20 puertos deliciosos
Estampas de barquitos, tabernas, mercados de abastos y atardeceres relajantes. Muelles para disfrutar de la actividad marina y para comer muy bien. De la Isleta del Moro a Portocolom, de Ortiguera a Bajo de Gu¨ªa
Hay una estirpe de viajeros amigos de detenerse en los detalles que han hecho de los muelles su para¨ªso particular. Lo mismo por el hielo, el crujido de amarres que se tensan, las manchas iridiscentes o el tintineo de los m¨¢stiles que por su aroma, como de pintura vieja.
No es el momento de referir cl¨¢sicos como Pasajes de San Juan (Gipuzkoa) o Calella de Palafrugell (Girona); iremos m¨¢s all¨¢ con otros 20 enclaves que estimulan, y de qu¨¦ manera, el fervor porte?o.
ANDALUC?A
01 Pescadores restauradores
Isleta del Moro Arr¨¢ez, N¨ªjar, Almer¨ªa
Nada describe mejor este poblado marinero que sus cinco restaurantes de pescado (La Ola, 950 38 97 58) y su mirador enclavado en la parte alta. Y su pe?¨®n balleniforme, sujeto a tierra por una formaci¨®n tomb¨®lica. Los barcos de cerco echan el ancla en el exterior ¡ªfalta calado¡ª, mientras las chalupas y botes cabeceros son arrastradas al vara¨® o a la estupenda playa del Pe?¨®n Blanco, seg¨²n sople Levante o Poniente. Del Pe?¨®n Blanco parte un sendero que en 20 minutos nos deposita en la playa nudista de Los Toros.
Faenan dos familias, de gran notoriedad pesquera, en el parque natural del Cabo de Gata: los Fresnedas y los Chinorros. Hay buceadores y ba?istas. Y siempre, gaviotas. A mediados de julio abre la terraza (con actuaciones) del Caf¨¦ Casa La Loma.
02 El Roc¨ªo y el Bigote
Bajo de Gu¨ªa, Sanl¨²car de Barrameda, C¨¢diz
Los restaurantes ocupan las tabernas sanluque?as donde se safaban (repart¨ªan) las ganancias tras la jornada pesquera. Casa Bigote (956 36 26 96) se halla emplazado en lugar de privilegio. Luego, Bajo de Gu¨ªa cambi¨® de ambiente al inaugurarse el puerto de Bonanza (acceso prohibido).
El Guadalquivir transcurre pausado, con mansedumbre de vida provinciana. Todo nos remite a un Amazonas andaluz, entre coloraciones verdes, ocres y azules, dependiendo de la hora del d¨ªa. Veremos atracado el Real Fernando (www.visitasdonana.com), barco con el que se realizan recorridos por Do?ana.
El paso del Guadalquivir por parte de las hermandades gaditanas del Roc¨ªo ¡ªel d¨ªa 14, pero en especial el 15 de mayo¡ª tiene los visos de un espect¨¢culo anfibio, embarcados casi 10.000 rocieros con sus animales de montura y vistosas carretas de simpecado.
03 Moderneo entre j¨¢begas
Playas de Pedregalejo, M¨¢laga capital
El barrio de Pedregalejo tiene una morfolog¨ªa de caletas de arena oscura y escolleras acabadas en arcos delante de casas con dibujo rural. Hay restaurantes entra?ables, como Miguelito El Cari?oso, junto a chamba¨ªtos que cobijan estilizadas barcas de j¨¢bega (por j¨¢bega se entiende el arte de pesca playero ya prohibido); nos toparemos con la Traya, La Almoguera y la Cordela. Le Corbusier, para quien los barcos eran la arquitectura m¨¢s fascinante del mundo, hubiera disfrutado con estas elegantes cuadernas de ocho metros de eslora pintadas con vivos colores, destinadas hoy a la competici¨®n deportiva. Desde los ojos pintados para no perderse¡ todo revela su origen mesopot¨¢mico.
Pedregalejo ha pasado a ser cosmopolita por su ambiente bohemio-chic aut¨®ctono en perfecto concubinato con el moderneo que aportan los estudiantes de espa?ol. A menudo, se dejan ver camisetas Flumen & Co. (www.flumenypepe.com) que cada cual puede dise?ar con diferentes tejidos y patrones.
