Rutas 'gourmet' por Europa
Del 'slow food', en el Piamonte italiano, al mejor chocolate belga, ocho escapadas gastron¨®micas
Conocer los or¨ªgenes del movimiento Slow Food en el Piamonte italiano; o c¨®mo empez¨® la hoy multitudinaria Oktoberfest dentro de una ruta cervecera por el sureste de Alemania. Recorrer las cuevas donde se elabora, al sur de Francia, el el queso Roquefort, o apuntarse a una excursi¨®n para recoger el hongo m¨¢s preciado del mundo: la trufa. Ocho deliciosas propuestas para una escapada gastron¨®mica por el continente europeo. Podr¨ªan ser mil, pero todo tiene l¨ªmite¡
01 Maestros del chocolate
B?LGICA
En B¨¦lgica se hace de todo con el chocolate: desde los bombones m¨¢s caros del mundo hasta un esnifador de chocolate, pasando por los pralin¨¦s m¨¢s exquisitos. Este peque?o pa¨ªs produce m¨¢s 220.000 toneladas al a?o, pero su reputaci¨®n no le viene de la cantidad, sino de la sedosa textura que consiguen sus maestros artesanos gracias a un removido constante durante el proceso de producci¨®n; tambi¨¦n por el uso de manteca de cacao pura. Los pralin¨¦s se inventaron en 1912 gracias a Jean Neuhaus, primero en idear bombones de chocolate rellenos.
Por supuesto, los belgas tienen una ruta del chocolate, que tiene su centro de gravedad en Bruselas, y concretamente en la Grand Place. All¨ª nos encontramos La Maison des Ma?tres Chocolatiers Belges, que re¨²ne a diez de los mejores artesanos chocolateros del pa¨ªs en una elegante tienda que tambi¨¦n ofrece demostraciones y degustaciones (abre todo el a?o de 10.00 a 22.00). Sin salir de la plaza tambi¨¦n se puede parar en la tienda de Pierre Marcolini, cuyas innovadoras creaciones triunfan entre los belgas m¨¢s pudientes y golosos.
La gran marca belga de chocolate es Godiva, cuya tienda en la Grand Place es una delicia s¨®lo verla (comprar es otra cosa, dado el precio de estos bombones). De Godiva, podemos ir a Chocopolis, una de las pocas tiendas de chocolate de la ciudad que hacen chocolate fresco todos los d¨ªas. Menos exclusivo es el de Pierreledent, pero la decoraci¨®n merece la pena.
Una escapada desde Bruselas a Amberes nos puede llevar a otra dulce pausa: en el Palacio Meir podremos probar los exquisitos y originales chocolates de The Chocolate Line, la tienda del maestro chocolatero Dominique Persoone que ha conseguido especialidades nuevas, como los pralin¨¦s de chili, wasabi, curry o cebolla y extravagantes dise?os, como el esnifador de chocolate especialmente creado para los Rolling Stone durante la celebraci¨®n del cumplea?os de Ronnie Wood.
02 De vinos por Portugal
En cada pa¨ªs europeo existen decenas, e incluso centenas, de rutas del vino, pero hemos escogido Portugal: queda cerca y sus caldos son muy buenos. En el pa¨ªs vecino se encuentran algunos de los vi?edos m¨¢s antiguos del mundo y logran vinos fabulosos (a precios asequibles). Cada regi¨®n tiene su propio atractivo: desde los tintos con cuerpo del Alentejo hasta el fresco vinho verde del Minho, o los famosos oportos de la ribera del Douro.
El pa¨ªs est¨¢ trufado de vi?edos y bodegas que se pueden visitar, as¨ª como bares especializados en vino de inconfundible estilo. A continuaci¨®n proponemos dos rutas enol¨®gicas y tres locales imprescindibles para disfrutar de los mejores caldos lusos.
Los vinos del sur
El Alentejo depara tintos generosos, afrutados y con mucho cuerpo. La Rota dos Vinhos do Alemtejo divide la regi¨®n en tres zonas: Serra de Sao Mamede (tintos oscuros con toques de frutas rojas), hist¨®rica (alrededores de ?vora, Estremoz, Borba y Monsaranz, con tintos suaves y blancos afrutados) y R¨ªo Guadina (blancos arom¨¢ticos y tintos fuertes). En los alrededores de Reguengos de Monsaraz, cerca de ?vora, encontramos la Heredade do Esporao, la bodega m¨¢s famosa de la zona, con vi?edos centenarios que se remontan a la ¨¦poca romana. Ofrece todo tipo de catas e incluso excursiones complementarias para observar aves o excavaciones arqueol¨®gicas en la vecina finca de Perdigoes.
