Cuando la cultura regenerativa se aplica a la arquitectura
Madrid acoge esta semana unas jornadas sobre vivienda colaborativa, ecol¨®gica, 'cohousing' y 'coliving' que anima a repensar la relaci¨®n entre ambiente, vecinos y econom¨ªa
El tiempo apremia y es el momento de la cultura regenerativa. La sostenibilidad y la minimizaci¨®n del impacto de nuestras acciones han dejado de ser suficientes para afrontar los retos del futuro. Retos que ya est¨¢n presentes. Necesitamos nuevos modelos de vivienda que sean capaces de reconstruir otro tipo de l¨®gicas, que provoquen procesos positivos. Es necesario regenerar los modelos de producci¨®n y, no menos importante, las estructuras sociales.
Los conceptos de cultura regenerativa llevan tiempo trabaj¨¢ndose a escala internacional. Posiblemente Espa?a es uno de los pa¨ªses donde menos ha calado, pero cada vez suena m¨¢s. Mucha culpa es de la traducci¨®n del libro de Daniel Wahl Dise?ando culturas regenerativas, recientemente publicado en castellano por la editorial Ecohabitar. Probablemente tambi¨¦n documentales como Kiss the Ground, que ha acabado en Netflix con una gran difusi¨®n.
En Madrid esta semana, de mi¨¦rcoles a s¨¢bado, se organizan las primeras Jornadas REGEN sobre esta cultura y nuevos modelos de vivienda para dar mayor difusi¨®n al concepto y que se celebrar¨¢ en el coworking (espacio de trabajo compartido) de Triple de la calle Ferraz. La vivienda colaborativa y ecol¨®gica, cohousing, coliving (modelo residencial comunitario) y sus diferentes versiones son un camino por el que podemos aplicar los principios claves a nuestras formas de habitar. Para ello, hablemos de relaciones, de las tres que definen el triple balance entre medio ambiente, personas y econom¨ªa.
Los edificios ecol¨®gicos son m¨¢s baratos porque descansan sobre una mirada compleja y largoplacista
Regenerar el paisaje y el suelo
La m¨¢s evidente es la relaci¨®n con el medio ambiente, nuestra relaci¨®n con la tierra y todos los impactos que ya conocemos: desde el cambio clim¨¢tico hasta la sexta extinci¨®n masiva por la p¨¦rdida de biodiversidad, el mundo inundado de pl¨¢sticos y los bosques arrasados por incendios continuos. La construcci¨®n genera un impacto tremendo en ese contexto, puesto que es causante del 35% de los residuos y del 40% de las emisiones de CO2.
Sin embargo, podemos hacer edificios que, en vez de emitir grandes cantidades de CO2, puedan funcionar como un bosque de 10.000 m2 en el centro de la ciudad, como el caso de la nueva Torre Pirelli en Mil¨¢n. Ya estamos pasando de generar un impacto negativo a uno positivo: levantando edificios de madera FSC de gesti¨®n sostenible, construidos con carbono embebido, en vez de liberar carbono al construir con materiales convencionales. Si ya tenemos normativa para hacer edificios de energ¨ªa casi nula, el siguiente paso son los edificios libres de CO2, electrificados y con 100% renovables para llegar cuanto antes a construcciones que absorban estos gases. El futuro son edificios capturadores de carbono, como ¨¢rboles. Un elemento m¨¢s en un ecosistema natural. Y esto supone un cambio de paradigma radical.
Construyendo econom¨ªa circular
Aunque construyamos con materiales de bajo impacto, siempre generamos cierta huella derivada de la industria y del transporte necesarios para poner el material en obra. La industria deber¨ªa evolucionar hacia conceptos de circularidad, implementando metodolog¨ªas cradle to cradle. Es decir, m¨¦todos que permitan recuperar los materiales utilizados. En el sector de la construcci¨®n tenemos que conseguir que los residuos pasen a ser directamente materias primas para otro ciclo de producci¨®n: este es uno de los grandes retos de la regeneraci¨®n.
Un edificio que te cuida
Los impactos en las ciudades son diversos. Probablemente la calidad del aire sea de los m¨¢s dram¨¢ticos: uno de cada cinco personas que fallece tiene relaci¨®n con la contaminaci¨®n. Pero podemos dise?ar y construir edificios que sean capaces de limpiar el aire que se introduce en las viviendas y garantizar mejor calidad de vida.
Estas medidas se han convertido en necesarias desde la pandemia del coronavirus y ya han venido para quedarse: un edificio que regenera el aire que vamos a respirar a trav¨¦s de un pulm¨®n artificial que se encarga de garantizar nuestra salud. Es esencial cuidarlo.