04 Asunto de rederos
El Terr¨®n, Lepe, Huelva
Otra joya bien guardada, esta vez en el fondo de la r¨ªa del Piedras que forma la flecha del Rompido. Como participando de la rusticidad de las cuatro embarcaciones de trabajo, domina un amontonamiento de redes de arrastre, algunas de colores llamativos, extendidas las que se remiendan. Siempre se ven rederos teji¨¦ndolas. Y es que la excelencia de su pericia hace que las transporten desde los puertos de los contornos. Interesa la media docena de restaurantes de precio m¨®dico, que por estas fechas comienzan a servir pescado por las noches, aprovechando el efecto refrescante del marajito (viento de Poniente). En El Terr¨®n solo vive una familia, la del restaurante Revuelta.
ASTURIAS
05 El puerto como frontera
Bustio, Ribadedeva, Asturias
He aqu¨ª un inigualable muelle de bolsillo de ¨ªndole fluvial que solo admite la navegaci¨®n de los barcos m¨¢s grandes durante las medias mareas. Es el horario que permite el r¨ªo Deva en la bella y crom¨¢tica r¨ªa de Tina Mayor, separadora de Asturias y Cantabria. Asistir a la descarga de alguna de sus siete embarcaciones tiene la elocuencia de una pintura parlante. Un consejo: departir a ¨²ltima hora del d¨ªa con los lobos de mar frente a la rula (lonja), que en breve alojar¨¢ un observatorio ornitol¨®gico. Marchar luego a Buelles para comprar suave queso de cabra (www.quesolachivita.com).
06 En clave minimalista
Ortiguera, Coa?a, Asturias
El anonimato de que goza el puerto pesquero astur de menor formato hace de ¨¦l un atractivo realmente singular. Ortiguera ni siquiera est¨¢ se?alizado: virar hacia el hospital de Jarrio y torcer enseguida a mano derecha. Sus pizarrosas rocosidades nos sumergen en una orograf¨ªa abrupta, contundente, pulpeira y percebera, repasada por pescadores de pedreru con gancho en ristre. Solo quedan una embarcaci¨®n grande y dos peque?as, no en vano su canal de entrada se reduce a 14 metros. All¨ª en lo alto, la cocina de toda la vida del Restaurante Ferpel (985 47 32 85) atrae por los toques personales de Elio Fern¨¢ndez. Luego se impone, entre casas indianas, llegarse a los faros del cabo San Agust¨ªn, custodios de la campana de niebla.
BALEARES
07 De inter¨¦s etnol¨®gico
Es Cal¨® de Sant Agust¨ª, Formentera
Este lugar de inter¨¦s etnol¨®gico atrapa a cuantos se acercan a sus 26 escales (casetas tradicionales), que parecen sombrajos sustentados por palos de dudosa verticalidad. Sus inclinados parales son de madera de sabina, ¨²nica que soporta la salobridad. Nada como desayunar el t¨ªpico pa am coses (pan con cosas: tortilla, lomo, etc¨¦tera) del hostal Can Rafalet. Para dejar pasar las horas muertas arrellanados en la hamaca divisando nadadores (hay una caleta) y alg¨²n buceador. Es imposible no sentir una punzada divisando el azul transparente Mediterr¨¢neo. Los mi¨¦rcoles y domingos nos llama el mercado de La Mola, tan artesanal y alternativo como hace d¨¦cadas.
08 Veleros con estampa
Portocolom, Felanitx, Mallorca
Su toponimia alude al descubridor de Am¨¦rica, a quien algunos estudiosos tienen por hijo de Felanitx. En pocas ensenadas baleares tienen un protagonismo tan marcado las embarcaciones. En Portocolom hacen fondo veleros de tres y cuatro palos luciendo sus soberanas trazas. Varaderos y casas de n¨ªtida blancura son ejemplos del sabor del pasado que sigue vivo en Se Part de Sa Capella, el barrio antiguo. Y con luz de atardecida, nada hay comparable a los lla¨¹ts cabeceando y bambole¨¢ndose junto a los escars (varaderos). Al chiringuito de S¡¯Arenal, el Blue Bar, acuden quienes buscan paellas (el due?o, Jorge Brotons, es valenciano), cuando no inmejorables puestas de sol. Rebasar el faro y tomar la primera calle a la derecha para recrear la mirada frente a la efigie farera que aparece en el cartel que el felanigense Miquel Barcel¨® pint¨® para salvar la bah¨ªa de la especulaci¨®n. En estas paredes se practica psicobloc, modalidad de escalada horizontal con la ¨²nica protecci¨®n del mar. Para comer, Sa Llotja (971 82 51 65).