Los vinos del norte
El Alto Douro despliega uno de los paisajes de vi?edos m¨¢s impresionantes del mundo, resultado de m¨¢s de dos mil a?os de producci¨®n vin¨ªcola. Las terrazas se suceden cubiertas de vi?as y las elegantes quintas del siglo XVIII salpican la zona. Muchas de ellas ofrecen alojamiento rural y visitas guiadas y sobre todo, unas magn¨ªficas vistas a los empinados vi?edos que descienden hasta el Duero.
Para explorar las quintas por cuenta propia es necesario alquilar un veh¨ªculo. Se puede partir desde Pinhao e ir haciendo parada en quintas como la de Panascal, a unos 10 minutos en coche en direcci¨®n oeste, que produce los oportos Fonseca y ofrece circuitos gratuitos con audiogu¨ªa a trav¨¦s de sus magn¨ªficos vi?edos. Otra parada puede ser la Quinta do Portal, a unos 12 kil¨®metros al norte de Pinhao, cuyos premiados vi?edos producen oportos, vino de mesa tinto y blanco y un menos conocido vino moscatel. La Quinta do Crasto es otra espl¨¦ndida propiedad de vi?as delicadamente enlazadas con vistas al r¨ªo y a las monta?as, que lleva elaborando vino desde 1615. Aceptan hu¨¦spedes pero solo entre semana y con reserva anticipada. La ruta culmina en la Quinta do Tedo, una sublime finca acotada por dos r¨ªos, el Duero y el Tabua, de propiedad norteamericana, francesa y portuguesa, y que cuenta con restaurante y bodega. Se puede recorrer en un corto circuito de 20 minutos en el que se prueban ocho excelentes vinos de mesa y un oporto en la sala de degustaciones.
La mejor selecci¨®n
Para probar los mejores vinos portugueses hay tres lugares de referencia: en Lisboa, el Wine Bar do Castelo, muy tranquilo y el mejor bar de vinos de la ciudad, situado muy cerca de la entrada del Castelo Sao Jorge (Rua Bartolomeu de Gusmao 13). En Vila Real, el Palacio de Mateus, una de las grandes obras maestras barrocas de Portugal, conocido sobre todo por las botellas de Mateus Ros¨¦, un inconfundible y peculiar Alvareihao. Sus alas de granito abrazan un patio delantero cubierto de l¨ªquenes, dominado por una recargada escalera y guardado por estatuas sobre el tejado. Es una visita tur¨ªstica imprescindible, incluyendo su vinoteca, que ofrece degustaciones de las variedades de la zona. Por ¨²ltimo, en Oporto, es visita casi obligada el Solar do Vinho do Porto (Rua de Entre-Quintas 220) una lujosa casa se?orial del siglo XIX con un jard¨ªn bien cuidado con vistas al Duero y un elegante bar donde se sirve una asombrosa variedad de oportos, adem¨¢s de refrescantes aperitivos, como port?nico (oporto blanco con t¨®nica).
03 ¡®Slow food¡¯ en el Piamonte
ITALIA
Pocas regiones del mundo tienen una oferta gastron¨®mica tan exquisita como el Piamonte italiano. Cuna del movimiento slow food, es el lugar ideal para degustar lumach¨¦ (caracoles), trufas, pasta al huevo, buenos chocolates y excelentes vinos. Adem¨¢s, Alba y Tur¨ªn son destinos indispensables para sibaritas: la primera es famosa por las trufas blancas, las avellanas, el chocolate Ferrero y los tintos Barolo y Barbaresco; la segunda es la cuna del verm¨² y el caf¨¦ Lavazza, y famosa tambi¨¦n por sus aperitivos.
De esta regi¨®n proceden creaciones culinarias como el pesto (salsa elaborada con albahaca molida, pi?ones, aceite de oliva y queso), la focaccia (pan plano cocido al horno con hierbas por encima), los grissini (finos palitos de pan horneados en Tur¨ªn desde 1679), la nutella (crema de avellanas ideada por la dinast¨ªa Ferrero en Alba en 1963), o el arborio (arroz cremoso usado para hacer risotto, originario del norte del Piamonte). Pero la mayor de sus creaciones recientes ha sido el Slow Food.
