Alquimia de Praga
En el caf¨¦ Louvre merendaba Rilke. Una farola de dodecaedros, un zoo muy especial y un paseo en el tranv¨ªa n¨²mero 22. Otra cara de la asombrosa capital checa
De lo absurdo y de lo bello, de las musas eslavas de Alfons Mucha a la jeta oronda del soldado Svejk; de la Praga particular al insecto literario universal; del mejor skyline despu¨¦s de Venecia al r¨²stico yantar de la patata y la cerveza: un lugar dif¨ªcil de descifrar, como esa lengua hecha para perder a extra?os.
Antes que nada, los checos viven en el centro de Europa, o sea del mundo, y en la capital m¨¢s bella donde las haya. Y por entender su desidia hacia lo dem¨¢s: la chapuza, ?y qu¨¦, teniendo ingenieros mundiales?; el estilo, ?y qu¨¦, teniendo el mejor barroco al norte de los Alpes?; la gastronom¨ªa, ?pero si ya tienen la Pilsen! En el marco de una capital cuyo centro completo es patrimonio de la humanidad, las dos reglas son la comodidad y la utilidad.
Praga dorada y m¨¢gica... calificativos para la capital de un pa¨ªs sin nombre, solo adjetivo: Rep¨²blica Checa; lo compens¨® con renombre universal: Mater Urbium, madre de todas las ciudades, maticka para los checos, siempre m¨¢s c¨®modos entre diminutivos. Pocos ejemplos tan claros de la vieja importancia de una ciudad por dos veces capital de un imperio multiforme; y eso que ya no se oye alem¨¢n ni hebreo, si no son hablados por los turistas. Praga reina a¨²n cada tarde al desplegar una quincena de conciertos, entre sus tres ¨®peras, auditorios y numerosas iglesias. Los checos, tan materiales, creen en cambio que su alma es musical.
Destreza capic¨²a
Junto a belleza y destreza, la astucia: la del mejor hockey y la de saber acabar las guerras del lado adecuado. Ret¨¦ngase que todo lo dicho sobre Kafka est¨¢ ama?ado por sus seguidores, como ha rastreado Josef Cerm¨¢k. Pero no as¨ª esta imagen oscura: el modesto genio se detiene en el puente de Carlos, bajo el severo auspicio de sus estatuas, y apoyando sus manos sobre la balaustrada musita: ¡°Cu¨¢nta sangre hay en estas piedras¡±. Praga es tan tr¨¢gica como dorada.
El puente era de madera cuando lo cruz¨® Abraham ben Jakob de C¨®rdoba, primero en mencionarlo. Del actual puso la primera piedra el emperador Carlos IV, en el noveno d¨ªa del s¨¦ptimo mes de 1357, a las 5.31, a fin de que el momento constituyera una correlaci¨®n capic¨²a impar: 1-3-5-7-9-7-5-3-1. N¨²meros y leyendas han mistificado a esta ciudad, pero, salvo para desmitificadores como Paul Demetz (Praga in Black and Gold) o el citado Cerm¨¢k, amigo de Delibes, el turista experiencial preferir¨¢ el se non ¨¨ vero ¨¨ ben trovato.
El visitante quiere magia, la que insuflaron a sus mil torres los ingleses del XIX; y los tours ofrecen la Praga m¨¢gica de Ripellino, el diplom¨¢tico m¨¢s interesado en la alquimia que en el decurso comunista; la Praga matem¨¢tica de Brahe y Bolzano, la alquimista de Kepler, la cabal¨ªstica del rabino Loew o la tel¨²rica de la tierra, bajo la que duermen los caballeros montados de la princesa Libuse, dispuestos a salvaguardar a Praga, aunque no se les viera frente a las tropas suecas, imperiales, nazis o sovi¨¦ticas.
