Rodando por la costa tailandesa
Del bullicio de Bangkok a las tranquilas playas de Prachuap Khiri Khan, en la pen¨ªnsula de Malaca, con una breve incursi¨®n en la antigua Birmania
Abandono Bangkok rumbo a Malasia. Evito la populosa, tur¨ªstica y algo masificada ya costa oeste de la pen¨ªnsula de Tailandia y me decanto por la este, mucho m¨¢s tranquila. La carretera es buena y aburrida. Primero cuatro carriles, luego tres y luego dos. O sea, una autopista de verdad, con buen asfalto y conductores respetuosos. Estoy de nuevo en la civilizaci¨®n despu¨¦s de tantos meses de locura y peligros rodantes en ?frica, India y Nepal. Otra novedad, la mugre ha desaparecido por completo. Tailandia es un pa¨ªs limpio. No hay basura esparcida por los arcenes ni tampoco en las playas. Se me hab¨ªa olvidado lo que era eso.
Prachuap Khiri Khan es una deliciosa y tranquila localidad costera a no m¨¢s de 280 kil¨®metros de la capital. En el pueblo hay un monte con forma de cono y en la cima un templo budista. Todo el pa¨ªs est¨¢ surtido de templos. En la base de la colina hay monos sagrados que los visitantes alimentan. La bah¨ªa es calma. Al final hay un poblado de pescadores con coloridas barcas ancladas. El horizonte se encrespa con innumerables islotes puntiagudos que se divisan azulados en la distancia. Frente al mar encuentro un hotelito. Piden 500 bats (12 euros) por una habitaci¨®n sencilla pero limpia y c¨®moda. Todo lo que necesito.
Termino de cenar solo en el restaurante sobre una inestable mesa de m¨¢rmol. Hay mosquitos. Son la mayor incomodidad. Pido que me enciendan una de esas espirales que los ahuyenta. Me quedo observando al resto de parroquianos. Los tailandeses tienen curiosas costumbres. Todo lo beben con pajita y la cerveza la toman con hielo. La primera vez que vi semejante desatino pens¨¦ que era una broma. El camarero se me acerc¨® con una botella de apetitosa Chang, la abri¨®, la sirvi¨® y acto seguido me pregunt¨® si quer¨ªa cubitos en mi vaso. Aunque lo dijo en un ingl¨¦s medio decente tard¨¦ en entenderlo porque la frase en su contexto resultaba casi absurda.
Los hombres beben g¨¹isqui con la comida. Johnny Walker Etiqueta Roja con soda. Un grupo de trabajadores o de hombres de negocios, de gente normal y corriente, al mediod¨ªa, listos para seguir trabajando o de viaje. Sentados a la mesa, con su plato de fideos picantes, un par de botellas de soda y una de g¨¹isqui escoc¨¦s presidiendo la mesa. Se bajan la botella como quien respira. Luego pagan, se montan en el coche o se suben al andamio o se meten en la oficina o la tienda.
?rboles con oro blanco
Salgo en la moto a buscar la frontera con Birmania. Estoy en la parte m¨¢s estrecha de Tailandia y hasta la linde no tengo m¨¢s que quince kil¨®metros. Recorrerlos me ofrece una visi¨®n del pa¨ªs rural y selv¨¢tico, aunque selva aqu¨ª queda poca porque toda est¨¢ tierra es f¨¦rtil y rica. Atravieso enormes palmerales e inmensas plantaciones de caucho. La corteza de estos ¨¢rboles est¨¢ rajada y por la herida supura la savia, el l¨¢tex, que circula por una c¨¢nula y gotea en un cuenco. Es el oro blanco de Tailandia. Una de sus mayores riquezas, lo que motiv¨® la invasi¨®n japonesa durante la Segunda Guerra Mundial, ¨²nico periodo de la historia en el que el pa¨ªs ha estado colonizado.
