Santuario de silencios
PRIORATO DE VAL, una posada 'shaolin' en la monta?a palentina
Apenas nadie se percata de su presencia. Como una sombra en la noche, tabletea los escalones de la posada, planta arriba, planta abajo. Sus pasos, al caminar, son de una levedad misteriosa. Solo al cabo de un tiempo ense?a a sus invitados su sotana negra, sus sandalias negras, su mirada negra. Un ronroneo in crescendo de campana zen desenmascara esa quim¨¦rica presencia a la luz del sal¨®n principal. Es el shigung (maestro) Alfonso Mu?oz Salvarrey. Es un monje shaolin originario de Galdakao (Vizcaya) y curtido durante a?os en las artes del kung-fu, el chi kung y el taichi, como aquel peque?o saltamontes de la televisi¨®n. Wu Wei aprendi¨® en el verdadero monasterio budista de Shaolin, en China. De ah¨ª la sombra, la presencia, la ins¨®lita (en el mundo occidental) levedad de sus gestos, el m¨ªstico envoltorio de su doctrina espiritual a la que est¨¢n invitados los hu¨¦spedes del hotelito que ¨¦l mismo, en compa?¨ªa de su mujer, su hija y su yerno, han construido en Villacibio, en el espacio natural de las Tuerces-Covalagua.
PRIORATO DE VAL
PUNTUACI?N: 5
Categor¨ªa: posada real.
Direcci¨®n: La Iglesia, 8. Villacibio (Palencia).
Tel¨¦fono: 979 06 39 11 y 669 41 72 82.
Internet: www.posadaprioratodeval.com.
Instalaciones: sal¨®n, sala de meditaci¨®n, comedor.
Habitaciones: 10 dobles.
Servicios: no hay habitaciones adaptadas para discapacitados, animales dom¨¦sticos prohibidos.
Precios: desde 87 euros, IVA incluido; desayuno, 9, IVA incluido.
La posada aparece cuesta abajo, si se toma como referencia la estrecha carretera, sobre los restos de una casa de 1697. Indescriptible el confort interior, la depurada calidad de la construcci¨®n, la exigente distribuci¨®n de los espacios conforme a los dictados de la filosof¨ªa zen. Y la serenidad ambiental, la delicada decoraci¨®n interior, la tranquilidad, los peque?os detalles de acogida, muy superiores a los habituales en la hoteler¨ªa cinco estrellas. O esa atenci¨®n. Es muy f¨¢cil caer seducido ante la hospitalidad de Alfonso Wu Wei y familia.
Poco antes del amanecer suena (suavemente) la campana que llama (libremente) a meditar en el cuarto zen (kwoon). Quienes lo deseen pueden reintegrarse al sue?o hasta la hora del desayuno, tan sorprendente por lo sano como por lo rico, basado en lo producido por la comarca. Al atardecer, nueva hora. Entre medias, cursillos de caligraf¨ªa china, de costura del kesa (manto budista), de feng shui, de taichi o chi kung, cuando no excursiones por los alrededores: paseos a la luz de la luna, caminatas por el Pisoraca, visitas al castillo de Gama... Escuchar tambi¨¦n el sonido del agua en el patio, disfrutar de la ceremonia del t¨¦, recibir un masaje Tui N¨¢, conversar sobre el budismo chan (zen), descubrir la historia personal de la familia Mu?oz/Wu Wei... Y, por supuesto, una lectura sosegada frente a la chimenea, en invierno y verano, que ah¨ª hace un fr¨ªo que pela de noche. Todo en silencio. En un silencio religioso a su manera.
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