Rodando por Francia

Lille. Este antiguo centro industrial se ha reinventado como ciudad de compras, arte y cultura. Tres grandes museos son raz¨®n suficiente para detenerse: el Palais des Beaux Arts, con maestros cl¨¢sicos como Rubens o Manet; el m¨¢s alternativo Mus¨¦e d'Art Moderne Lille-M¨¦tropole, con obras de Braque, Calder, L¨¦ger, Mir¨®, Modigliani y Picasso, y la Piscine Mus¨¦e d'Art et d'Industrie, una piscina art d¨¦co reconvertida en galer¨ªa de arte vanguardista.

Lens. A 37 kil¨®metros al sur de Lille, esta antigua ciudad minera sale de la depresi¨®n gracias al nuevo museo de arte Louvre-Lens que, desde 2012, nos descubre aut¨¦nticos tesoros procedentes del Louvre. Una sucursal del museo parisino que est¨¢ siendo clave en la regeneraci¨®n de Lille.

Reims. A su famosa catedral g¨®tica y su tradici¨®n ligada al champ¨¢n, se suma la visita al magn¨ªfico Mus¨¦e des Beaux-Arts , instalado en una abad¨ªa del siglo XVIII. Guarda una colecci¨®n de 27 obras de Corot, retratos de renacentistas alemanes, paisajes de la Escuela de Barbizon, obras de Monet, Gauguin, Pissarro y, sobre todo, la famosa Muerte de Marat, de Jacques-Louis David.

Metz. Desde 1910 es parada obligada para amantes del arte contempor¨¢neo. El futurista Centre Pompidou-Metz es, probablemente, el museo m¨¢s descarado del pa¨ªs. La visita se completa con la Cath¨¦drale St-?tienne y sus caleidosc¨®picas vidrieras, conocidas como la linterna de Dios, obra de Marc Chagall.

Nancy. Elegante y refinada, la cuna del art nouveau gira en torno a la Place Stanislas, declarada Patrimonio mundial y dise?ada por Emmanuel H¨¦r¨¦ a mediados del XVIII. Adornada con fuentes y estaturas rococ¨®, est¨¢ rodeada de edificios representativos: el H?tel de Ville, la Op¨¦ra National de Lorraine o el Mus¨¦e des Beaux-Arts. En la Grande Rue, el palacio de los duques de Lorena es ahora el Mus¨¦e Lorrain de Bellas Artes, y a dos kil¨®metros del centro una tercera visita: el Mus¨¦e de l'?cole de Nancy.

Baccarat. El nombre de esta ciudad es sin¨®nimo de cristal y de las sofisticadas piezas que llenaron las mansiones y castillos de toda la Europa del siglo XVIII. Se pueden contemplar en el Museo Baccarat (www.baccarat.fr) o en la tienda de enfrente, igualmente impresionante. Cruzando el r¨ªo Meurthe est¨¢ la ?glise St-R¨¦my (1950), cuya austera fachada oculta un brillante interior: 20.000 paneles de cristal de Baccarat.

Estrasburgo. El casco antiguo, la Grande ?le, es Patrimonio mundial, as¨ª como la Petite France, la zona de los canales. Los amantes del arte pueden culminar esta ruta en el Museo de Arte Moderno y Contempor¨¢neo, un cubo de cristal y acero con piezas extraordinarias; desde Kandinsky, Picasso, Magritte y Monet, a las obras del artista abstracto Hans Jean Arp, nacido en Estrasburgo.

Giverny. Lugar de peregrinaje para los amantes del impresionismo. En este peque?o pueblo vivi¨® Monet desde 1883 hasta su muerte en 1926, en una casa rodeada de floridos jardines. La casa, de color rosa pastel, y el estudio de los nen¨²fares se hallan en la periferia del jard¨ªn Clos Normand, junto con sus parterres sim¨¦tricos llenos de flores.

Rouen. Muchos pintores se han inspirado en el barrio medieval de esta ciudad y en su imponente catedral g¨®tica; son c¨¦lebres los estudios de la catedral de Monet, expuestos en el Museo de Bellas Artes. La oficina de turismo ofrece clases de arte gratis para crear nuestro propio cuadro en la misma sala en la que Monet pint¨® su serie. Pero hay m¨¢s arte: la abad¨ªa g¨®tica de St-Ouen o dos ejemplos del g¨®tico flam¨ªgero, la iglesia de St.Maclou y el Palacio de Justicia.

