La fuente de aguardiente de Batumi

Ganas de un trago fuerte. En Batumi, ciudad de Georgia en la costa del Mar Negro, eso es todo lo que se necesita para degustar el tradicional chacha, algo as¨ª como un aguardiente t¨ªpicamente de aqu¨ª. La primera sensaci¨®n es de fuego. Luego la quemaz¨®n da paso a un regustillo a fruta madura.

Cuatro dispensadores vierten esta bebida de forma gratuita cada d¨ªa durante diez minutos. Cualquiera puede servirse a su gusto. Eso si, la fuente es muy popular y muchos, lejos de conformarse con un traguito, acuden botell¨®n en mano.

El mecanismo se pone en marcha a las siete de la tarde. El lugar es f¨¢cil de encontrar: en medio de las cuatro columnas dispensadoras se erige una torre de 25 metros iluminada en curiosas combinaciones de fucsia y naranja, verde lima y azul. Aunque tambi¨¦n puede uno guiarse por el olor dulz¨®n del chacha.

Uno de los objetivos de la fuente de la calle Gogebashvili es dar a conocer esta bebida entre aquellos que visitan Batumi. La ciudad ha sido durante a?os la ni?a mimada del presidente Mikhail Saakashvili, habiendo destinado importantes sumas a su reconstrucci¨®n. Hoy es uno de los principales centros tur¨ªsticos del pa¨ªs georgiano, en el que la uva es un orgullo nacional: no es para menos si se tiene en cuenta que los georgianos se jactan de haber inventado el vino all¨¢ por el a?o 6.000 antes de Cristo.

Pero si hay algo de lo que realmente se sienten orgullosos muchos georgianos es de su legendaria hospitalidad. No te sorprendas si al sentarte en una taberna la camarera se acerca con una jarra de vino o chacha: ¡°Cortes¨ªa de la mesa de al lado¡±.

Los cuatro dispensadores de la calle Gogebashvili son algo as¨ª como esas espont¨¢neas invitaciones, pero a lo grande: 12 litros de chacha se dispensan cada d¨ªa. Apurados los diez minutitos de et¨ªlica hospitalidad, los grupos de degustadores van dispers¨¢ndose. La fuente va quedando desierta y s¨®lo alg¨²n perro vagabundo, algo achispado por los alcoh¨®licos efluvios que impregnan el aire, merodea por los alrededores.

Las inmediaciones de la fuente quedan en la penumbra, vagamente iluminada, eso s¨ª, por las atrevidas combinaciones de colores que proyecta la torre. Tras el trago, no es mala idea echar a andar hacia el bulevar: caf¨¦s y locales de moda se agolpan invitando, por qu¨¦ no, a tomar un trago de algo fuerte para abrir el apetito.

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