M¨¢s que magia g¨®tica Praga ofrece una viva sensaci¨®n presencial de la historia: estos adoquines de Dlouh¨¢ los recorr¨ªan caballos y carros; por la Torre de la P¨®lvora pasaba el emperador para coronarse; ah¨ª decapitaron los Habsburgo a los condes rebeldes; esa ventana de Karlovo Namesti inaugur¨® la defenestraci¨®n pol¨ªtica, cuando los protestantes tiraron a los cat¨®licos.
Intriga matem¨¢tica
Esa rara latencia, en la capital de un Estado moderno, propicia tanto el imaginario que hasta crea leyendas nuevas: la del asesinato de Tycho Brahe, uno de los mayores matem¨¢ticos de todos los tiempos, por su disc¨ªpulo Kepler (A Heavenly Intrigue). Sucedi¨®, o no, en la casa del n¨²mero 1 de Novy Svet, al pie de la muralla norte, hoy el Instituto Kepler; el alumno se qued¨® con el nombre y las leyes del universo; Brahe est¨¢ enterrado en Santa Mar¨ªa del Tyn.
Si el habitante de Praga sigue descubriendo sus sombras, imag¨ªnese lo poco que da para descubrir un fin de semana: un d¨ªa no da ni para toda la fortaleza. Pero la ciudad posee otro castillo: Vysehrad, curso arriba del r¨ªo. Sea alternativo y vea este en cambio, pues la estampa del castillo de Praga es tan formidable que, al contrario que Vysehrad, subir a verlo dif¨ªcilmente la mejorar¨¢.
Como alternativa a la horda tur¨ªstica, se podr¨ªa proponer un imposible: visitar Praga sin pisar la V¨ªa Real, la que recorr¨ªa el rey desde la Torre de la P¨®lvora hasta el simpar ayuntamiento de la Ciudad Vieja, el puente y la recoleta Mal¨¢ Strana hasta esa fortaleza que no tiene igual en ninguna capital moderna. La V¨ªa Real ha sido colonizada por las tiendas de recuerdos hechos en China. Conviene tambi¨¦n recorrer la Ciudad Vieja en paralelo o por la noche.
Bueno ser¨¢ elegir un tema para esta ruta alternativa: por ejemplo, Kafka, que creci¨® en la plaza Vieja. O Mozart, que se escapaba a Praga a corr¨¦rsela y tantear lo que ve¨ªa excesivo para Viena: Don Juan, Las bodas de F¨ªgaro, que ¨¦l mismo estren¨® en el teatro Stavovsk¨¦.
El autor del siglo
Kafka no habla nunca de ella en su obra, pero todos ven Praga entre l¨ªneas. Naci¨® en julio de 1883, junto a San Nicol¨¢s, en U Radnice, 5, en la esquina de Maiselova, esto es, del barrio jud¨ªo con la Ciudad Vieja, como un s¨ªmbolo de su existencia fronteriza. Hoy es el Kafka Museum (6 euros), con una exposici¨®n dividida: Espacio existencial, sobre la huella de Praga en el autor, y Topograf¨ªa imaginaria, sobre c¨®mo los praguenses han descubierto otra Praga distinta en Kafka.
El escritor que indag¨® en la angustia del siglo vivi¨® luego junto al reloj medieval m¨¢s famoso del mundo, en un apartamento de U Minuty, la casa de la fachada en blanco y negro; luego en la vecina Tynska, 3, en un lateral de Santa Mar¨ªa del Tyn. La manzana hace esquina con su liceo alem¨¢n, en el palacio Goltz-Kinsky, y en el que el padre tuvo un bajo para su tienda de pa?o para caballeros. Pese a la imagen rebelde creada, Kafka siempre fue impecablemente vestido.
Esquina tambi¨¦n con Dusn¨ª, se vuelve a penetrar en el barrio jud¨ªo, donde, ante la Sinagoga Espa?ola, est¨¢ el ¨²nico recuerdo al autor: la escultura de Jaroslav Rona que representa a un hom¨ªnido sin cabeza, con Kafka al hombro, inspirada en Descripci¨®n de una lucha. En la vecina Dlouh¨¢, 16 escribi¨® El proceso, pero siendo tan ruidosa como hoy el autor sol¨ªa refugiarse con su querida hermana Ottla, en el castillo.