09 Magia en la Tramontana
Port des Canonge, Banyalbufar, Mallorca
Este puerto-refugio de la sierra de la Tramontana supone un complemento perfecto a Valldemossa. Siguiendo hacia Andratx, nada m¨¢s rebasar el desv¨ªo a Esporles, en el punto kilom¨¦trico 80, comienzan los 4,8 kil¨®metros de revirada y angosta cuesta (negociarla despacio) salpicada de pinos y encinas. Tras dar cuenta del arroz meloso de langosta que preparan en Can Toni Moreno (971 61 04 26), podemos acercarnos a su zona portuaria, que semeja un xil¨®fono, pero con alcoves (varaderos port¨¢tiles) en lugar de teclas. Descubrir esta tela de ara?a de parats ¡ªescalas de madera sobre los que se deslizan los lla¨¹ts¡ª representa una estampa inolvidable que se funde con los ba?istas de la caleta de cantos rodados.
Resulta recomendable caminar dos deliciosos kil¨®metros por el Cam¨ª des Pinar de Baix, hasta percibir a lo lejos la mansi¨®n y la torre de Son Bunyola. Las tonalidades rojizas, m¨¢s acentuadas al comenzar la declinaci¨®n de la luz, denotan la geolog¨ªa m¨¢s antigua de Mallorca.
10 A vela y a kayak
Fornells, Es Mercadal, Menorca
Merced a su estaci¨®n n¨¢utica (www.enfornells.org), esta preciosa ensenada de cuatro kil¨®metros de profundidad y forma de jarra responde a cualquier exigencia deportiva. Sobre ella se abate sin contemplaciones la tramontana, pero nunca se levantan olas, para gozo de cualquier windsurfista biso?o (www.windfornells.com). Para matar el gusanillo playero en S¡¯Arenalet y Cabra Salada, al otro lado de la bah¨ªa, podemos alquilar un kayak (www.diacomplert.com), o una lancha a motor (www.ocimarmenorca.com), para la que no se precisa t¨ªtulo alguno. Unas 30 embarcaciones menores surten al pueblo de las langostas con las que se preparan las calderetas menorquinas. Reservarla en el restaurante Es Cranc (971 37 64 42).
CANARIAS
11 Una naturaleza generosa
El Cotillo, La Oliva, Fuerteventura
Merecen la atenci¨®n primero sus playas, que por efecto de los escollos se convierten en lagos de inusitada fuerza crom¨¢tica. Adem¨¢s, El Cotillo aporta un puertito pesquero defendido por el roque de la Mar y un espig¨®n de refuerzo que lo conecta a tierra. A mediod¨ªa regresa la flota artesanal, al tiempo que la jubilada mariner¨ªa se congrega en el Rinc¨®n de las Mentiras. El muellito viejo es el lugar m¨¢s sentimental, con el monumento al marinero.
Los restaurantes de pescado son numerosos y celebrados, La Marisma (928 53 85 43), entre ellos. Tambi¨¦n, el castillo del Tost¨®n ofrece un impresionante tel¨®n en el que captar toda suerte de instant¨¢neas con el sol cayendo como protagonista. No tendr¨¢ ni que bajarse del coche.
12 Ganado al mar
Sardina del Norte, G¨¢ldar, Gran Canaria
El visitante se preguntar¨¢ por la estrechez del acceso al puerto situado bajo un risco. Todo es muy estrecho. Las fotos de ¨¦poca lo explican: los muelles plataneros son de relleno, es decir, se ganaron al mar. Pasamos primero junto a una caleta de arena, abrigada de los alisios y, por tanto, concurrid¨ªsima. En el comedor troglodita del bar La Cueva sirven ropavieja de pulpo y, los domingos, sancocho.