Este sello fue acu?ado en Bra durante la d¨¦cada de 1980 por un grupo de desencantados periodistas que iniciaron una cruzada contra la fuerza devastadora de la comida r¨¢pida, que amenazaba con engullir la tradici¨®n gastron¨®mica italiana. Su mantra: el placer antes que la velocidad y el sabor antes que lo pr¨¢ctico. En 2004, su fundador, Carlo Petrini cre¨® una Universidad de Ciencias Gastron¨®micas en Pollenzo con el fin de pasar el testigo a las generaciones futuras. La idea cuaj¨® y actualmente el movimiento Slow Food cuenta con 100.000 miembros en 150 pa¨ªses y ha atra¨ªdo a afiliados de renombre, como el gran supermercado turin¨¦s Eataly (ubicado en una antigua f¨¢brica rehabilitada, ofrece una selecci¨®n incre¨ªble de alimentos y bebidas de producci¨®n ecol¨®gica), o las helader¨ªas Grom, adem¨¢s de decenas de restaurantes con mucho car¨¢cter y una maravillosa lentitud.
Entre los mejores restaurantes del Piamonte acertaremos con la Oster¨ªa dei Sognatori, en Alba (Via Macrino 8b), una fonda r¨²stica fuera del circuito comercial que sirve lo que haya en la cocina y siempre es delicioso; el Sfashion, en Tur¨ªn (Via Cesare Battisti, 13), con las mejores pizzas de la ciudad, o con el Delle Antiche Contrade, en Cuneo, una antigua casa de postas del siglo XVII convertida en el taller culinario del chef ligur Luigi Taglienti, que combina el pescado de su regi¨®n natal con la carne y la pasta del Piamonte. Resultado: una estrella michel¨ªn.
04 La ruta de la trufa
ITALIA Y FRANCIA
La trufa es un arom¨¢tico champi?¨®n subterr¨¢neo, una de esas exquisiteces por las que los buenos gourmets son capaces de pagar fortunas. En Europa hay dos grandes rutas gastron¨®micas en torno a este hongo: el tour de la trufa blanca en el Bajo Piamonte italiano y el de la trufa negra en el Perigord franc¨¦s.
La primera lleva a recorrer las provincias de Alessandria, Asti y Cuneo (Coni), todas en el Bajo Piamonte. A la Tuber magnatum pico, seta m¨¢gica donde las haya, se la conoce como oro blanco y se puede encontrar tambi¨¦n en Umbria, las Marcas y la Toscana. La podemos comprar en los mercados desde octubre a primeros de enero, que es tambi¨¦n el momento ideal para salir a buscarla en compa?¨ªa de un trifulao, un buscador de trufas piamont¨¦s (se ofrecen numerosas excursiones para ello en las oficinas de turismo de la zona).
El epicentro de la trufa blanca es Asti, y el mejor momento para conocer esta ciudad el mes de septiembre, cuando se celebra el festival enogastron¨®mico Delle Sagre. Durante un fin de semana, 46 pueblos de los alrededores invaden las calles de Asti para dar a conocer un producto o un plato del que se sienten especialmente orgullosos. El domingo, 3.000 lugare?os vestidos con trajes regionales recrean una escena agr¨ªcola del siglo XIX seguidos por unas 250 carriolas que avanzan entre burros, ovejas y perros truferos...
En Asti hay, adem¨¢s, muchos restaurantes, como el Angolo del Beato, basti¨®n de la tradici¨®n culinaria piamontesa, donde se rinde culto a los mejores productos de la zona incluida la trufa.
Fuera de esta regi¨®n, en la Toscana podremos visitar otro de los templos gastron¨®micos ligados a la trufa blanca: el Mercado Nacional de San Miniato, una ciudad ubicada en lo alto de una colina, a mitad de camino entre Pisa y Florencia. Sus bosques tienen fama en toda Italia como zona trufera de primer orden y la mejor manera de disfrutarla es durante su mercado de la trufa blanca que se organiza las tres ¨²ltimas semanas de noviembre. Para la ocasi¨®n, restauradores y amantes del preciado hongo llegan desde todo el mundo para comprar provisiones, probar delicias elaboradas con ¨¦l en tiendas y restaurantes, y respirar su inconfundible aroma. De octubre a diciembre es posible tambi¨¦n unirse a una expedici¨®n trufera con Barbialla Nuovo Fattoria, una finca de agroturismo.
