Flores de primavera en Sud¨¢frica

?frica tiene algo que engancha. Aunque Ciudad del Cabo es probablemente la m¨¢s europea y cosmopolita de sus ciudades, si el viajero pretende encontrar aqu¨ª museos, plazas, parques y monumentos, se sentir¨¢ algo defraudado. Pero si uno aprecia la belleza que hay en los contrastes, en la diversidad cultural y se deja seducir por la naturaleza, ¨¦ste es el lugar.

La provincia de El Cabo Occidental goza de un clima mediterr¨¢neo. Los veranos son bastante largos y secos, y en los meses de invierno lluevo mucho y de forma torrencial. A medida que salimos de Ciudad del Cabo hacia el Norte, rumbo a Namibia, el paisaje es cada vez m¨¢s ¨¢rido y est¨¦ril. La cercan¨ªa de la estepa y el desierto se deja sentir poco a poco. Sin embargo, tras la temporada de lluvias, durante aproximadamente un mes (finales de agosto y septiembre), tiene lugar un acontecimiento espectacular. La tierra que m¨¢s adelante tendr¨¢ colores ocres y rojizos se cubre de hierba fresca y, sobre todo, de flores.

Uno de los mejores lugares para observar este regalo de la naturaleza es el West Coast National Park, a unos 90 kil¨®metros de Ciudad del Cabo. Es un parque peque?o y pr¨¢cticamente llano en el que las principales atracciones son la laguna interior, separada del mar por una estrecha pen¨ªnsula, la playa sin fin de Sixteen Mile Beach y, c¨®mo no, las flores. Para poder verlas en su m¨¢ximo esplendor es recomendable visitarlo con los primeros rayos de sol tras unos d¨ªas de lluvia.

Al parque se accede desde la R27 y la entrada para turistas cuesta 96 rands (algo m¨¢s de 7 euros); ciudadanos sudafricanos y residentes pagan la mitad. Desde la entrada se toma una pista hacia el ¨¢rea restringida de Postberg, donde nos esperan las flores. En esta ¨¦poca del a?o el acceso a pie est¨¢ muy controlado, por lo que si se quiere pasear hay que solicitar un permiso especial con semanas o incluso meses de antelaci¨®n. Por otro lado, tambi¨¦n se puede visitar la zona en coche siguiendo las rutas indicadas.

Postberg parece sacado de un cuento. A un lado, el mar, con unas playas paradis¨ªacas si no fuera porque el agua est¨¢ helada. G¨¦lida. Al otro lado, la apacible laguna, algo m¨¢s templada y en la que se pueden realizar deportes acu¨¢ticos. Y en medio, praderas llenas de color. Amarillo, blanco, violeta, rojo¡­ No hay grandes depredadores, pero puedes cruzarte en la carretera con un grupo de avestruces o contemplar las orillas de la laguna llenas de flamencos y pel¨ªcanos. Tambi¨¦n se pueden ver cebras, ant¨ªlopes, gacelas y tortugas que intentan cruzar las pistas lo m¨¢s r¨¢pido posible. Desde Traarsbank, y con mucha mucha suerte dir¨ªa yo, se pueden contemplar las ballenas que llegan aqu¨ª desde el ant¨¢rtico. En Kraalbaai, en el lado de la laguna, se encuentran las Huellas de Eva, dejadas por un ser humano hace 117.000 a?os. Aviso para los que quieran dejar las pistas y adentrase en las praderas a sacar una foto: ¨¦sta es una zona semi¨¢rida y abundan las serpientes, algunas tan peligrosas como la cobra de El Cabo. As¨ª que ?cuidado!

Y despu¨¦s de una larga jornada y de una cerveza fresca en el restaurante de Geelbek, uno regresa a Ciudad del Cabo con la sonrisa de oreja a oreja. El West Coast National Park es una verdadera joya que merece la pena visitar

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