Rutas del lejano sureste

?En el municipio de Tabernas (3.700 habitantes), Almer¨ªa, a Harrison Ford le llaman ¡°el muchachillo ese¡±, a Steven Spielberg le dicen ¡°el hombre de barba, ese al que le gusta mucho el mel¨®n con jam¨®n¡±, cuando hablan de Briggite Bardot se refieren a ¡°una chavala escurrida, muy flaca,¡± y, en general, a los cineastas y artistas que han pasado por estas ¨¢ridas tierras almerienses ¨CDavid Lean, Sergio Leone, Clint Eastwood, Orson Welles, Mario Caiano, Alex de la Iglesia, Claudia Cardinale, Peter O¡¯Toole, Richard Burton, Alain Delon, Louis de Funes, Lee Van Cleef, Bud Spencer¡­-- se les conoce com¨²nmente como ¡°los titiriteros¡±. No en vano el desierto de Tabernas es una de las localizaciones m¨¢s filmadas de la historia del cine. All¨ª arranca la pr¨®xima semana el Almer¨ªa Western Film Festival, y aprovechamos para descubrir las riquezas, historias y leyendas de un rinc¨®n aparentemente yermo.

En los a?os sesenta, todo el glamour de Hollywood fue a darse de bruces con el salvaje este almeriense, una comarca inh¨®spita que hab¨ªa domado a sus gentes a base de hacerlas convivir con las miserias de la esterilidad, con la muerte de silicosis horadada a golpe de pico y pala en las minas, con la escasez de agua y bajo el yugo de un sol implacable. Hambre, resignaci¨®n y rezos poblaban aquel desierto.

Hoy, entre las enormes grietas de las mismas monta?as yermas se abren paso rutas cinematogr¨¢ficas, recorridos por almazaras donde se fabrican aceites de oliva virgen con acidez cero, plantas de energ¨ªa solar, perfumes que guardan aromas de las aguerridas hierbas que crecen en la zona y que luego se venden en botes caros con marcas de Par¨ªs, y un festival de cine western (11, 12 y 13 de octubre) que, mientras llega o no llega Quentin Tarantino (le han invitado para el pr¨®ximo a?o), est¨¢ naciendo a pulso con proyecciones, visitas guiadas y actuaciones (este a?o Nadia Lanfranconi, la novia de Mel Gibson, actor a quien tambi¨¦n se espera en el futuro). Esperanza e ilusi¨®n, pero tambi¨¦n recelos ancestrales pueblan este nuevo desierto.

Se trata de 12.000 hect¨¢reas enmarcadas por cuatro cadenas monta?osas que impiden que se cuele una nube (la sierra de Filabres, sierra Nevada, la de G¨¢dor y la de Alamilla). Es el ¨²nico desierto de Europa y ¡°los del cine¡±, atra¨ªdos por esos paisajes que evocaban el lejano oeste americano, entraron literalmente como elefante en cacharrer¨ªa.

Miguel Cruz (54 a?os), propietario del bar Para¨ªso (en el centro de Tabernas), donde comieron y bebieron durante meses equipos de rodaje enteros, recuerda el desfile de paquidermos que atraves¨® las calles camino de un plat¨®. Como ¡°la Lola¡± (Dolores Alc¨¢ntara, 71 a?os), la due?a de la fonda Catalu?a, donde se hospedaron muchos y donde Briggite Bardot ¡°se pon¨ªa ciega con las sopas de picadillo¡±. De aquellos tiempos todav¨ªa queda all¨ª un recuerdo vivo, recluido en una destartalada habitaci¨®n de a 10 euros la noche con olor a lej¨ªa. Es Jes¨²s Laguna (52 a?os), uno de tantos ¡°especialistas¡± que nacieron y encontraron un empleo espectacular a los pechos del spaghetti western. Est¨¢n ¨¦l y su colecci¨®n de pel¨ªculas. Sombrero negro de vaquero, cabello y tez pelirrojos, dientes gastados¡­ Su imagen fue, el a?o pasado, la del cartel de la primera edici¨®n del Western Film Festival (www.almeriawestern.es): ¡°Echo de menos aquello, creo que me he quedado un poco estancado¡±, dice quien es todo un erudito del cine abandonado a su suerte en el lejano este.