Si optamos por las delicias de la trufa negra, lo mejor es dirigirse a la Dordo?a francesa, a poco m¨¢s de una en coche desde Burdeos. La regi¨®n es famosa por sus productos gastron¨®micos (como el foie gras) pero lo que realmente importa es la trufa negra, la perla negra de P¨¦rigord. El arte de recogerla es un secreto bien guardado: una mezcla de suerte, buen juicio y experiencia, apoyada en perros entrenados exprofeso (a veces hasta cerdos), que ayudan en la b¨²squeda. El punto ¨¢lgido llega entre diciembre y marzo, cuando se montan mercados de trufa en la Dordo?a, incluidas Perigueux, Sarlat y sobre todo la peque?a aldea de Sorges, considerada la capital mundial de la trufa negra, a unos 23 kil¨®metros al noreste de Perigeux.
En Sorges se pueden descubrir los secretos de las trufas en su Ecomus¨¦e de la Truffe con numerosas exposiciones sobre este preciado hongo y excursiones organizadas para su recogida. La Truffe Noire de Sorges tambi¨¦n organiza circuitos truferos seguidos de catas. En el centro de la aldea se encuentra el Auberge de la Truffe, famoso en toda la regi¨®n por su restaurante, con una sensacional cocina de temporada y un men¨² enteramente a base de trufas.
05 Comer con Montalbano, en Sicilia
Quienes hayan le¨ªdo las novelas de Andrea Camillieri y su comisario Montalbano, probablemente se habr¨¢n enamorado de los paisajes sicilianos, pero sobre todo de sus sabores; esos que hacen que el comisario lo deje todo de lado para tomarse, sin prisas, unos salmonetes de roca con olor a mar, unos espagueti con cigalas, un rissoto de fruti di mari, o ese pisto que all¨ª llaman caponata, a base de berenjenas. La cocina siciliana es tambi¨¦n protagonista en las novelas de Camillieri; su mezcla de sabores dulces y especiados, personificados en la omnipresente caponata o los cl¨¢sicos bucatini con le sarde (pasta en forma de tubo hueco con sardinas, hinojo, pasas, pi?ones y miga de pan), sin olvidar pasteles, mazapanes y bollos, o los anneli, pasta enrollada rellena de ricota azucarada.
Para comer bien en Sicilia no es imprescindible entrar en un restaurante; hay aut¨¦nticas delicias en mercados y puestos callejeros como los buffitieri, peque?os tentempi¨¦s calientes para tomar sobre la marcha, o los pane e pannelle para empezar bien la ma?ana: bu?uelos de garbanzo, ideales para vegetarianos. M¨¢s tarde se deben probar las croquetas de patata, los sfincine (discos de masa de pan que se rellenan y enrollan como las cr¨ºpes) y, a media tarde, tentempi¨¦s m¨¢s contundentes como unos stigghiola (intestinos de cabra rellenos de cebolla, queso y perejil) a la barbacoa o un par de pani ca meusa (panecillos rellenos de bazo de ternera salteado). Algo menos atrevidas son las impanatas (empanadas) con todo tipo de relleno y sobre todo las arancini (alb¨®ndigas fritas de arroz), estrellas de la cocina siciliana.
Si optamos por restaurantes populares, hay que atreverse con la tradicional pasta?ncasiata, tan propia de las pel¨ªculas sobre la mafia: toda la familia se sienta alrededor de una olla con alb¨®ndigas con tomate reducido durante horas, ajo, huevo duro y la inevitable berenjena, acompa?adas por macarrones y por supuesto, todo regado con vinos con mucho cuerpo. Y para terminar dulce, muy dulce, unos canolis, unas casattas o los cuadrironi, sencillas rosquillas azucaradas que recuerdan a algunas de las pastas tradicionales espa?olas.
Se pueden degustar estas delicias en la hoster¨ªa San Cal¨®gero o en la trattoria de Enzo, a las que acostumbra ir Montalbano en la ficci¨®n, pero hay m¨¢s locales parecidos de excelente referencia:
En Palermo, la Trattor¨ªa Ai Cascinari (Via d¡¯Ossuna), recomendada por el Slow Food, con sencillas sillas de paja y manteles a cuadros.