{ "active": true, "align": "right", "code": "LOC1105", "elementType": "offerExtension", "id": 9, "latitude": 13.7234186, "longitude": 100.4762319, "name": "BANGKOK", "service": "rumbo" }
Cuando llego a la frontera me dejan pasar el primer control pero he de dejar la moto. Afortunadamente encuentro un coche, una pick up. Subido en la caja consigo cruzar la tierra de nadie y meter la pierna entre los barrotes para pisar tierra birmana. Los militares no me dejan ir m¨¢s all¨¢, pero lo hacen todo con amabilidad. Puedo filmar y nadie es descort¨¦s o agresivo. Qu¨¦ diferencia con otras muchas fronteras que he visitado. Me gusta esta gente. Incluso me localizan un muchacho en una moto con sidecar de barras desnudas para llevar carga. ?l chaval me lleva hasta la salida y ah¨ª termina mi viaje a Birmania.
Regreso por las pistas de tierra con el sol pis¨¢ndome los talones. Me detengo alguna vez para hacer tomas de v¨ªdeo. Mis ojos son los de un cazador. Detectan el lugar adecuado para el disparo o la filmaci¨®n. Esta actitud no diluye la emoci¨®n del viaje. Me gusta viajar como narrador profesional. Viajar para contarlo. Ser fot¨®grafo, escritor, camar¨®grafo y locutor de documentales hace que sea un viaje extraordinario. Es lo que construye mi emoci¨®n y lo que me permite pasar los d¨ªas solo sin sentirme solo.
Varado en la playa
La arena de la playa est¨¢ dura. La marea ha bajado y tengo varios metros de anchura y kil¨®metros de largo. Las islas est¨¢n al fondo con sus cimas puntiagudas. El sol se pone, alguna tenue nube se viste de rosa. Recorro la orilla como en ¨¦xtasis. Pero salir es siempre m¨¢s dif¨ªcil que entrar. El talud es de al menos medio metro de alto. La moto encalla. Quito las maletas y forcejeo. Lo intento una y otra vez pero soy incapaz. Es de noche cerrada. Los mosquitos revolotean en manada a mi alrededor, atra¨ªdos por la luz del faro y mi dulce sudor, que brota a chorros por el esfuerzo.
Salgo a la carretera. Necesito ayuda. Un hombre camina por el arc¨¦n. Un tipo delgado y bajito como casi todos aqu¨ª. Le pido auxilio. Se?alo la moto. Se acerca. Lo miro con algo de escepticismo. Es mucha BMW para un fulano tan enclenque. Al lado de la moto, arranco y meto segunda. Suelto el embrague poco a poco mientras empujo. ?l hace lo propio desde atr¨¢s. El bicho avanza. Mi peque?o amigo tiene la fuerza de un coloso. Siempre ocurre igual, estos hombres delgados y fibrosos que han trabajado toda su vida son titanes. Es gente real, hecha de m¨²sculo y fibra.
Cuando sacamos la moto a flote, ofrezco pagarle algo. Niega con grandes gestos, como si eso lo ofendiera. S¨¦ que no es as¨ª. S¨¦ que no iba a aceptarlo pero s¨¦ tambi¨¦n que los dos entendemos que es mi modo de manifestar agradecimiento. Cuando ¨¦l rechaza el dinero yo hago un visible gesto de gratitud, ¨¦l sonr¨ªe feliz de haberme echado un cable y yo de haber encontrado otro buen tipo en mi camino. No s¨¦ ¨¦l, pero cuando me alejo yo lo hago con el coraz¨®n henchido de una renovada fe en la humanidad, en el mundo y en lo que de ¨¦l veo desde el sill¨ªn de mi moto. El Planeta Tierra es un lugar estupendo y sus habitantes son maravillosos en su gran mayor¨ªa. S¨ª, pienso mirando las estrellas, hoy ha sido otro gran d¨ªa.
Gu¨ªa
DOCUMENTACI?N
Personal: Pasaporte con seis meses de vigencia.
Moto: Carnet du passages que expide el RACE.
DORMIR
Charly Guesthouse (Bangkok). www.charliehousethailand.com
Golden Beach Hotel (13-115 Suanson Road.A, Prachuap Khiri Khan).
{ "active": true, "code": "293916", "elementType": "offerExtension", "id": 18, "name": "BANGKOK", "service": "tripadvisor" }
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.