Despliegue creativo en Hamburgo
El puerto alem¨¢n en un vibrante centro de tendencias, con el auditorio Herzog & De Meuron como icono cuando se abra en 2014. Un visita a Hafen City y el museo de Brahms
La segunda ciudad de Alemania tiene solo 1,8 millones de vecinos, que se mueven en un ¨¢rea tan extensa como Nueva York. O sea, que sobra verde, y agua, por todas partes. Ciudad anfibia y marinera, con el tercer puerto de Europa; lo curioso es que el mar queda a 110 kil¨®metros. Pero el r¨ªo Elba, en complicidad con el Alster, suple bien la ausencia. El traj¨ªn mar¨ªtimo est¨¢ en los genes de la ciudad, desde el Hansa medieval al auge del XIX, y le dio riqueza material (aunque no hubo sensibilidad suficiente y se destruyeron sin escr¨²pulos la catedral de Santa Mar¨ªa, en 1804, o la fachada renacentista de la Casa Inglesa, tal como cuenta R¨¹diger Safranski en su obra Schopenhauer y los a?os salvajes de la filosof¨ªa, dedicada al fil¨®sofo que vivi¨® en la ciudad parte de su ni?ez y su adolescencia). Ya en el siglo XX, por desgracia, las bombas de la ¨²ltima guerra mundial arrasaron m¨¢s de la mitad de sus edificios, y casi por completo el puerto. Parad¨®jicamente, eso ha servido para que Hamburgo, sobre todo en los ¨²ltimos a?os, se haya convertido en un laboratorio de arquitectura y vanguardia; hay planes cerrados hasta 2030. Y como es ciudad rica (con 13.000 multimillonarios, dicen), llueven las ideas art¨ªsticas, cunde el refinamiento, pero no faltan las voces alternativas y los acentos mestizos.
9.00 Especias y ultramarinos
Conviene hacerse, ante todo, con la Hamburg Card (8,90 euros un d¨ªa, 20,50 tres d¨ªas) o tomar una bici (el sistema StadtRAD brinda m¨¢s de mil bicicletas en 72 puntos, se pueden alquilar con el m¨®vil). Y enseguida dirigirse a la Speicherstadt (1), ¡°la ciudad de las especias¡± que creci¨® ladrillo a ladrillo, con cierta coqueter¨ªa, entre 1888 y 1927, en brazos o canales del Elba. La actividad en muelles y almacenes con productos de ultramar oblig¨® a crear, al fondo de ese barrio, otro dedicado a oficinas (Kontorviertel). Una de las pioneras fue la Casa Chile (2), que el arquitecto Fritz H?ger levant¨® en 1922 para un comerciante de nitratos. El macizo edificio de ladrillo negruzco es obra capital del expresionismo alem¨¢n. Uno de los frentes recuerda la proa de un barco (y algunos lo consideran eco del edificio Flatiron de Nueva York). Ahora aloja oficinas y apartamentos, restaurantes, galer¨ªas de arte y la sede local del Instituto Cervantes. Para completar la visi¨®n mar¨ªtimo-comercial se puede pasear por canales y muelles, o entrar en museos tem¨¢ticos cercanos, como el de Aduanas (3) o el Museo Mar¨ªtimo (4).
11.00 Ciudad de la utop¨ªa
La prolongaci¨®n natural de ese barrio viejo es la nueva Hafen City (5). Un proyecto colosal que arranc¨® en 2000 y no se completar¨¢ hasta 2025, o m¨¢s. Se trata de crear en antiguos terrenos portuarios una ciudad del futuro, en la que est¨¢n interviniendo arquitectos como Richard Meier o Dietmar Feichtinger. El plano de Hamburgo crecer¨¢ as¨ª hasta un 40%. Los hamburgueses ya han tomado posesi¨®n de las calles y plazas terminadas (Magellan y Marco PoloTerrassen). La ¡°guinda¡± de esta golosina urbana es la Elbphilharmonie (6), edificio a¨¦reo que se ve desde todo el barrio y est¨¢ llamado a convertirse en el icono de la ciudad. Los continuos retrasos, y las desavenencias entre promotores y constructores por el desorbitado aumento de los costes (se calcula que entre 500 y 600 millones de euros, m¨¢s del doble del presupuesto original), han aplazado la apertura hasta, previsiblemente, 2014. Es como una ola trasl¨²cida, o una gigantesca caja de m¨²sica: s¨ªntesis de dos rasgos esenciales de Hamburgo, el tr¨¢fico mar¨ªtimo y la m¨²sica.