Del subconsciente de los mayores de 50 a?os se pueden rescatar los recuerdos para seguir las huellas que dejaron en esta comarca pel¨ªculas como Lawrence de Arabia, de David Lean, que supuso la creaci¨®n de ese oasis artificial que permanece en la rambla de Tabernas con sus palmeras tra¨ªdas de Jordania -donde le impidieron seguir el rodaje- y que hoy se han adaptado a estos agrestes terrenos. En el Hotel El Dorado, en Carboneras, que fue propiedad del director de fotograf¨ªa de la m¨ªtica pel¨ªcula, se puede hacer un recorrido por aquel rodaje en fotos. La Trilog¨ªa del d¨®lar de Sergio Leone (El bueno, el feo y el malo, Por un pu?ado de d¨®lares, La muerte ten¨ªa un precio), pasa por las tres localizaciones que el director italiano cre¨® al efecto, hoy convertidas en tres poblados: el Oasys (una especie de parque tem¨¢tico del Oeste, con zoo incluido pensado para el turismo m¨¢s familiar), el Fort Bravo (donde se concentran gran parte de los rodajes actualmente) y el Rancho Leone (de menor tama?o y carcomido por una pintoresca decadencia). Cada uno de estos poblados tiene su historia y sus particulares protagonistas: empresarios ambiciosos, especialistas rom¨¢nticos y supervivientes nost¨¢lgicos, pero esto por s¨ª solo da para otro western.

No todas las localizaciones se fabricaron. Leone, perfeccionista y mani¨¢tico, busc¨® parajes y poblaciones aut¨®ctonas como la de Los Albaricoques (Aguas Calientes en La muerte ten¨ªa un precio), una pedan¨ªa de Nijar donde Manuel Hern¨¢ndez Montoya (54 a?os), desde su restaurante-Hostal El Alba y con un coraz¨®n de cine, se encarga de mantener viva la memoria y de recibir a los miles de extranjeros que, como el matrimonio Baker el pasado martes, llegan buscando la era de la escena final de la pel¨ªcula, con Clint Eastwood (el cazarecompensas), Lee Van Cleef (el coronel) y Gian Mar¨ªa Volonte (el indio) bati¨¦ndose en duelo. Otros buscan aprovechan y se acercan, de paso, al Cortijo del Fraile, donde ocurrieron los hechos que inspiraron a Lorca para escribir Bodas de Sangre.

Como tantos otros, como familias enteras, la de Manuel particip¨® de figurante en aquellas producciones. ¡°Pagaban muy bien, nos arregl¨® la vida¡±, cuenta quien hoy ha conseguido que las calles de su pueblo lleven nombres como Clint Eastwood o Ennio Morricone, y que los 20 ni?os del colegio representen cada a?o una secuencia de las cintas rodadas all¨ª. Ahora pelea por conseguir que sea declarado Bien de Inter¨¦s Cultural, ¡°para protegerlo del desarrollismo¡±.

A los habitantes del lejano este no les deslumbraron tanto las estrellas de Hollywood como los d¨®lares que tra¨ªan. El cine llen¨® las despensas de muchas de esas casas encaladas con aljibes en la puerta. Y fueron los est¨®magos saciados los que eclipsaron a los grandes actores y actrices de Am¨¦rica, hasta el punto de que las fotograf¨ªas que los lugare?os conservan de aquella ¨¦poca son, en su mayor¨ªa, casuales, no buscadas.

Ha sido despu¨¦s, cuando se han rodado pel¨ªculas como Indiana Jones y la ¨²ltima cruzada,?800 balas, Los hermanos Dalton contra Lucky Luke, Conan el b¨¢rbaro¡­ ¨Cson ya m¨¢s de 500 los largometrajes registrados en este plat¨® natural, que lo mismo sirve para ver Australia, que Jordania, que Am¨¦rica o ?frica- cuando el cine se ha convertido en un reclamo tur¨ªstico de primera magnitud. Y ya hay rutas de pel¨ªcula de dos horas que, por 25 euros, atraviesan este desierto en el que, si algo ha brillado siempre, son las estrellas.

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