Y la ruta ¡®hippie¡¯ se hizo gu¨ªa
El ¡®Hippie Trail¡¯, popular viaje inici¨¢tico entre los j¨®venes europeos en los a?os 60, inspir¨® la primera Lonely Planet hace 40 a?os
A principios de la d¨¦cada de los setenta se respiraban aires de libertad en la vieja Europa y muchos j¨®venes comenzaron a viajar por todo el mundo. Uno de los grandes viajes inici¨¢ticos era la llamada ruta hippie (The Hippie trail), que les llevaba hasta Asia Central y la India en busca de aventuras, sexo, gur¨²s y drogas. Durante d¨¦cadas fue un recorrido m¨ªtico.
La ruta hippie fue tambi¨¦n el origen de las gu¨ªas Lonely Planet: la primera de todas, publicada hace exactamente cuarenta a?os (Across Asia on the Cheap) cubr¨ªa este periplo. Maureen y Tony Wheeler, fundadores de Lonely Planet, se conocieron por causalidad en el banco de un parque de Londres. Se casaron un a?o m¨¢s tarde y en 1972 decidieron emprender un gran viaje con un presupuesto m¨ªnimo y un coche de segunda mano. Su plan era cruzar Europa y Asia, con la intenci¨®n de llegar a Australia siguiendo la ruta cl¨¢sica de los viajeros hippies de su generaci¨®n.
En Londres, Tony y Maureen compraron por 65 libras una destartalada furgoneta con la que llegaron a Kabul a trav¨¦s de los Balcanes, Turqu¨ªa, Pakist¨¢n e Ir¨¢n. Vendieron el veh¨ªculo en Afganist¨¢n y siguieron adelante durante otros nueve meses en autobuses cargados de pollos, trenes y camiones que paraban haciendo autostop. India, Nepal, Tailandia, Malasia e Indonesia¡ Los ¨²ltimos d¨®lares se los gastaron en el avi¨®n que los llev¨® a Sydney, donde aterrizaron exactamente con 27 centavos en su bolsillo.
En aquellos tiempos sin internet, tel¨¦fonos m¨®viles o tarjetas de cr¨¦dito, Tampoco hab¨ªa gu¨ªas de viaje. Los trotamundos emprend¨ªan el camino sin informaci¨®n previa y a lo largo de la ruta se iban transmitiendo la informaci¨®n de boca en boca: visados, d¨®nde dormir, qu¨¦ carreteras estaban cortadas, los mejores restaurantes o en qu¨¦ pueblos te acog¨ªan mejor.
Cuando los Wheller terminaron su ruta se pasaron meses contando su viaje a viajeros y amigos. Cansados de dar consejos, decidieron escribir Atravesar Asia con poco dinero (Across Asia on the Cheap), una gu¨ªa llena de consejos pr¨¢cticos que no aparec¨ªan en las gu¨ªas convencionales. Editaron de forma artesanal 1.500 ejemplares que se agotaron en una semana y en un mes consiguieron vender 15.000 copias. Con las ganancias se pusieron de nuevo en marcha por el Sudeste Asi¨¢tico y contaron este viaje en otra gu¨ªa, El Sudeste asi¨¢tico para presupuestos reducidos¡± (South-East Asia on a Shoestring), que fue un ¨¦xito sin precedentes: se vendieron 800.000 ejemplares y sus admiradores la bautizaron como la Biblia amarilla, por el color de sus cubiertas (todav¨ªa hoy se reedita en fasc¨ªmil con la portada original).
Los Wheeller continuaron viajando y las gu¨ªas Lonely Planet han seguido edit¨¢ndose en todo el mundo, pero el camino hippie cl¨¢sico lleg¨® a su fin en 1979, cuando la revoluci¨®n isl¨¢mica en Ir¨¢n y la invasi¨®n rusa de Afganist¨¢n cerraron el camino por tierra a los viajeros occidentales. L¨ªbano estaba en medio de una guerra civil y las tensiones en Cachemira volvieron menos atractivo el viaje por esta zona. Incluso Nepal finalmente perdi¨® su paz y tranquilidad. Actualmente, la ruta hippie est¨¢ viviendo un nuevo auge gracias a los vuelos de bajo coste y las mayores facilidades para viajar.
La ruta b¨¢sica
Para los hippies de los sesenta y setenta lo m¨¢s importante del viaje era desvincularse de la sociedad burguesa, probar drogas y pas¨¢rselo bien. El camino desde Europa hasta el sur de Asia a trav¨¦s de Pakist¨¢n, Afganist¨¢n, la India, Nepal, Turqu¨ªa e Ir¨¢n resultaba perfecto: era barato (a base de autostop, tren y autob¨²s) y los llevaba lo m¨¢s lejos posible de la nefasta sociedad capitalista occidental. Adem¨¢s, estos remotos pa¨ªses ten¨ªan un halo de misterio irresistible para quienes buscaban a la vez la iluminaci¨®n espiritual y la diversi¨®n.