Los caf¨¦s de Kafka fueron el marm¨®reo Louvre, de Narodn¨ª, con su billar; o el Arco (Dlazdena, 6), hoy de sainete hrabaliano. Al lado estaba su oficina, hoy el hotel Century Old Town (Na Poric¨ª, 7). Y el recuperado caf¨¦ Montmartre (Retezov¨¢, 7), lugar de cita de autores en lengua alemana. Otro checo universal, Sigmund Freud, dir¨ªa que era ¡°un modo aceptable de combatir el miedo¡±. En el Grand Hotel Europa, entonces del archiduque Stefan, Kafka ley¨® por primera vez en p¨²blico La condena.
Pero tuvo tambi¨¦n vida al otro lado del r¨ªo, en la Ciudad Peque?a: en un apartamento de la actual Embajada de EE UU, palacio Schornbornsky, Trzisti, 15; e incluso en la callecita dorada del castillo, Zlat¨¢ Ulicka, 22, en la microcasita de su hermana Ottla en la muralla norte, adonde se retir¨® a escribir El proceso y sus historias breves. Ottla fue gaseada en Auschwitz, tras prestarse a acompa?ar a unos ni?os; su hija Vera Saudek es, a sus 94, guardiana de la memoria.
Pese a su complejo juda¨ªsmo, en un momento de naciones, Kafka atend¨ªa al servicio de la Vieja-Nueva Sinagoga (Cerven¨¢, 25), hoy la m¨¢s antigua de Europa y en la que yacer¨ªa el legendario Golem, la figura creada para proteger de violencias a los jud¨ªos del gueto. La tumba de Kafka es la familiar, n¨²mero 137 del Nuevo Cementerio Jud¨ªo, metro Zel¨ªvskeho; enfrente, una placa de su amigo Max Brod.
El ¨¢ngulo cubista
Alternativa es tambi¨¦n una Praga ninguneada entre tanto barroco: la cubista, o la funcionalista, pues fue lugar de experimentos a principios del XX, en manos de Filla, Kubista, Capek y Jan¨¢k. Puede verse en el Museo Cubista de la Madonna Negra (Ovocny trh, 19) levantado por Josef Goc¨¢r, arquitecto del banco CSOB, en Na Poric¨ª, 24. O la colonia cubista bajo Vysehrad, hacia el 6 de Ras¨ªnovo Nabrez¨ª: la Triple Casa familiar, la villa de Chochol en la calle Libuse, o las viviendas de Neklanov¨¢, 30. Y en Karmelitsk¨¢, 26, la casa Decastello; la de Diamant en Spalen¨¢, 4, o la farola en dodecaedros de la plaza Jungmann, ante el rompedor palacio Adria. A no olvidar que el Museo Cubista merece un alto en su sofisticado Grand Caf¨¦ Orient. De elegir un ¨²nico museo, las Colecciones del Pr¨ªncipe, en el palacio Lobkowicz, con una de las mayores colecciones de pintura espa?ola del XVI o una de las m¨¢s interesantes armer¨ªas de Europa, am¨¦n de manuscritos de Mozart y Beethoven.
Para traumas m¨¢s recientes, otra ruta particular es la que ofrecen Milan Pelant y Martin Belohradsky, v¨ªctimas del comunismo, que le har¨¢n revivir la proclamaci¨®n de la independencia en 1918, la invasi¨®n nazi en 1938, el golpe comunista en 1948, la Primavera de Praga en 1968 y la Revoluci¨®n de Terciopelo en 1989. Quien prefiera el Trabant Tour probar¨¢ en esos cochecillos a lo que puede reducir la ingenier¨ªa alemana una manita de comunismo.
