Verde clorofila en Caracas
Vegetaci¨®n exuberante, un cielo muy azul y el tr¨¢fico m¨¢s loco posible. ¡®Souvenirs¡¯ de la revoluci¨®n bolivariana, buena comida y noche de farra. La capital venezolana, una experiencia ¨²nica
Caracas es una ciudad de contrastes, luminosa y ca¨®tica, con amplias avenidas saturadas de rascacielos, tranquilas zonas residenciales y barrios empobrecidos que se agolpan en las afueras de la ciudad. En Caracas predomina el color verde: el verde ¨®palo, el verde vegetal y el verde clorofila. La frondosidad de ese muro que es el monte ?vila proyecta sobre la ciudad el color de la esperanza, as¨ª como lo hace tambi¨¦n la vegetaci¨®n exuberante que uno encuentra en cualquier sitio de la calle, una vegetaci¨®n que se nutre de las lluvias tropicales y que no necesita del riego. Los mangos, los chaguaramos, las palmeras crecen con un vigor exultante, acompasados al ritmo del calor relajante del tr¨®pico y las lluvias propias del Caribe.
Pero si tuvi¨¦ramos que elegir un color para definir la ciudad, ser¨ªa el azul. El azul del cielo, que, pese al intenso y ca¨®tico tr¨¢fico que soportan sus calles, carece de boina de contaminaci¨®n, un cielo que refulge con una gran intensidad. Y, sobre todo, el azul de los edificios vanguardistas de la avenida de Francisco de Miranda (1), el azul metalizado con que se construyeron esos edificios en los a?os cincuenta cuando Venezuela era tierra de inmigrantes, cuando los espa?oles y los portugueses iban en busca de un futuro mejor.
8.00 Paseo matutino
Levantarse pronto y estar a las ocho de la ma?ana dando un paseo por el centro hist¨®rico (2) es algo que se puede hacer sin temor a que las calles est¨¦n vac¨ªas y los comercios cerrados. All¨ª se visita la Asamblea Nacional, el Capitolio, la plaza y la casa natal de Sim¨®n Bol¨ªvar (esquina de San Jacinto y Traposos), el libertador de Am¨¦rica Latina, el gran orgullo de la naci¨®n venezolana. Dignos de ver son tambi¨¦n la catedral neocl¨¢sica del siglo XVII y los alrededores del palacio de Miraflores, donde los militares se apostan con cara de pocos amigos y donde es f¨¢cil adquirir souvenirs de la revoluci¨®n bolivariana. No se despiste y tenga especial cuidado con los coches. Probablemente Caracas tenga uno de los tr¨¢ficos m¨¢s ca¨®ticos del mundo (los peatones tienen que ceder el paso a los coches).
11.00 Cuatro monolitos
Con la idea de hacer una especie de Campos El¨ªseos se construy¨® el paseo de los Pr¨®ceres (3). Este paseo, que tiene una distancia de m¨¢s de dos kil¨®metros de largo, es un homenaje a los padres de la patria de Venezuela, quienes consiguieron su liberaci¨®n e independencia en cuatro batallas decisivas: la de Carabobo, la de Ayacucho, la de Boyac¨¢ y la de Pichincha. Est¨¢ ubicado al sur de la ciudad, a continuaci¨®n de la Universidad Central de Venezuela (4), en la estaci¨®n de metro Los S¨ªmbolos, y est¨¢ al lado del Fuerte Tiuna (5), el complejo que alberga la Academia Militar de Venezuela, y que constituye una de las dos residencias del presidente Hugo Ch¨¢vez. La otra es el palacio de Miraflores.
Aqu¨ª es donde se celebran los imponentes desfiles militares, donde se concentran los partidarios del Gobierno y donde se conmemoran los grandes momentos de exaltaci¨®n patri¨®tica. Los fines de semana es frecuente ver a familias paseando, ciclistas, patinadores y corredores ejercit¨¢ndose en los aleda?os. El paseo de los Pr¨®ceres impresiona y sobrecoge por su amplitud y magnificencia, pero, sobre todo, por los cuatro monolitos y estatuas de m¨¢rmol blanco y negro que exaltan a los h¨¦roes que independizaron la naci¨®n.