El muelle atesora un encanto peculiar, sopesado. Siempre hay fal¨²as de madera varadas, as¨ª como botes auxiliares, debido al exiguo calado de este mar id¨®neo para el buceo de principiantes. Su hora grande llega con la puesta de sol, viendo recortarse la silueta del Teide desde la terraza Mam¨¢ Lolilla.
Pasada la marisquer¨ªa La Fragata dejamos atr¨¢s la casa cueva y un dudoso puente comunica con El Roquete, siempre con pescadores apostados. Sardina es una extensi¨®n al Parque Arqueol¨®gico de la Cueva Pintada.
CATALU?A
13 Nadando entre atunes
L¡¯Ametlla de Mar, Tarragona
Es uno de los puertos tarraconenses que a¨²n destilan la m¨¢s pura expresi¨®n de vida pesquera. Delante de las arcadas de la cofrad¨ªa, a los pies del blanco caser¨ªo, a¨²n es posible charlar con los hombres de piel quemada uncidos a las artes de pesca a la vista de las barcas-luz (sardineras) y los barcos de arrastre, que deben arribar antes de las cinco de la tarde si no quieren exponerse a una multa. En muelle aparte est¨¢n algunas de las seis embarcaciones atuneras autorizadas en Espa?a para la utilizaci¨®n del arte del cerco. Una de las empresas, Balfeg¨®, organiza salidas en catamar¨¢n (www.tuna-tour.com) para ba?arse en sus piscinas de engorde, experiencia singular en Europa. Pasaje: 42 euros; entre 5 y 15 a?os, 22 euros. El restaurante La Llotja (977 45 73 61) levanta encendidos elogios por sus pescados.
GALICIA
14 En lo remoto
Santa Mari?a, Camari?as, A Coru?a
He aqu¨ª un rocoso fondeadero de la Costa da Morte ajeno a folclorismos desvirtuados. Se manifiesta tras ver el faro Vil¨¢n y la no menos agreste playa do Trece. Despu¨¦s, la pista de tierra enlaza con la bajada asfaltada a Santa Mari?a y su rompeolas, que aprovecha el roquedal. Los bochos (algas flotantes), con sus tent¨¢culos ocres, se agitan al comp¨¢s de las chalanas y las boyas, algunas enhebradas con balones de f¨²tbol y proyectiles de corcho. Las barcas grandes salen al pulpo, y las peque?as, con m¨¢s incidencia al percebe.
15 Al rico mejill¨®n
Lorb¨¦, Oleiros, A Coru?a
El ignoto Porto de Lorb¨¦, l¨ªmite del monumento natural Dexo-Serantes, ha hecho un culto del mejill¨®n. Sus verdes escarpes dotan de una imagen cuasi tropical a esta pronunciada cuesta, que desemboca en una r¨ªa de Ares pr¨®diga en bateas ¡ªunas 40 a la vista¡ª que prefiguran la flota de barcos bateeiros, anchos y dotados de una cesta para elevar los cables cuajados de moluscos.
En el Vila II, bar enxebre (castizo) donde los haya, preparan los bivalvos al vapor, la forma m¨¢s ortodoxa de apreciar los m¨¢s suculentos mejillones de las R¨ªas Altas; pero tambi¨¦n en salsa (chorizo, tomate, vino y agua de cebolla), escabechados y al horno. Dos excursiones a?adidas: ver romper las olas en el Seixo Branco (veta de cuarzo n¨ªveo que saja el acantilado) y visitar Cer¨¢micas do Castro (www.sargadelos.com).
16 La ¡®dorna¡¯ que nos lleva
A Illa de Arousa (Pontevedra) y Agui?o (A Coru?a)
Las dornas son recias embarcaciones caracter¨ªsticas de la r¨ªa de Arosa, de 4,50 metros de eslora por 1,60 de manga, que adoptan proas redondas, popas achatadas, vela de relinga y un par de remos. Desde el puente que comunica con A Illa de Arousa se observa, en la playa de Bao, una bella estampa con las dornas de vela latina, que invitan a apuntarse a los paseos y cursos de navegaci¨®n (www.acddorna.org).