El punto de partida sol¨ªan ser las ciudades europeas del amor libre y la droga: Londres y ?msterdam. Desde all¨ª la ruta ideal cruzaba Europa por Yugoslavia, Bulgaria o Grecia hasta Estambul. A partir de ese punto hab¨ªa varias opciones para seguir viaje, aunque la m¨¢s habitual pasaba por Ankara, Teher¨¢n y Kabul, saliendo de Afganist¨¢n por el paso de Khyber hacia Peshawar y Lahore, en Pakist¨¢n, y desde all¨ª continuar hacia Cachemira, Delhi y Goa, en la India.
Paz y amor en la playa
La ruta hippie era larga y, antes de perderse en parajes orientales, los viajeros hac¨ªan algunas paradas para tomar fuerzas y ambientarse. Hubo tres playas mediterr¨¢neas de referencia en aquellos a?os, que todav¨ªa conservan parte de la distendida atm¨®sfera de libertad del flower power: Paradise, en Mikonos (Grecia); Matala, en Creta y Asilah (Dahab) en el Mar Rojo egipcio.
Paradise era famosa en los a?os 60 por su mezcla de amor libre y desmadre. Ahora ya no hay hippies, pero los mochileros de todo el mundo han ocupado su lugar. Un ambiente similar flota en la playa de Matala, a unos 11 kil¨®metros al suroeste de Festos, en Creta; durante aquella d¨¦cada fue la capital de los hippies, venidos de todo el mundo: dorm¨ªan en las cuevas que dominan el mar, sin importarles que originariamente hubieran servido como tumbas romanas en el siglo I despu¨¦s de Cristo. Hoy, Matala sigue atrayendo a los viajeros m¨¢s afines al ideal hippy, pero es un lugar bastante m¨¢s civilizado, convertido en un centro vacacional sin pretensiones. La playa sigue siendo preciosa y est¨¢ abarrotada desde abril hasta finales de octubre; despu¨¦s se queda desierta y el pueblo de Matala se sume en un letargo invernal.
El tercer arenal m¨ªtico, Asilah, en Dahab (Egipto), fue una cita habitual de los viajeros hippies antes de adentrarse en Oriente Pr¨®ximo. Una especie de Goa junto al Mar Rojo que todav¨ªa conserva su ambiente bedu¨ªno para los mochileros que acuden a bucear en la zona. Dahab, rodeado por las monta?as de granito dorado del Sina¨ª y magn¨ªficos fondos submarinos, est¨¢ a unos 100 kil¨®metros de la moderna y tur¨ªstica Sharm El Sheikh.
Pudding Shop
Ning¨²n viajero pasa por Estambul sin detenerse. El gran Bazar, Santa Sof¨ªa, la Mezquita Azul, el Palacio de Topkapi, los caf¨¦s, el B¨®sforo¡ Todo sigue teniendo un aire ex¨®tico irresistible. En los sesenta y los setenta, cuando la ciudad era una especie de punto intermedio entre Europa y los ex¨®ticos destinos asi¨¢ticos, hab¨ªa una parada imprescindible frente al Hip¨®dromo bizantino: el Lale Restaurant.
Conocido como The Pudding Shop, fue el restaurante m¨¢s famoso de la ruta desde Estambul a Katmand¨²: era el punto de encuentro de los viajeros y tambi¨¦n, en cierto modo, una agencia de viajes: aqu¨ª se dejaban mensajes clavados en las paredes para buscar transporte hacia Goa, o un compa?ero de viaje, o un buen sitio para dormir. Y como muchos de los viajeros no recordaban el nombre de esta teter¨ªa, pero s¨ª la amplia selecci¨®n de pudings que ofrec¨ªa, acab¨® siendo conocida como la tienda de los puddings. Hoy contin¨²an acudiendo, como en peregrinaci¨®n, los mochileros herederos de aquella ruta hippie. Los propietarios son los mismos pero se ha convertido en un self-service con wifi y aire acondicionado. Las paredes siguen cubiertas de recortes de peri¨®dicos de la ¨¦poca.
La calle de los raros
Katmand¨², la capital de Nepal, se puso de moda cuando se propagaron entre los j¨®venes los ideales hippies (paz, amor, Woodstock o el cannabis), y la c¨¦ntrica calle Jochhen Tole se convirti¨® en una especie de gueto: muchos de los viajeros en ruta pasaban largas temporadas en la ciudad y, por eso, Jochhen Tole pas¨® a ser conocida como la calle de los raros (Freak Street).
En su apogeo, a principios de 1970, aqu¨ª estaban los hoteles baratos, los restaurantes pintorescos, las tiendas que vend¨ªan pasteles de hach¨ªs, los bares donde sonaban The Doors y Janis Joplin a todo volumen y, naturalmente, los melenudos freaks extranjeros que daban nombre a la calle. Junto con Bodhnath y Swayambhunath, Freak St. era un im¨¢n para todos aquellos que buscaban la iluminaci¨®n, drogas baratas y un lugar donde romper las normas establecidas.
