Bares con entradas secretas en Nueva York

?Tiene futuro un bar sin r¨®tulo en la puerta ni alg¨²n otro indicativo que revele su existencia? A muchos hosteleros la idea les parecer¨¢ disparatada y puede que respondan que esconderse del p¨²blico equivale al suicidio comercial, pero, aparentemente, en Nueva York cada vez m¨¢s bares basan su ¨¦xito precisamente en su clandestinidad. Muchos de sus clientes buscan la atm¨®sfera de los speakeasies, los bares ilegales de los a?os veinte, la era de la ley seca.

Uno de estos neospeakeasies es el bar de c¨®cteles Please Don?t Tell, (113 St. Marks Place, East Village), que significa literalmente Por Favor no lo Digas. Su tapadera es el peque?o restaurante de perritos calientes Crif Dogs que en una esquina tiene una vieja cabina de tel¨¦fonos. Si marca en la rueda el n¨²mero uno, se abrir¨¢ una puerta en la pared falsa de la cabina y una chica con unas gruesas gafas de pasta negra le dar¨¢ la bienvenida a la oscuridad del bar.

Please Don?t Tell comenz¨® a funcionar hace cuatro a?os d¨¢ndose a conocer por el boca a boca y se ha hecho tan popular que ahora es un secreto a voces. Lo aconsejable es hacer una reserva a las tres de la tarde, cuando empiezan a atender llamadas. El local es peque?o y acogedor, ideal para ir en pareja o en grupos reducidos, para una noche de mucho alcohol y confidencias.

Si no encuentra sitio en este bar y le apetece descubrir la experiencia de tomarse un c¨®ctel en un bar escondido, no se preocupe. En East Village y otras zonas de Downtown Manhattan han surgido en los ¨²ltimos a?os otros locales de este tipo. Entre ellos, The Raines Law Room (48 West 17th Street) cuya entrada es como la de un domicilio cualquiera, o La Esquina (106 Kenmare Street) escondido tras una puerta con un cartel de 'Employees Only' (Solo Empleados) y que sirve hasta 40 tipos de tequilas distintos. El hist¨®rico Chumley?s, que en los a?os 20 fue un verdadero speakeasy, permanece cerrado por obras desde 2007.

Tambi¨¦n puede preguntar en la calle por alg¨²n bar secreto cercano o buscar en gu¨ªas de internet, aunque seg¨²n dicen, algunos no se encuentran en ellas, porque sus clientes no quieren ver arruinada la experiencia de un bar ¡°verdaderamente clandestino¡±. Probablemente, gran parte del encanto de este tipo de sitios reside precisamente en esa idea de exclusividad, pero adem¨¢s, muchos creen que aqu¨ª se sirven algunos de los mejores c¨®cteles de la ciudad.

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