Otro punto de la r¨ªa donde se disfruta de dornas varadas, compensando su mayor peso y dise?o espartano con su ¨¢gil maniobrabilidad, es el muelle coru?¨¦s de Agui?o, el segundo puerto gallego por volumen de capturas de percebe. Para ser reconocidas a distancia, es obligatorio pintarlas de rojo encendido. Veremos, adem¨¢s, los restos de su muelle fenicio y la isla de S¨¢lvora.
17 Expresividad pesquera
Bueu, Pontevedra
El 30% de los habitantes en activo de Bueu trabajan directa o indirectamente en la pesca. Nada lo ejemplifica mejor que su escenograf¨ªa rica y diversa. De barcos bateeiros a polbeiros de anchas caderas y adaptados a la pesca del pulpo. Nasas. Regateiras (pescaderas) arrastrando el g¨¦nero, una estampa gallega en v¨ªas de extinci¨®n. Y es que Bueu es uno de los contados puertos gallegos que cuentan con mercado de abastos vespertino.
Ubicado en una antigua f¨¢brica de salaz¨®n, el Museo Mass¨® recuerda su pasado conservero mediante la vieja maquinaria y elementos de carpinter¨ªa de ribera, a los que se suma, en la biblioteca, la valios¨ªsima Cosmograf¨ªa de Claudio Tholomeo (1490) y una colecci¨®n de incunables (siglos XV-XVIII), entre ellos La divina comedia. La excursi¨®n a la isla de Ons es de todo punto recomendable. Para dormir: www.casavideira.com.
MURCIA
18 Pasi¨®n por los nudibranquios
La Azoh¨ªa, Cartagena, Murcia
Todo en la mole del cabo Ti?oso adquiere car¨¢cter bellamente promisorio seg¨²n nos aproximamos a La Azoh¨ªa, ancestral caser¨ªo pesquero de la bah¨ªa de Mazarr¨®n en el que la vida sigue siendo un remanso de paz. Las mejores paredes rocosas submarinas de la regi¨®n levantina, surcadas por coloridos nudibranquios, espetones y peces luna, justifican de sobra el entusiasmo que despierta el cabo entre los buceadores, tambi¨¦n por sus aguas transparentes, perfectas para inmersiones de relax. Amigos del Azul las conocen al dedillo (http://amigosdelazul.com).
A pie se sube en 15 minutos a la torre vig¨ªa de Santa Elena, magn¨ªfica estructura hexagonal frente a la que se divisan las boyas de la almadraba formando un extra?o jerogl¨ªfico a la espera de que los atunes entren al Mediterr¨¢neo para desovar.
PA?S VASCO
19 Himno a la verticalidad
Elantxobe, Bizkaia
Tiene la coherencia est¨¦tica de los puertos ascensionales, en este caso, aferrado al regio cabo Ogo?o, unos de los iconos de la reserva de la biosfera de Urdaibai. Elantxobe reclama el empinamiento, a tal extremo que cuenta con una plataforma giratoria para que el Bizkaibus pueda recoger pasajeros y dar la vuelta. Desde el mirador se disfruta del verde de las encinas y del rojo de los tejados sobre la flota artesanal. Rabas y croquetas de jam¨®n y huevo en el bar Santi. A dos kil¨®metros est¨¢ una de las playas m¨¢s bellas de Euskadi, Laga, y a 7 kil¨®metros, la Casa Vita (www.proyectovita.com), pionera en cuanto a tecnolog¨ªa aplicada a la sostenibilidad (500 euros por noche, hasta 6 personas).
20 El secreto vizca¨ªno
Armintza, Lemoiz/Lem¨®nix, Bizkaia
Armintza esconde la caracterolog¨ªa de un puertecito como de juguete, ganado al mar y, por ende, comprometido de embocar por las txalupas.Al magnetismo de la flota artesanal de proa alabeada se a?ade la antigua f¨¢brica escabechera, adem¨¢s del trasiego de buceadores (www.asut.com) que disfrutan de un relieve submarino repleto de ca?ones y grutas.
Unos 10 minutos se invierte en subir a la cruz de Gaztelumendi, que rinde tributo a los muertos en la mar y aporta una visi¨®n fastuosa de las monta?as arboladas y del malec¨®n en forma de bumer¨¢n. En 2013 reabri¨® el asador de men¨² Kaia Berria (946 87 92 03). Para pecnotar, el hotel Arresi (www.hotelarresi.com).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.