El nuevo brillo de Tabarca
La peque?a isla alicantina remoza sus casas y abre nuevos hoteles con encanto
Tabarca, situada a unos ocho kil¨®metros de Santa Pola, vive este verano su particular revoluci¨®n urbana y econ¨®mica. La isla alicantina, en la que en invierno apenas habitan 30 personas, ya no tiene calles de arena y piedras. Las tres r¨²as de su min¨²scula trama urbana ahora est¨¢n adoquinadas y muchas casas han sido reformadas y pintadas de blanco. La iglesia, que estuvo cubierto de andamios durante d¨¦cadas, luce restaurada. ¡°Se ha hecho mucho, pero aqu¨ª todo se hace a ritmo lento¡±, admite la propietaria del restaurante Ramos que permanece abierto todo el a?o.
La oferta para pernoctar tambi¨¦n ha aumentado, acaba de reabrir sus puertas la antigua casa del Gobernador, un establecimiento con encanto, de apenas 15 habitaciones, que ahora se llama hotel boutique Tabarca (www.hotelislatabarca.com). Otra opci¨®n es el hotel La Trancada (http://www.latrancada.com), adem¨¢s de algunas pensiones o casas particulares que alquilan habitaciones.
En la peque?a isla, cuya superficie ronda las 40 hect¨¢reas y que dista de Alicante unos 22 kil¨®metros, el ritmo lo marca la llegada de las tabarqueras, los barcos de recreo que traen cada d¨ªa a centenares de turistas. Principalmente extranjeros, sobre todo este verano. En verano no faltan los restaurantes en Tabarca, tambi¨¦n conocida como isla Plana. En la playa se amontonan unos junto a otros, y dentro de la muralla de la ciudad habr¨¢ otra decena. La gastronom¨ªa es uno de los atractivos de la isla, y en especial su caldero, un guiso con gallina (pescado de roca muy sabroso y con muchas espinas), mero y otros pescados que se sirven con patatas y all i oli. Con el caldo se cocinar¨¢ un arroz a banda, que se sirve de segundo plato.
En cualquiera de los numerosos restaurantes abiertos en verano se puede probar el caldero. Por ejemplo en Ampar¨ªn? o en La Almadraba.
Los residentes de Tabarca, que viven sobre todo de la pesca y el turismo, se quejan del elevado precio del billete de los barcos tur¨ªsticos, el trayecto desde Alicante sale por 18 euros (http://www.cruceroskontiki.com/). ¡°Si son una familia numerosa con lo que pagan ya no pueden gastar mucho aqu¨ª¡±, cuenta la dependienta de una tienda de souvenirs.
Antes de atracar en el puerto de la isla, las tabarqueras se detienen unos minutos para dar de comer a los peces. Una nube de lecholas, dentones y doradas rodea la embarcaci¨®n, y los turistas aprovechan para hacer fotograf¨ªas. Una vez en la isla, lo que m¨¢s llama la atenci¨®n es su peque?o tama?o: una longitud que no llega a dos kil¨®metros, una anchura m¨¢xima de 450 metros y la ausencia de relieve (la altitud m¨¢xima son 15 metros sobre el nivel del mar).
La visita a monumentos se concentra en tres puntos: la torre de San Jos¨¦, que fue prisi¨®n en otros tiempos; el faro, que fue escuela de fareros procedentes de toda Europa, y las murallas. Carlos III mand¨® fortificar la isla para que se alojaran en ella los vecinos de la isla italiana de Tabarka, frente a la costa de T¨²nez, cuyos habitantes hab¨ªan sido capturados por los argelinos. En marzo de 1769 llegaron 69 familias de origen genov¨¦s que se instalaron en Nueva Tabarca, y todav¨ªa hoy los apellidos m¨¢s frecuentes son Russo, Parodi o Manzanaro. Recientemente el Ayuntamiento de Alicante ha inaugurado un peque?o museo sobre la historia de la isla y su riqueza marina, ubicado en la misma playa.
El encanto de Tabarca reside sobre todo en sus aguas claras y limpias, y las decenas de calas y recovecos para nadar y bucear.
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