coste de establecer en una f¨¢brica suiza tres l¨ªneas producci¨®n de la vacuna de Moderna fue de 210 millones de d¨®lares (174 millones de euros). Esta cantidad permitir¨ªa salvar la vida de 2.620.000 ni?os en los pa¨ªses de ingreso bajo, financiando una rutina completa de inmunizaci¨®n frente a 18 enfermedades a lo largo de una d¨¦cada. ?D¨®nde deber¨ªamos poner el dinero, sabiendo adem¨¢s que la mitad de estas vacunas previas a la covid ya se produce en los pa¨ªses en desarrollo?
El debate sobre la reforma del modelo de innovaci¨®n biom¨¦dica y acceso a medicamentos parece haberse estancado en la cuesti¨®n de la exenci¨®n, pero necesitamos abrir una conversaci¨®n m¨¢s amplia. Y en esa conversaci¨®n todos vamos a tener que contestar algunas preguntas inc¨®modas. Les propongo cuatro a las que vengo dando vueltas desde hace alg¨²n tiempo:
- ?Puede justificar el sector farmac¨¦utico la perpetuaci¨®n de un modelo cuyos beneficios desproporcionados dependen de la protecci¨®n p¨²blica frente a la competencia? Incluso aceptando que el negocio de la innovaci¨®n biom¨¦dica exige asumir importantes riesgos financieros, la realidad es que los beneficios de este sector superan de forma abultada e injustificada la media de otros sectores empresariales comparables (margen ebitda del 29,4%, frente el 19% de media del S&P 500). La protecci¨®n p¨²blica comienza con la inversi¨®n en investigaci¨®n b¨¢sica, contin¨²a durante los ensayos cl¨ªnicos y se extiende a trav¨¦s de un sistema de patentes obscenamente manipulado para mantener a la competencia alejada durante d¨¦cadas.
- ?Est¨¢n anteponiendo las ONG el trofeo pol¨ªtico a la resoluci¨®n del problema? Los activistas llevamos m¨¢s de veinte a?os peleando por la reforma de este modelo de propiedad intelectual. Es muy comprensible que la oportunidad abierta por la covid-19 y las dudas expresadas por actores antes inamovibles como los EEUU hayan despertado ilusiones y concentren ahora todos los esfuerzos t¨¢cticos. Pero existe el riesgo de que los ¨¢rboles nos impidan ver el bosque. Urge explicar a la sociedad que esta medida es necesaria, pero no suficiente. Y trabajar en la generaci¨®n de un modelo alternativo para el incentivo de la innovaci¨®n que, hasta es momento, el sector de las ONG no est¨¢ planteando. Las empresas son una herramienta, no el enemigo, y debemos encontrar el modo de poner su valor al servicio de un sistema m¨¢s justo e inteligente.
- ?Ofrece el Gobierno de Espa?a algo m¨¢s que buenas palabras? Nuestro pa¨ªs ha sido uno de los primeros de la UE en mostrarse abierto a la exenci¨®n de las patentes, en contra del criterio de socios como Alemania. La ¨²ltima declaraci¨®n p¨²blica fue esta semana, de mano del propio presidente S¨¢nchez y en el mism¨ªsimo Financial Times. Pero, cuando se trata del lobby farmac¨¦utico, hasta el rabo todo es toro. En su reciente (30 de abril) carta de respuesta a 83 organizaciones que solicit¨¢bamos un compromiso del Gobierno en este sentido, el director de Gabinete de Presidencia inclu¨ªa casi todo menos eso. Tendremos oportunidad de comprobar la verdadera disposici¨®n de Espa?a durante la cumbre de salud del G20 la pr¨®xima semana, donde el gobierno debe mojarse en las medidas de facilitaci¨®n del comercio de vacunas y apoyo a COVAX que el presidente destaca en su tribuna para el FT.
- ?Y si la exenci¨®n es en realidad un bote salvavidas para este modelo de propiedad intelectual? Mi colega en ISGlobal Rafael Vilasanjuan tiene una mirada l¨²cida sobre este asunto. Uno de los argumentos que repite ¨Cy con el que estoy de acuerdo¨C es que la aprobaci¨®n de la exenci¨®n no es un cuestionamiento del modelo, sino un ajuste dentro de sus reglas que puede acabar fortaleci¨¦ndolo, m¨¢s que al contrario. Como ocurri¨® en el caso de los antirretrovirales contra el VIH hace veinte a?os, las grandes empresas y sus gobiernos aliados pueden aceptar dar una peque?a vuelta para retornar al punto exacto en el que estamos ahora. Si no aprovechamos la oportunidad para introducir reformas estructurales en otros ¨¢mbitos, como el sistema de compras p¨²blicas, corremos el riesgo de hacer un pan como unas tortas.
El economista Galbraith nos anim¨® siempre a cuestionar las verdades aceptadas. Su trayectoria le permiti¨® hacerlo en ocasiones tan sonadas como el New Deal, de Roosevelt, o la Gran Sociedad, de Johnson. Ambas fueron respuestas transformadoras a crisis y brechas sociales de una magnitud generacional. No es raro encontrar similitudes con la situaci¨®n que ahora vivimos.
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