Dieppe. Un pueblo de pescadores envuelto por acantilados calizos que invita a pasear por su paseo mar¨ªtimo. Por encima de la ciudad, en el cortado oeste, se alza el imponente Ch?teau-mus¨¦e, del siglo XV. Tambi¨¦n podemos acercarnos a Pourville, pueblo costero inmortalizado por Monet.

St-Valery en Caux. La Costa de Alabastro, que se extiende desde Dieppe hasta ?tretat con sus alt¨ªsimos acantilados blancos, es una maravilla geol¨®gica que ha cautivado a toda una generaci¨®n de impresionistas, incluido Monet. Resulta dif¨ªcil no quedar seducidos ante el puerto y la playa de St-Valery en Caux.

F¨¦camp. Despu¨¦s de conducir por la C?te d'Alb?tre, se puede tomar una copa de B¨¦n¨¦dictine en el Palais de la B¨¦n¨¦dictine, una f¨¢brica de 1900 donde se elabora todo el licor de esta marca.

?tretat. Una de las ciudades m¨¢s bellas de Normand¨ªa, respaldada por sus sobrecogedores acantilados: el Falaise d'Aval al suroeste y el Falaise d'Amont al noroeste. Una vez arriba cuesta creer que la panor¨¢mica sea real. Por algo se convirti¨® en uno de los paisajes favoritos de muchos pintores, sobre todo de Monet, quien pint¨® m¨¢s de 80 cuadros del lugar.

Le Havre. Aqu¨ª fue donde Monet pint¨® en 1873 el paisaje marino que defini¨® el impresionismo: Impresi¨®n, sol naciente. El fant¨¢stico Mus¨¦e d'Art Moderne Andr¨¦ Malraux cuenta con la mejor colecci¨®n impresionista de Francia fuera de Par¨ªs: Monet, Eug¨¨ne Boudin y Camille Corot, entre otros. Al norte del centro se halla el barrio residencial de Ste-Adresse, otro de los lugares favoritos de Monet.

Honfleur. Otro puerto delicioso, sobre todo el Vieux Bassin (puerto viejo), desde donde los exploradores part¨ªan hacia el Nuevo Mundo. Su laber¨ªntico entramado de calles adoquinadas llenas de flores y casas de madera y piedra, ha inspirado a muchos pintores, como Eug¨¨ne Boudin, un impresionista temprano nacido en esta ciudad en 1824. Sus obras se muestran en el Mus¨¦e Eug¨¨ne Boudin.

Deauville-Trouville. Estas dos ciudades, unidas por un puente, pero completamente diferentes, marcan el final de la ruta. Deauville es exclusiva, cara y atrevida: hoteles de lujo, jardines impecables y m¨¢s famoso festival de cine americano. Trouville es mucho m¨¢s mundano. Durante el XIX era frecuentado por escritores y pintores, y Monet pas¨® all¨ª su luna de miel en 1870. Lo mejor es su pintoresco puerto y su playa resguardada por ricas mansiones.

Les-Eyzies-de-Tayac. Desde este peque?o y tur¨ªstico pueblo del valle del V¨¦z¨¦re se puede acceder c¨®modamente a casi todas las cuevas en una media hora de coche. Aqu¨ª est¨¢ tambi¨¦n el Museo Nacional de Prehistoria, una buena y r¨¢pida introducci¨®n al arte de las cavernas.

Grotte de Font de Gaume. Est¨¢ cueva, a un kil¨®metro al noroeste de Les-Eyzies, contiene las ¨²nicas pinturas multicolores a¨²n accesibles para el p¨²blico. Hace 14.000 a?os los artistas prehist¨®ricos crearon una galer¨ªa con m¨¢s de 230 animales, incluidos renos, caballos, mamuts y osos, adem¨¢s de una espectacular capilla de los bisontes.

Grotte des Combarelles. Cercana a la Font de Gaume, esta estrecha caverna est¨¢ decorada con grabados que aprovechan los contornos naturales de las rocas para esculpir formas de animales: mamuts, caballos, renos y un puma que parece estar a punto de saltar de la roca. Los muros de la cueva se hallan cubiertos de s¨ªmbolos geom¨¦tricos y formas que escapan a la interpretaci¨®n.