Un tour personal y barato es tomar la l¨ªnea 22 del tranv¨ªa y seguirla de cabo a rabo: desde el legendario campo de batalla de la Monta?a Blanca, en el oeste, hasta los arrabales del este, el 22 le conducir¨¢ por 32 coronas (un euro y medio) por el hist¨®rico castillo y el barrio de Mal¨¢ Strana, el Ni?o Jes¨²s de Praga (tra¨ªdo de Granada en el XVII), el Museo de la M¨²sica, digno de un pueblo que la adora; y la burguesa avenida y Teatro Nacional, la Ciudad Nueva, el decimon¨®nico Vinohrady, la colonia de los a?os veinte de Strasnice y el extrarradio de Skalka. El transporte puede pagarse por sms (enviar DPT32 al 90206). Para llamar a un taxi, AAA: 222 333 222.
Sobrevivir y disfrutar
Sobrevivir y recordar un viaje requiere dotarlo de momentos de placer, y uno de estos, tras un d¨ªa de adoquinado, es un masaje: por ejemplo, y dado que se est¨¢ en el pa¨ªs del l¨²pulo, un ba?o de cerveza Bernard con masaje en la calle Tyn, 10. Y como el espa?ol no consigue salir de casa sin comprar, no hay tienda tur¨ªstica que no chapurree castellano, pero bueno es deshacer el t¨®pico: si hay que volver a casa con algo, vaya a lo tradicionalmente bueno: cristal, porcelana, orfebrer¨ªa con granates y juguetes de madera; o el instrumental de papeler¨ªa de Koh-i-noor, desde el siglo XVIII. Si aprecia beber con cristal de verdad, vaya a la tienda Dana, en el pasaje de Narodn¨ª Tr¨ªda con Perlov¨¢; y tambi¨¦n en Perlov¨¢ hallar¨¢ la preciada ¡°porcelana de la cebolla¡± de Karlovy Vary, alternativa a Meissen. Y las marionetas son la quintaesencia de una cultura que ide¨® el robot: tienen algo primario de destreza, manualidad, madera y alegre simplicidad del pa¨ªs.
La comida checa es de un sabroso colesterol, generalmente en forma de gulash o carne asada con nata y ar¨¢ndanos, y siempre con knedkliky: masa de pan. Ayuda el recomendable licor de hierbas Becherovka y esa cerveza que todo lo cura: no limitarse a la Pilsen, cada a?o salen nuevas de inter¨¦s. Los checos son, a?o tras a?o, los mayores consumidores del mundo y el medallista Luk¨¢s Pollert subraya que es la mejor bebida i¨®nica que ha conocido.
Gu¨ªa
Dormir
? The Augustine (+420 266 11 22 33). Letensk¨¢, 33.
? Fusion Hotel (+420 226 22 28 00). Pansk¨¢, 9.
? At The Big Boot (+420 257 53 32 34).Vlask¨¢, 30. Hotel familiar, bonito y con precios razonables.
? Hotel cervecer¨ªa U Medv¨ªdku (+420 224 21 19 16). Na Perstyne, 7.
? The Green Garland (+420 222 22 01 78). Retezova, 10. C¨¦ntrico y barato.
? Hotel Union (+420 261 21 48 12). Plaza Ostrcilovo, 462.
? Prague Perfect Apartment. Apartamentos en las colinas al oeste del parque Petrin.
? Central Prague Apartments. Apartamentos para familias en las calles Tynska, Jilska y Navratilova.
Comer
EL MEJOR TRATAMIENTO GASTRON?MICO
? La D¨¦gustation Boh¨ºme Bourgeoise (+420 222 31 12 34). Hastalsk¨¢, 18.
? Divinis (+420 222 32 54 40). Tynska, 19.
? V Zatis¨ª (+420 222 22 11 55). Liliov¨¢, 1.
LAS MEJORES HAMBURGUESAS
? Jama (+420 222 54 28 23). Ostrovni, 26.
? The Tavern. Chopinova, 26.
CON MEJOR CALIDAD/PRECIO
? Rilke (+420 222 22 14 14). Karoliny Svetle, 25.
? Stoleti (+420 222 22 00 08). Karoliny Svetle, 21.