13.00 Arepas y asado negro
A la hora del almuerzo es recomendable ir a la zona de Altamira y La Castellana, en el barrio de Chacao (6). En sus restaurantes se degustan platos t¨ªpicos venezolanos: el pabell¨®n criollo, las cachapas, las fabulosas arepas o el asado negro. Si prefiere algo m¨¢s convencional y de alta calidad son recomendables el marinero Altamar (7) (Transversal 3, entre las avenidas de Luis Roche y San Juan Bosco), donde podr¨¢ saborear el mejor casabe (pan de yuca) de Caracas o excelentes pescados por nueve euros el plato. Otra posibilidad es darse un buen atrac¨®n en El Alaz¨¢n (8) (avenida de Luis Roche; entre 5? y 6? Transversal), especializado en carnes a la brasa, acompa?adas de aceptables vinos del pa¨ªs.
Despu¨¦s de la comida podr¨¢ acercarse a La Estancia (9), una hacienda de caf¨¦ con m¨¢s de 200 a?os de historia en pleno centro de la ciudad, donde podr¨¢ ver exposiciones de dise?o industrial, dise?o gr¨¢fico o de fotograf¨ªa; descansar en la plaza de Francia (10), emblema de Chacao y uno de los lugares m¨¢s bellos de Caracas, con su obelisco, su espejo de agua y la fuente azul que se pierde en una peque?a catarata hasta la entrada del metro; o, si desea bajar la comida, puede ir al parque del Este (11), el gran pulm¨®n de la ciudad. Si lo que le apetece es tomar un buen caf¨¦ y perderse en un mundo imaginario, su lugar es el Rey David (12) (Alfredo Jahn con 4? Transversal), un sitio de delicatessen inspirado en los cuentos de los Hermanos Grimm.
Una buena pista es vagar por los laberintos de La Gran Pulper¨ªa (13), una incre¨ªble librer¨ªa de lance situada en una callejuela trasera de la zona de Sabana Grande.
16.00 Una vista a¨¦rea
Ya por la tarde, un recorrido por el monte ?vila, al que se puede acceder en telef¨¦rico o en jeep, para tener unas vistas incomparables de la ciudad a un lado y del mar al otro. All¨ª arriba, en lo alto del ?vila, coronando la ciudad, se encuentra el hotel Humboldt (14), un icono de la arquitectura venezolana de los cincuenta, proyectado por Tom¨¢s Jos¨¦ Sanabria, con un porte enga?oso, pues parece resplandecer y estar lustroso de lejos, pero a medida que uno se acerca descubre que est¨¢ arruinado. Tiene ese aire como de balneario centroeuropeo, donde las familias aristocr¨¢ticas se retiraban a pasar los veranos calurosos. Llega el momento de las compras. El Sambil (15) o el centro comercial San Ignacio (16) son los dos mejores sitios para hacer shopping: primeras marcas a precios muy asequibles. Si ir de tiendas le ha fatigado, cerca del San Ignacio encontrar¨¢ el Danubio (17), un caf¨¦ de relumbr¨®n donde, seg¨²n los lugare?os, hacen como en ning¨²n otro sitio las hallacas (carne picada y otros ingredientes recubiertos con masa de ma¨ªz).
19.30 Cena y copa
Tras una jornada intensa, uno puede relajarse eligiendo entre la amplia variedad de masajes que ofrece el hotel Caracas Palace (18), el mejor de la ciudad. Adem¨¢s, una vez acabe este placer, podr¨¢ ir directamente a cenar al Diagonal, el recomendable restaurante del hotel. Tambi¨¦n puede disfrutar con una divertida alternativa: acudir a uno de los partidos de b¨¦isbol de los Leones de Caracas, el deporte rey en Venezuela.
En cualquier caso, no se marche de la ciudad sin tomarse una copa en el 360, la lujosa terraza del hotel Altamira Suites (19), que proporciona unas vistas nocturnas de la ciudad impagables. La copa cuesta siete euros, pero el espect¨¢culo es imborrable. Muy cerca de all¨ª est¨¢n El Le¨®n, el Rosalinda o el Fizzg, donde por unos pocos bol¨ªvares le pondr¨¢n la mejor botella de whisky del pa¨ªs.
? Santiago Vel¨¢zquez es autor de la novela La extra?a ilusi¨®n (Castalia).
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