Abri du Cap Blanc. Esta antigua galer¨ªa de esculturas se parece a Combarelles. Los croma?ones la usaban hace 14.000 a?os como refugio natural y realizaron un espectacular friso de 40 metros con bisontes y caballos en el fondo de la cueva, usando herramientas de s¨ªlex. Originalmente la cueva quedaba abierta a la intemperie, pero ahora est¨¢ protegida dentro de un moderno museo.

Grotte de Rouffignac. Desde Les-Eyzies, conviene madrugar para visitar esta sorprendente gruta, tambi¨¦n conocida como "la cueva de los 1.000 mamuts" por la gran cantidad de estos animales pintados en su interior, y repartidos a lo largo de los diez kil¨®metros de muros subterr¨¢neos. La visita se realiza a bordo de un trenecito el¨¦ctrico.

Le Thot y Lascaux. Y para el final de la ruta, dos joyas prehist¨®ricas. En Le Thot se pueden ver algunos de los animales representados por los artistas rupestres (renos, ciervos, cabras montesas y bisontes europeos). Lascaux, "la Capilla Sixtina" del arte rupestre franc¨¦s, cuenta con las pinturas m¨¢s famosas y bellas del pa¨ªs: 600 animales trazados en intensos tonos rojos, negros, amarillos y marrones que incluye renos, uros, mamuts y caballos, adem¨¢s de un toro de 5,5 metros de largo, la mayor pintura rupestre jam¨¢s hallada. La cueva original est¨¢ cerrada al p¨²blico desde 1963, pero se cre¨® una fidedigna r¨¦plica en las inmediaciones.

Vulcania. Este parque tem¨¢tico, 15 kil¨®metros al oeste de Clermont-Ferrand, es la mejor forma de comenzar este viaje entre volcanes. Obra de dos ge¨®logos franceses, incluye una din¨¢mica pel¨ªcula en 3D, El despertar de los gigantes de la Auvernia, que muestra erupciones volc¨¢nicas acompa?adas de r¨¢fagas de aire y salpicaduras de agua.

Puy de D?me. Este cono volc¨¢nico sim¨¦trico de 1464 metros de altura ya era un punto de referencia antes de que los romanos construyeran, en el siglo I, un templo dedicado a Mercurio en la cumbre. Se puede subir a la cima en 45 minutos por el Chemin des Muletiers (el antiguo camino romano) o en el tren cremallera Panoramique des D?mes. Arriba aguarda una panor¨¢mica de la Cha?ne des Puys, una cadena de 40 kil¨®metros de conos de escoria extintos. Adem¨¢s, desde la cima se puede volar en parapente.

Orcival. Un lugar de esos pueblos de postal, con verdes colinas, arroyos caudalosos y una bonita iglesia rom¨¢nica que guarda una de las famosas v¨ªrgenes negras t¨ªpicas de la regi¨®n. Si lo visitamos un s¨¢bado por la ma?ana encontraremos un animado mercado en la plaza principal. En verano se puede visitar tambi¨¦n el elegante Ch?teau de Cord¨¨s, obra de Le N?tre, el paisajista que cre¨® los jardines de Versalles.

Col de Gu¨¦ry. Este puerto de monta?a pasa junto al lago m¨¢s alto de la Auvernia. Es una pista en bucle de 7 kil¨®metros con vistas a las fuentes del r¨ªo Dordogne.

Le Mont-Dore. Este balneario rodeado de altas cumbres es una buena base para explorar el parque natural de los Volcanes de Auvernia. Un telef¨¦rico lleva hasta los pies del Puy de Sancy (1885 m), el volc¨¢n m¨¢s alto de Francia, y, al otro lado del pueblo, un funicular de finales del XIX asciende hasta el Salon du Capucin, meseta desde donde partes numerosas rutas senderistas.

St-Nectaire. Este pueblo, una de las capitales de los l¨¢cteos de la Auvernia, cuenta con una iglesia rom¨¢nica del siglo XII y, a tres kil¨®metros por la D150, con La Ferme Bellonte, una granja donde se puede visitar las cuevas, elaborar queso o ver c¨®mo se orde?a a las vacas.