12.00 La milla musical
La guerra destruy¨® la casa donde naciera Johannes Brahms, en Speckstrasse. Cerca de all¨ª se dispuso en 1969 un peque?o Museo Brahms (7) que no reproduce la vivienda original, sino que alberga fotos, recuerdos, partituras: un lieu de m¨¦moire. Tan exitoso que, al lado mismo, abrieron el a?o pasado otra casa dedicada a Teleman, quien pas¨® en Hamburgo los ¨²ltimos 46 a?os de su vida. Ambas casas se encuentran en la breve Peterstrasse, una de las calles m¨¢s lindas de Hamburgo. La Fundaci¨®n Carl-Toepfer quiere convertirla en la Komponistenmeile (milla de compositores) y abrir en breve otras cuatro casas dedicadas a Carl Philip Emanuel Bach (vecino que en vida fue tan estimado como su padre), a Felix Mendelssohn y a su hermana Fanny, ambos nacidos a escasas manzanas (los cr¨ªticos consideran ahora a Fanny con un talento a la altura del de su hermano) y a Gustav Mahler, director por un tiempo de la orquesta de la ciudad. La afici¨®n musical no se ci?e a lo cl¨¢sico, Hamburgo es conocida como ¡°la ciudad de los musicales¡±.
13.00 Altstadt, la ciudad vieja
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Los canales (Fleet) del Alster nos llevan al ombligo de la ciudad, all¨ª donde se encuentran el Ayuntamiento (8) neorrenacentista, las iglesias de St. Petri (9) y St. Jakobi (10) y las Alster Arkaden (11) (p¨®rticos) o el Jungfernstieg (12), el muelle-¨¢gora a orillas del Alster donde el pulso ciudadano se dispara: terrazas, paseantes, skaters, pirag¨¹istas, barcos de recreo por dos ¡°lagos¡± o represas del r¨ªo, Binnenalster y Aussenalster (Alster interior y exterior). Por all¨ª se ubican tiendas y locales elegantes, la Hauptbanhof (13) (estaci¨®n central) y la muy recomendable Kunsthalle (14), que reparte sus colecciones art¨ªsticas en tres edificios contiguos. Tambi¨¦n algunos de los mejores hoteles y restaurantes. Un sitio chic para comer: Caf¨¦ Paris (15) (Rathausstrasse, 4); en Hafen City: Carls Bistro (16) (Kaiserkai, 69) y Chilli Club (17) (Sandtorkai, 54).
16.00 Emprendedores hacia Am¨¦rica
Cada barrio hamburgu¨¦s es un mundo. Unos m¨¢s alejados, como Ballinstadt (18), aguas arriba del Elba, donde se abri¨® hace un par de a?os un fascinante ?museo? sobre los cinco millones de emigrantes alemanes que, entre 1850 y 1939, salieron de este puerto y llevaron al Nuevo Mundo inventos como la hamburguesa, los Levi¡¯s o el k¨¦tchup Heinz. Por el lado opuesto, aguas abajo del r¨ªo, Altona (19) es barrio creativo, con estaci¨®n propia de tren y museo de barrio, adem¨¢s de un precioso Ayuntamiento y casas patricias. El barrio de Sternschanze (20) (vulgo ¡°Schanze¡±), antes lleno de portugueses, est¨¢ tomado por dise?adores y gente inquieta, como el medi¨¢tico cocinero Tim M?lzer, que ha abierto en un antiguo matadero un restaurante de moda, Bullerei, y un caf¨¦, Deli, m¨¢s asequible a clientes financieramente normalitos (Lagerstrasse, 34).
20.00 Los barrios del pecado
Fronterizo con ¡°Schanze¡± y Altona, St. Pauli (21) carga con el estigma de ser el barrio rojo. Y es verdad que era alivio de marineros, cuando los barcos se demoraban d¨ªas en cargas y descargas, y sigue habiendo una calle (Herbertstrasse) con escaparates de chicas. Pero en la arteria principal, Reeperbahn, las sex shops alternan ahora con bares y restaurantes llenos de turistas que acuden en manada a consumir su raci¨®n de transgresi¨®n canalla. Otro barrio noct¨¢mbulo es St. Georg (22), cerca de la Hauptbahnhof, antes ocupado por emigrantes turcos y ahora tomado por el ambiente gay. Su eje, Lange Reihe, est¨¢ repleto de garitos y caf¨¦s, como Westerwind, donde se puede cenar bien. En St. Pauli, un lugar espectacular para cenar o tomar copas es East (Simon-von-Utrecht-Strasse, 31). Y para dormir, el nuevo Barcel¨® Hamburg (Ferdinandstrasse, 15) combina elegancia con trato personal y precios llevaderos.
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