En Taormina, la Casa Grugno, especializada en cocina siciliana moderna, est¨¢ de moda, con su terraza rodeada de plantas.
En Noto, el restaurante Il Liberty (V¨ªa Cavour 40), cocina tradicional con un toque actual.
En Trapani, la Osteria La Bottolaccia propone saborear la herencia ¨¢rabe en la cocina siciliana, con su cous cous con zuppa di mare, preparado con gran variedad de pescado y una especiada salsa de pescado con tomate, ajo y perejil.
06 Las cuevas de Roquefort
FRANCIA
Decir Roquefort es como empezar a oler a queso; probablemente, al queso m¨¢s c¨¦lebre de Francia. El nombre le viene de una poblaci¨®n situada al sur del pa¨ªs, concretamente en el coraz¨®n del Parc Natural Regional des Grands Causses, a unos 25 kil¨®metros al suroeste de Millau. Las empinadas y estrechas calles de Roquefort conducen a frescas cuevas naturales donde siete productores maduran 22.000 toneladas de roquefort al a?o (algunos ofrecen visitas).
El mayor de todos ellos es La Soci¨¦t¨¦, fundada en el a?o 1842, que produce un 70% del suministro mundial (m¨¢s de un 30% se exporta). Se pueden visitar sus cuevas en un circuito guiado de una hora que concluye con una degustaci¨®n de las tres variedades de queso que elabora la compa?¨ªa. Le Papillon o Le Vieux Berger, el m¨¢s peque?o de los principales productores de roquefort y el ¨²nico que permite ver a su personal trabajando, tambi¨¦n ofrecen tours por sus olorosas cuevas. Lo mejor de la visita a Gabriel Coulet es la tienda, pero bajo esta, el viajero puede tambi¨¦n descender a sus abovedadas cuevas surcadas de penicilina, deambular a su propio ritmo y disfrutar de un audiovisual explicativa de 10 minutos.
07 Un gran banquete griego
En Grecia y sus islas se comprueba lo mucho que comparten las diferentes gastronom¨ªas mediterr¨¢neas: buenos pescados, buen aceite, buen vino, verduras cultivadas al sol, quesos tradicionales y sobre todo, unos escenarios perfectos para poder comer o cenar al aire libre. Viajar (y comer) por el pa¨ªs heleno supone encontrar sabores conocidos con toques orientales, procedentes de su tradici¨®n otomana, pero que tampoco resultar¨¢n del todo extra?os.
Entre las mejores experiencias gastron¨®micas griegas figura tomarse un pescado local marinado contemplando la puesta de sol en Hidra o en Mikonos; probar algunos de los imaginativos platos de la cocina de Santorini o degustar las tradicionales tartas de queso y souvlaki en los puestos callejeros de Atenas; o chuparse los dedos con los dulces de influencia otomana en las pasteler¨ªas de Sal¨®nica. Grecia tiene adem¨¢s originales propuestas enol¨®gicas, como la de la regi¨®n de Peza, en Creta, fuera de los circuitos m¨¢s cl¨¢sicos.
En la capital, las posibilidades se multiplican: desde las dos estrellas Michel¨ªn de Spondi (Pironos, 5), posiblemente el mejor restaurante de Atenas, con un precioso jard¨ªn lleno de buganvillas, hasta su estupenda cocina callejera; koulouria (pan reci¨¦n hecho estilo pretzel) con ma¨ªz o casta?as asadas, tiropites (sabrosas empanadas de queso que se sirven reci¨¦n hechas en Arist¨®n -Voulis 10-, en Syntagma) o el tentempi¨¦ salado preferido por los griegos, el souvlaki. Uno de los mejores lugares para probarlo es el min¨²sculo Kostas (Plateia Agia Irin, 2), situado en una agradable plaza frente a la iglesia de Agia Irini. Despacha sabrosos souvlakis y kebabs de cerdo con una salsa de tomate especialidad de la casa.
Para postres nos iremos a Sal¨®nica. En sus zaharoplasteia (pasteler¨ªas) se comprueban los v¨ªnculos hist¨®ricos de esta ciudad con la cultura turca. Hatzis (Egnatia, 119) es una de las mejores y lleva desde 1908 elaborando irresistibles pasteles rellenos de crema con sirope, pastas con pasas, cacahuetes y crema, o los malempi mastiha, un dulce preparado con arroz y crema de leche, regado con un licor dulce de Qu¨ªos y servido con sirope de rosa. En Kokkinos Fournos (Apostolu Pavlou, 1) sirven las mejores koulourakia vanitias de Sal¨®nica, unas galletas doradas, crujientes y ligeramente dulces, perfectas para mojar el caf¨¦. Otra de las referencias locales es el Trigona Elenidis (Dimitriou Goumari), abierto en 1969, y su ¨²nico producto: los legendarios y crujientes cucuruchos rellenos de crema.
