?Cu¨¢nto contamina un turista?

Las islas son entornos especialmente vulnerables por su dependencia del exterior para todo: para conseguir energ¨ªa o alimentos, para salir o entrar (avi¨®n o barco) y para su monoindustria: el turismo de sol y playa, al que una subida del mar de solo un metro representar¨ªa un tsunami econ¨®mico. Canarias en este aspecto es un caso de ¨¦xito sin parag¨®n, que se estudia en las escuelas de negocios: en 1955 llegaron 39.500 turistas; en el quinquenio 2015-1019 lo hicieron 13,5 millones cada a?o. Un ascenso del 34.000%. Canarias recibe m¨¢s turistas que Chile, Brasil y Argentina juntos. Un ¨¦xito tan demoledor como los riesgos que lleva aparejados.

Pedro Dorta, catedr¨¢tico de Geograf¨ªa F¨ªsica de la Universidad de la Laguna, aportaba un dato contrastado con mediciones cient¨ªficas: en los ¨²ltimos 800.000 a?os el nivel de CO2 en la atm¨®sfera siempre oscil¨® entre 180 y 300 partes por mill¨®n (ppm). Nunca se rebas¨® ¡ªrepito, en 800.000 a?os¡ª?este tope de 300 ppm. En la actualidad la cantidad es de 417 ppm, cifra jam¨¢s alcanzada ni tan siquiera en el Holoceno, la ¨²ltima y actual ¨¦poca del Cuaternario, en la que los sapiens ya desarroll¨¢bamos la agricultura y la ganader¨ªa. La emisi¨®n excesiva de gases de efecto invernadero es, por tanto, una realidad incuestionable.

A escala global, los 1.400 millones de turistas que se movieron por el mundo antes de la pandemia generamos 665 millones de toneladas de CO2, seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial del Turismo. Suponen el 8% del total de emisiones del ser humano, bien es cierto que por debajo de otros sectores no tan inocuos como algunos creen como la industria c¨¢rnica y l¨¢ctea, que pasa del 14%. De seguir as¨ª, esa cifra de emisiones achacables al turismo se incrementar¨¢ en un 8% anual en la pr¨®xima d¨¦cada. Y el n¨²mero de turistas alcanzar¨¢ los 1.800 millones en 2030.

El gran problema del turismo como sector contaminante es el avi¨®n. El transporte representa el 75% del total de las emisiones que genera el turismo. Y de ese 75%, casi la mitad es debido al transporte a¨¦reo. Es cierto que los aviones son cada vez m¨¢s eficientes y ya gastan un 20% menos que hace un lustro. Pero el incremento del n¨²mero de aparatos y la cada vez mayor demanda anulan ese efecto beneficioso. La esperanza est¨¢ puesta en combustibles de origen no f¨®sil que emitan menos o nada de CO2. Pero en ese sentido, Leticia Ortega, responsable del control de conformidad de la aerol¨ªnea Binter Canarias, ponente tambi¨¦n en el foro, fue muy concluyente: ese tipo de combustibles ni est¨¢n ni se les esperan. No al menos en un plazo de 10 a 15 a?os.

En 2017 hubo 3.700 millones de viajes en avi¨®n, pero se calcula que en 2039 ser¨¢n 8.000 millones los viajes en transporte a¨¦reo. En el caso de Canarias, siempre seg¨²n datos aportados por el profesor Dorta, operan 50 compa?¨ªas, desde 80 destinos diferentes y con 400.000 operaciones anuales. Representa una quinta parte de todos los vuelos que operan en el espacio a¨¦reo espa?ol. La huella de carbono de cada uno de esos pasajeros, es decir, su contribuci¨®n al CO2 que emite su vuelo, es de 0,47 toneladas por viaje (de media y para pasajeros provenientes del Reino Unido o Alemania, los dos principales focos emisores). Una cantidad respetable si lo multiplicamos por el n¨²mero de pasajeros anuales con destino Canarias. Dorta fue muy concreto para visualizar lo que contamina un turista en avi¨®n: esa huella de carbono para un vuelo de Europa a Praia, capital de Cabo Verde, es de 0,60 toneladas. La misma cantidad que emite un ciudadano de Cabo Verde que no salga de su pa¨ªs en todo un a?o.

Si a todo esto a?adimos que, al a?o, solo entre el 2 y 4% de la poblaci¨®n mundial hace turismo en avi¨®n, la pregunta es: ?hay soluci¨®n? Para el catedr¨¢tico Dorta hay soluciones parciales, como reducir al m¨¢ximo los viajes en avi¨®n donde haya posibilidad de usar el tren o alargar las estancias, no hacer vuelos largos para estancias cortas. Pero, sobre todo, la soluci¨®n para ¨¦l es decrecer: ¡°Decrecer para poder seguir viviendo igual, porque si seguimos creciendo no podremos hacerlo¡±.

Hay posiciones m¨¢s optimistas. Un estudio encargado por Endesa a la consultora Deloitte sobre la posible total descarbonizaci¨®n de territorios no peninsulares ¡ªel caso de Canarias¡ª?y presentado en octubre de 2020 conclu¨ªa que si se instalan 11 GW de energ¨ªas renovables (75% fotovoltaico, 25% e¨®lico) y un almacenamiento de 25 GWh mediante bater¨ªas de hidr¨®geno m¨¢s otros 500 GWh de respaldo estacional se podr¨ªa descarbonizar por completo en 2040 los dos focos de mayor contaminaci¨®n del archipi¨¦lago, que son el transporte a¨¦reo y la generaci¨®n de electricidad mediante centrales t¨¦rmicas. Es una tecnolog¨ªa que ya existe y que es aplicable de inmediato (y podr¨ªa compensar la aportaci¨®n al efecto invernadero de la aeron¨¢utica mientras que no aparezcan esos anhelados combustibles de nueva generaci¨®n).

Para ello har¨ªan falta 14.000 hect¨¢reas de placas solares o aerogeneradores. Una cifra que parece enorme pero que no lo es: representa solo el 1,9% de la superficie total del archipi¨¦lago. O el 15% de la superficie cultivable abandonada. Las infraestructuras tur¨ªsticas ocupan ahora el 4% del total de la superficie.

Los datos no estar¨ªan completos sin estos otros: el turismo es una de las industrias m¨¢s importantes del mundo. Genera millones de puestos de trabajo, adem¨¢s de 1.700 millones de do?lares estadounidenses en ingresos por exportaciones, que representa el 28% de las exportaciones mundiales de servicios, seg¨²n la OMT. En Canarias, por ejemplo, es el 35% de su PIB.

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