Besse-en-Chandesse. Bonito pueblo de monta?a con casitas de ladrillos de basalto, callejuelas adoquinadas y un precioso campanario. Los excursionistas pueden recorrer las pistas que rodean el Lac Pavin, un lago volc¨¢nico a seis kil¨®metros del pueblo.

Puy Mary. El vertiginoso puerto de monta?a de Pas de Peyrol (1.589 m) es tan angosto que apenas se puede aparcar el coche. Se encuentra en la base del Puy Mary (1.787m), pico caracter¨ªstico debido a su forma piramidal. Una pista con escaleras en los tramos m¨¢s escarpados lleva hasta la cumbre (1 hora, ida y vuelta).

Salers. En este bonito y tranquilo pueblo, donde se produce un famoso queso, disfrutaremos entre edificios de piedra del siglo XVI, vistas del Puy Mary y una pintoresca plaza central. All¨ª est¨¢ La Maison de la Ronade, una casa de t¨¦ con un sal¨®n del siglo XV en el que se sirven hasta 120 infusiones diferentes.

Pau. Destinos predilecto de los ricos brit¨¢nicos y americanos en el XIX, quienes levantaron elegantes villas aprovechando su clima suave (encontraremos palmeras en plenos Pirineos), su principal atracci¨®n es el castillo, construido por los reyes de Navarra y transformado en una fortaleza renacentista en el XVI, as¨ª como el min¨²sculo casco antiguo medieval y renacentista en torno a ¨¦l.

Vall¨¦e d'Aspe. Desde Pau, la excursi¨®n perfecta es el r¨ªo Aspe: paisajes pirenaicos, bellos pueblecitos como Sarrance, Borc¨¦ o Etsaut y, al final del valle, el Col du Somport (1.631 m), donde un t¨²nel de 8 kil¨®metros atraviesa la frontera hispano-francesa.

Vall¨¦e d'Ossau. Este valle, paralelo al del Aspe, sigue el curso del r¨ªo Ossau durante 60 kil¨®metros. La primera parte, hasta Laruns, es amplia, verde y buc¨®lica, pero, hacia el sur, las monta?as empiezan a cerrarse hasta abrirse de nuevo cerca de Gabas. A medio camino entre Arudy y Laruns se pueden observar algunos de los ¨²ltimos buitres leonados en la Falaise aux Vautours.

St-Savin. Este cl¨¢sico pueblo pirenaico, con callejones adoquinados, tranquilos caf¨¦s y casas con entramado de madera, cuenta con uno de los hoteles-restaurantes m¨¢s famosos de los Pirineos, Le Viscos, donde el chef Jean-Pierre St-Martin fusiona con ¨¦xito sabores vascos, bretones y pirenaicos.

Argel¨¦s-Gazost. El Parc Animalier des Pyr¨¦n¨¦es da cobijo a especies pirenaicas amenazadas, entre ellas lobos, marmotas, linces, cuervos gigantes, buitres, mapaches, castores e incluso algunos osos pardos.

Cauterets. La centenaria estaci¨®n de esqu¨ª de Cauterets es la imagen m¨¢s cl¨¢sica de la alta monta?a pirenaica. Rodeada de monta?as y bosques, conserva su ambiente fin-de-si¨¨cle, con un se?orial spa y magn¨ªficas residencias del siglo XIX. Se puede atravesar el pueblo por la D920 (indicaciones hacia Pont d'Espagne), sinuosa carretera conocida como el Chemin des Cascades por las cascadas que caen por la ladera.

Col du Tourmalet. Es uno de los puertos de monta?a m¨¢s impresionantes de los Pirineos y tambi¨¦n el m¨¢s alto, con 2.115 metros. Suele estar abierto entre junio y octubre y acoger una dura etapa de monta?a en el Tour de France. Desde la estaci¨®n de esqu¨ª de La Mongie (1.800 m), un telef¨¦rico asciende hasta la cumbre del Pic du Midi, que brinda vistas incre¨ªbles (si no hay nubes).

Foix. Las tres torres medievales del Castillo de los Condes de Foix presiden este tranquilo pueblo de monta?a, buen punto de partida para explorar el este de los Pirineos. En Les Forges de Pyr¨¨ne, un "museo vivo" sobre las tradiciones de Ari¨¨ge descubre oficios como el soplado de vidrio, el curtido de pieles, el empajado de tejados o la fabricaci¨®n de clavos. Incluso cuenta con sus propios herrero, panadero y zapatero.