Integrar la biodiversidad
Siguiendo con una idea regenerativa, un edificio tambi¨¦n puede absorber CO2 incorporando una importante masa vegetal en el mismo. Integrarla reduce el efecto de isla de calor y, adem¨¢s, construye otra psicolog¨ªa ambiental entre los vecinos del edificio. Desde disciplinas como la biofilia (sentido de conexi¨®n con la naturaleza) y la neuro-arquitectura se estudia c¨®mo la integraci¨®n vegetal en nuestros edificios cambia la percepci¨®n sensorial en las ciudades.
Lo colaborativo, regenerar relaciones
En el aspecto social, las relaciones humanas no quedan exentas de esta necesidad. Tenemos un modelo de desarrollo basado en la hiper-individualizaci¨®n y aunque vivimos cada d¨ªa m¨¢s conectados por la tecnolog¨ªa estamos m¨¢s afectados que nunca por la soledad. La arquitectura ha sido c¨®mplice en esa excesiva individualizaci¨®n de la sociedad y ha atomizado a sus habitantes. Ante posibles conflictos o desencuentros y al no saber resolverlos, se prefiri¨® eliminar la posibilidad de que existieran y, por lo tanto, los espacios comunes, m¨¢s all¨¢ del ejercicio o placer individual como el gimnasio o la piscina, fueron eliminados.
Ha tenido que venir una pandemia para que miremos al vecino o vecina a trav¨¦s del balc¨®n. El cohousing trata de recuperar ese espacio entre lo privado y lo p¨²blico, un espacio que llamamos de lo com¨²n y que trata de configurar las relaciones entre las personas: de cuidados, de apoyo mutuo, de confianza. Esto puede ser muy beneficioso, muy pr¨¢ctico y tambi¨¦n econ¨®mico. Desde pagar una conexi¨®n a internet en vez de 17; tener una sola acometida de luz o un grupo de consumo ecol¨®gico que te trae alimentos al edificio. Todo construye un ecosistema de relaciones por el bien com¨²n y muy beneficiosas para la comunidad.
Regenerar la econom¨ªa
Probablemente es el aspecto m¨¢s importante. La econom¨ªa cl¨¢sica, desde una perspectiva reduccionista y simplista de la maximizaci¨®n del beneficio y del cortoplacismo, ha dejado de lado al medioambiente cuestionando el futuro del planeta y, sobre todo, el futuro de la humanidad en la Tierra.
Por esta raz¨®n han aparecido lo que llamamos las nuevas econom¨ªas, una bater¨ªa de adjetivos que tratan de darle sentido a la econom¨ªa, del prop¨®sito, verde, azul, del bien com¨²n, circular, rosquilla, feminista, de los cuidados¡ Unos conceptos m¨¢s acertados que otros, pero me atrevo a afirmar que todos atraviesan de forma radical un proyecto de vivienda regenerativa.
La tecnolog¨ªa al servicio de la regeneraci¨®n
Es lo que nos va a ayudar en la construcci¨®n de este nuevo paradigma. De hecho, puede funcionar como esa gran tela de ara?a que nos conecta y hace que pasemos de unas estructuras centralizadas a unas distribuidas, como es el caso de la energ¨ªa, dando lugar a edificios prosumidores: consumidores y productores de energ¨ªa.
La tecnolog¨ªa tambi¨¦n nos hace conscientes de los impactos y consumos con la monitorizaci¨®n de los diferentes elementos en una vivienda o de la producci¨®n solar; nos comunica en una comunidad de vecinos, podemos mostrar necesidades, organizar eventos o gestionar un grupo de consumo. Aplicaciones como Tienes sal est¨¢n volviendo a conectar vecindarios y gestionando necesidades de las personas.
No podemos negar ni desaprovechar la oportunidad que nos est¨¢ ofreciendo la tecnolog¨ªa. Hoy en d¨ªa puedo bajarme los planos de una cocina solar o de un tractor que est¨¢n en internet en abierto en lugares como Open source ecology. Cada edificio de viviendas o cada barrio puede tener un FABLAB con impresoras 3D que pertenezcan al com¨²n y permitan el desarrollo de piezas con materiales cada vez m¨¢s sostenibles.
Cambiar de paradigma, el edificio como ecosistema vivo
Los edificios ecol¨®gicos y colaborativos son m¨¢s baratos, y la raz¨®n es que descansan sobre una mirada compleja y largoplacista, algo que no siempre se entiende desde el paradigma actual. Si al suelo, en la agricultura regenerativa, se le considera y se le cuida como un ecosistema vivo, en los edificios tiene que ocurrir lo mismo. Deben atenderse como organismos vivos, autosuficientes y que posibiliten la construcci¨®n de relaciones de apoyo y cuidados, que produzcan energ¨ªa, que depuren el agua, que introduzcan biodiversidad, que produzcan alimentos, que absorban CO2 y que puedan producir un impacto positivo. Como dec¨ªa William McDonough, autor de Cradle to Cradle: ¡°Los edificios deben funcionar como ¨¢rboles, las ciudades como bosques¡±.
I?aki Alonso es arquitecto y CEO de Distrito Natural
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