El jard¨ªn japon¨¦s de La Haya cumple cien a?os

El jard¨ªn japon¨¦s de La Haya, el mayor y mejor cuidado del pa¨ªs, cumple cien a?os. Mandado plantar a principios del siglo XX por la baronesa Margarite Mary van Brienen, llamada coloquialmente Lady Daisy, suma 6.800 metros cuadrados de puentes rojos, estanques con carpas, linternas de piedra, un altar y un pabell¨®n de puertas correderas dispuesto para la ceremonia del t¨¦. Sembrado de musgo, ¨¢rboles y nen¨²fares, fue declarado Monumento Nacional en 2001. No en vano es el ¨²nico jard¨ªn de su ¨¦poca conservado en Holanda, y el Ayuntamiento, su actual due?o, lo cuida con mimo.

El jard¨ªn fue el proyecto vital de Lady Daisy. Est¨¢ metido en el coraz¨®n del parque de Clingendael, uno de los m¨¢s bellos de la ciudad, que mezcla la arquitectura paisaj¨ªstica del barroco franc¨¦s (y espectaculares rododendros) con el edificio del Instituto de Relaciones Internacionales del mismo nombre, ubicado en su interior. En el siglo XVI, el terreno del parque lo ocupaba una granja a la que sus primeros due?os le fueron a?adiendo parcelas. Luego lleg¨® la gran casa que alberga hoy el centro de pensamiento. A partir de 1860, cuando los nipones se abrieron al mundo tras la ratificaci¨®n del Tratado de Amistad y Comercio con Estados Unidos -y la firma de otros similares con Rusia, Francia, Gran Breta?a y los Pa¨ªses Bajos- la fama de sus jardines se extendi¨® por el mundo. Dispuesta a darle su toque al modelo, la arist¨®crata holandesa, cuya familia hab¨ªa comprado Clingendael en 1818, viaj¨® a Jap¨®n en dos ocasiones. All¨ª fue eligiendo con cuidado los motivos decorativos que adornan el recinto, cercado por una valla de bamb¨². Las flores, en tonos rojos, rosas, fucsia y amarillo, han cambiado con los a?os, pero el espacio conserva intacta la estructura original de 1913. Incluida una peque?a isla en forma de tortuga de larga cola, s¨ªmbolo de una vida prolongada, en el estanque central.

El pabell¨®n del t¨¦, situado al fondo, se ha convertido en el mirador perfecto para contemplar, sentado en el suelo de madera, la obra de la baronesa seducida por oriente. Ella lo disfrut¨® hasta su muerte, en 1939. El cuidado con que pasean los visitantes, aut¨®ctonos y extranjeros, refleja el buen trabajo que hizo. La entrada est¨¢ regulada para que no haya aglomeraciones, y un guarda recibe al paseante. La fragilidad de lo plantado hace que solo pueda verse dos veces al a?o: de abril a junio y en octubre. Un detalle que no impide que sea el m¨¢s visitado del pa¨ªs.

• Jard¨ªn Japon¨¦s de La Haya (Parque de Clingendael, acceso directo con el autob¨²s 18 desde la estaci¨®n central de trenes y buses):
• Del 27 de abril al 9 de junio, de 09.00 a 20.00 horas (todos los d¨ªas).
• De 14 al 27 de octubre, de 10.00 a 16.00 horas (todos los d¨ªas).
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