Tarascon- sur-Ari¨¨ge. El Parc de la Pr¨¦histoire nos acerca al pasado m¨¢s remoto de la zona, cuando viv¨ªan en los Pirineos comunidades de cazadores-recolectores que se refugiaban en cuevas. Unos 6,5 kil¨®metros m¨¢s al sur, la Grotte de Niaux conserva las mejores pinturas rupestres de los Pirineos. Tras 800 metros de caminata por la oscuridad se llega al elemento central, el Salon Noir, decorado con bisontes, caballos e ¨ªbices.

N?mes. Los legionarios m¨¢s fieles de Julio C¨¦sar recibieron estas tierras como recompensa a las duras campa?as del Nilo. Dos milenios m¨¢s tarde, todav¨ªa nos quedan restos de aquella ciudad romana, como el anfiteatro (convertido en una rotonda) y la Maison Carr¨¦e, precioso templo, ambos intactos y del siglo I despu¨¦s de Cristo, los restos del Temple de Diana y la Tour Magne, levantada en el a?o 15 antes de Cristo como torre de vigilancia y s¨ªmbolo de poder del Imperio. Es la ¨²nica que queda de la antigua muralla, de siete kil¨®metros.

Pont du Gard. Llegamos a ¨¦l de repente, sin esperarlo y la impresi¨®n es enorme: un magn¨ªfico acueducto de tres pisos que se extiende de un lado al otro de la garganta. Obra de ingenier¨ªa del siglo I, encargada por Agripa, hombre de confianza de C¨¦sar Augusto, formaba parte de una red de 50 kil¨®metros que llevaba agua de Uz¨¨s a N?mes.

Arles. La Arelate romana formaba parte del Imperio ya en el siglo II antes de Cristo. Hoy conserva gran parte de su legado, como el anfiteatro Les Ar¨¨nes o el Th¨¦?tre Antique, que todav¨ªa acoge representaciones al aire libre. Los caf¨¦s de la arbolada Place du Forum est¨¢n llenos de vida y permiten contemplar los restos de un templo del siglo II incorporado a la fachada del H?tel Nord-Pinus, desde el que se accede a los Cryptoportiques, cimientos y galer¨ªas subterr¨¢neas que abarcan 89 metros de longitud y 59 metros de anchura. Se conservan parcialmente las Termas de Constantino, ba?os privados de este emperador, y Les Alyscamps, necr¨®polis romana adaptada por los cristianos en el siglo IV, retratada por Van Gogh y Gauguin.

Glanum. El yacimiento arqueol¨®gico de Glanum, a dos kil¨®metros al sur de St-R¨¦my, es uno de los m¨¢s antiguos de Francia y permite observar elementos b¨¢sicos de la vida romana: los ba?os, un foro y un mercado, templos y villas. Adem¨¢s, bajo el yacimiento romano se encuentran los restos de construcciones celtas y griegas.

Orange. Una ciudad din¨¢mica y sin aglomeraciones, cuyo yacimiento romano conserva restos del reinado de C¨¦sar Augusto [27-14 d.C.]. Destaca la enorme pared del escenario del Th¨¦?tre Antique, uno de los ¨²nicos tres teatros romanos del mundo que se conserva entero, y que originalmente ten¨ªa capacidad para 10.000 espectadores. Para ver el teatro desde lo alto ¨Cy los riscos del Mont Ventoux y las Dentelles¨C se puede seguir Mont¨¦e Philbert de Chalons, o Mont¨¦e Lambert, y ascender a la Colline St-Eutrope, antiguo puesto de guardia romano.

Vaison-la-Romaine. Desde el centro de esta localidad, cuyo gran puente romano ha resistido los embates del tiempo y de las inundaciones y todav¨ªa est¨¢ en uso, se puede contemplar la Cit¨¦ M¨¦di¨¦vale, amurallada y adoquinada, en lo alto, y el r¨ªo Ouv¨¨ze, que discurre veloz por debajo. Las ruinas de Vasio Vocontiorum, la ciudad romana, se puede descubrir en dos yacimientos centrales: casas de nobles, mosaicos, templos y hasta un barrio obrero, pero sobre todo, un teatro del a?o 20 despu¨¦s de Cristo, a¨²n en activo, de 6.000 plazas.