Para comer y dejarse ver

A finales de marzo se inaugur¨® el restaurante del Museo de Imagen y Sonido de Sao Paulo. Instalado en un antiguo pabell¨®n de exposici¨®n, el Chez MIS atrae a una bella clientela dif¨ªcilmente impresionable en una ciudad con m¨¢s de 12.000 restaurantes. Puede ser un lugar para dejarse ver o el broche a una jornada cultural en un decorado con vistas al jard¨ªn del museo.

El Chez MIS ha abierto para complacer a los paulistas que adoran ver y ser vistos. Comer y, sobre todo, cenar all¨ª es estar dentro del circuito social. Muebles de dise?o, est¨¦tica neoyorkina, gente guapa y paredes de cristal con vistas al jard¨ªn. El ser el restaurante del Museo de Imagen y Sonido de Sao Paulo, le quita algo de la vacuidad que reina en este tipo de locales de clientela bonita.

Merece la pena ir, aunque sea una vez, sentarse en su enorme sof¨¢ mostaza, admirar la decoraci¨®n, cotillear el ba?o y probar las brusquettas de queso brie con pistacho y uva. La carta ofrece platos ricos, sencillos, desde pasta a hamburguesa, y c¨®cteles m¨¢s all¨¢ de la caipirinha.

Lo ideal es que la visita sea el broche a una jornada cultural un d¨ªa entre semana, porque el restaurante tiene una pega que se repite en otros locales de moda de la ciudad. El Chez MIS sigue esa filosof¨ªa de marcar precios que en Espa?a considerar¨ªamos abusivos (un trocito de tarta de queso cuesta 10 euros) y que aqu¨ª se ve recompensada con una clientela que, no solo paga, sino que espera, sin rechistar, m¨¢s de una hora para sentarse en sus mesas. Es decir, que el hecho de que est¨¦ de moda supone pagar adem¨¢s con nuestra paciencia si no elegimos bien el d¨ªa. Su web est¨¢ muy bien para copiar alguna receta.

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