Poco queda ya de aquel esplendor hippy; apenas un par de tiendas. Ha vuelto a ser m¨¢s conocida por su nombre real, Jochne, y ahora los mochileros se concentran en el ruidoso barrio de Thamel, pero como Freak Street est¨¢ en el centro de la ciudad, a dos pasos de la monumental Durbar Square, algunos todav¨ªa se alojan en ella. Sigue teniendo hoteles y restaurantes econ¨®micos, y conserva, pese a todo, un d¨¦bil eco de aquellos dulces d¨ªas en los que parec¨ªa que el mundo de verdad estaba cambiando.
Una dosis de espiritualidad
Antes de los hippies, a Pokhara, un rinc¨®n de Nepal a orillas de un lago y bajo la cordillera del Annapurna, s¨®lo hab¨ªa llegado alg¨²n explorador perdido. Pero en la d¨¦cada de los setenta comenzaron a recalar j¨®venes europeos que se enamoraban r¨¢pidamente de su ambiente apacible y la abundancia de marihuana. Era el punto de llegada ideal de la ruta por el sur de Asia. M¨¢s tarde se convirti¨® en un popular centro tur¨ªstico de monta?a, con muchos hoteles y tiendas, hasta que el conflicto mao¨ªsta lo sumi¨® en un letargo de d¨¦cadas. En los ¨²ltimos a?os ha recuperado la normalidad y la afluencia tur¨ªstica.
En Pokhara los viajeros encontraban (y encuentran) la espiritualidad en sus templos tibetanos y la paz en sus monta?as. Hoy contin¨²a siendo un lugar privilegiado, junto a un profundo y verde lago, entre bosques de monta?a y con las relucientes cumbres del Himalaya como tel¨®n de fondo. Es como una versi¨®n tranquila de Tahmel (la calle de los mochileros de Katmand¨²), con aire puro de monta?a en lugar de tr¨¢fico y poluci¨®n, y botes de remos en lugar de motos.
Fiesta en Anjuna
Goa era para muchos viajeros el fin de viaje. Concretamente, la aldea de Anjuna, donde antes de que se levantaran hoteles para el turismo masivo (en la d¨¦cada de los 80), los trotamundos hippies alquilaron casas durante a?os.
Los vuelos de bajo coste han hecho de Goa uno de los grandes destinos tur¨ªsticos de Asia, pero todav¨ªa es posible encontrar ese algo especial que llev¨® a miles de hippies y mochileros a cruzar medio mundo para llegar hasta este rinc¨®n de India.
Anjuna no es la playa m¨¢s bonita, pero s¨ª una de las m¨¢s coloridas. Suele estar abarrotada en invierno, la mejor temporada para visitar la regi¨®n. Las olas, fuertes y espumosas, dan una enorme espectacularidad, y aunque no es muy recomendable nadar hay centros de buceo que organizan inmersiones para ver tiburones, peces le¨®n, barracudas o tortugas.
Lo mejor de Anjuna siguen siendo sus fiestas, organizadas normalmente en noches de luna llena. Hoy, como hace cuarenta a?os, miles de viajeros de todo el mundo se dan cita en una noche loca de m¨²sica en directo y, a veces, con bastantes excesos. El recuerdo de los hippies est¨¢ presente en el mercadillo de los mi¨¦rcoles: joyas, artesan¨ªa tibetana o india, encantadores de serpientes, magos, paseos en elefante, sesiones de yoga, tatuadores, masajes ayurv¨¦dicos¡ Anjuna es un lugar perfecto para mirar, divertirse, o sencillamente, tomar el sol y sentir c¨®mo pasa la vida.
La ruta completa, hoy
Actualmente no es posible hacer la ruta como la hicieron los Wheeler, pero s¨ª se puede completar con algunas lecturas:
Un invierno en Kandahar: Afganist¨¢n, cuadernos de viaje, de Ana M. Briongos. La experiencia de una joven aventurera en Afganist¨¢n entre 1969 y 1973 con grupos hippies de Kandahar, y su periplo por diferentes zonas del pa¨ªs.
Anochece en Katmand¨²: un viaje a Oriente tras los pasos del sue?o 'hippy', de Chema Rodr¨ªguez. Entretenido relato sobre unos personajes que intentan recuperar el tiempo perdido y realizar sus sue?os juveniles.
Across Asia on the Cheap, de Tony y Maureen Wheeler. La primera gu¨ªa de Lonely Planet, dif¨ªcil de encontrar, es una lectura muy amena por la jerga hippy y el fervor juvenil del texto.
Once While Travelling: The Lonely Planet Story, de Tony y Maureen Wheeler. Esta autobiograf¨ªa conjunta, publicada en 2005, cuenta en detalle el viaje por tierra que gener¨® esta primera gu¨ªa de viajes.
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