08 De ca?as por Alemania
Cervezas buenas las hay por toda Europa pero celebraciones como la Oktoberfest de M¨²nich, hay pocas (o ninguna). En Alemania se elaboran m¨¢s de 5.000 cervezas distintas a partir de la combinaci¨®n de cuatro ingredientes (malta, levadura, l¨²pulo y agua) y una tradici¨®n que se remonta a las tribus germanas y, posteriormente, a los monjes medievales.
Proponer una ruta que incluya las mejores cervezas germanas requerir¨ªa, probablemente, toda una vida: hay m¨¢s de 1.200 f¨¢bricas y once monasterios productores en Alemania. Resulta m¨¢s asequible seleccionar, por ejemplo, una visita a la Kloster Weltenburg, cerca de Kelheim, en el Danubio, al norte de M¨²nich (es la cervecer¨ªa mon¨¢stica m¨¢s antigua del mundo), y, por supuesto, una escapada a la conocida Oktoberfest
La primera conduce a Ratisbona, un enclave id¨ªlico donde la Klostershenke Weltenburg lleva elaborando su deliciosa cerveza negra desde 1050. Un aviso: los fines de semana y festivos est¨¢ hasta los topes. Lo mejor es llegar a Weltenburg en barco desde Kelheim, a unos 30 kil¨®metros al suroeste de Ratisbona, a trav¨¦s del desfiladero del Danubio, un tramo del r¨ªo muy espectacular.
Tambi¨¦n en Ratisbona est¨¢ Kneitinger, la cervecer¨ªa b¨¢vara por excelencia, que ofrece cervezas de elaboraci¨®n propia y copiosa cocina casera. En Bamberg est¨¢ la Wirtshaus zum Schienkeria, que fabrica su famosa Rauchbier. Esta cervecer¨ªa, abierta recientemente, sirve un magn¨ªfico desayuno Wisswurt, salchicha de ternera ali?ada con perejil y servida con un gran Pretzel reci¨¦n horneado y una Wissbier. El visitante se puede sentar al lado de su jarra y o¨ªr c¨®mo fermenta la cerveza.
La segunda cita propuesta, la Oktoberfest, comenz¨® como un elaborado brindis nupcial: en octubre de 1819 el futuro rey Luis I de Baviera se cas¨® con la princesa Teresa. Para el banquete se organiz¨® una gran fiesta a las puertas de la ciudad que finaliz¨® con una carrera de caballos. Al a?o siguiente los s¨²bditos de Luis, aficionados al jolgorio, volvieron a por m¨¢s. El festival se extendi¨® y, para esquivar el fr¨ªo del oto?o, se traslad¨® a septiembre. Con el paso de los a?os se eliminaron las carreras de caballos y, en ocasiones, la fiesta tuvo que cancelarse, pero la instituci¨®n llamada Oktoberfest hab¨ªa llegado para quedarse.
Dos siglos m¨¢s tarde, esta cita anual dura 16 d¨ªas y atrae a unos seis millones de visitantes. Se elabora una cerveza especial (negra y fuerte) para la ocasi¨®n y en el prado Theresienwiese se erige una peque?a ciudad, con puestos de cerveza, diversiones y cabalgatas.
Fuera de temporada, en M¨²nich hay que visitar la Hofbr?uhaus (Am Platzl, 9), la cervecer¨ªa m¨¢s famosa de Baviera, y tambi¨¦n la m¨¢s tur¨ªstica. Mucho m¨¢s aut¨¦ntica son Jodlerwirt (Altenhofstrasse, 4) o la Agustiner-Grossgastst?tte (Nieuhauser Strasse 27), cl¨¢sica cervecer¨ªa muniquesa con patios y trofeos de caza en las paredes.
Estas experiencias y otras muchas ideas y direcciones para viajes gastron¨®micos se pueden consultar en las gu¨ªas de Alemania, Grecia, Francia, Italia, Sicilia y B¨¦lgica de Lonely Planet (GeoPlaneta).
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