ESPECIALIDADES CHECAS
? Celnice (+420 224 21 22 40). V Celnici, 4.
? Havelsk¨¢ Koruna. Havelsk¨¢, 21.
Visitas recomendables
? Parque Stromovka, junto al recinto de la Exposici¨®n Universal y el planetario. En el mismo barrio se encuentra el zoo de Praga, muy especial. Se puede llegar hasta all¨ª desde el centro en los barcos de la Steamboat Company, que salen del muelle de Rasinovo, entre los puentes de Palackeho y Jiraskv. Tambi¨¦n es recomendable el funicular que sube hasta la colina del parque Petrin, donde existe una copia de la Torre Eiffel.
Informaci¨®n y visitas
? Casa de la Virgen Negra (Celetn¨¢, esquina con Ovocny). Primer edificio cubista en Praga y sede del Museo del Cubismo.
? DOX y Meet Factory. Dos espacios para el arte contempor¨¢neo.
? Museo Kampa. En una isla en el Moldava, junto al puente de Carlos.
? Praga Card. V¨¢lida para dos, tres o cuatro d¨ªas, con o sin transporte. Entre 37 y 68 euros.
? Discover Walks Praga (+420 246 01 95 31). Stupartsk¨¢, 1. Paseos guiados gratuitos.
El Parlamento checo es probablemente el ¨²nico europeo que dispensa alcohol a sus diputados. Durante las sesiones. Esto explica la dificultad para emitir alguna vez alg¨²n pensamiento pol¨ªtico coherente; explicaci¨®n que no pueden alegar otros hemiciclos. Pero los mismos temas y dificultades expositivas se ven cada tarde, en cada cervecer¨ªa, y sin cobrar del contribuyente.
Cunas de la cultura, en las cervecer¨ªas se aprende por ejemplo que hay m¨¢s de 30 palabras, y todas conson¨¢nticas, para la segunda afici¨®n local del var¨®n tras la bebida: as¨ª mrd (sexo desmadrado), o hrk, si es casual y simp¨¢tico, o drb, si es c¨ªnico y maquinal, y ello mediante el empleo del grk, o bien brk, en un movimiento llamado strk; para orgullo final, o hrd. Orgullo no siempre coronado, por el estadio et¨ªlico de salida, lo que ha podido fundamentar cierta preferencia de ellas por los extranjeros.
Mejor un caf¨¦
Sobre las cervecer¨ªas hay hasta enciclopedias, as¨ª que mejor hablar de caf¨¦s (sentarse a leer en un caf¨¦ de Praga El mundo de ayer, del bohemio-alem¨¢n Stefan Zweig, es bordarlo). Templos de conversaci¨®n y agitaci¨®n, ha habido caf¨¦s centroeuropeos que ofrec¨ªan hasta 300 peri¨®dicos de todo el imperio. En el Slavia, en la calle Narodn¨ª con el r¨ªo, el maestro Moravec toca en versi¨®n pian¨ªstica el Moldava de Bedrich Smetana. El viajero se preguntar¨¢ si esos ventanales no se construyeron para enmarcar postales del castillo; es probable. Solo el regular giro del tranv¨ªa 22 lo traer¨¢ a la realidad.
Y con solo cruzar el puente, hallar¨¢ el tambi¨¦n renovado Savoy (Vitezn¨¢, 5), de op¨ªpara reposter¨ªa. O en la misma Narodn¨ª, 22, el caf¨¦ Louvre, que vio cruzarse a Einstein y a Kafka, a Rilke, a Brod y a Roth. Y adem¨¢s, el glamour de Emma Destinov¨¢. Es menos tur¨ªstico porque est¨¢ en el piso principal (entre el bajo y el primero), algo que era t¨ªpico. Al entrar, comprender¨¢ la red de embajadas culturales que fueron los caf¨¦s. Hay un mapa hist¨®rico con hasta 160, diez veces m¨¢s de los que quedan.
Destacable es el imponente caf¨¦ en Obecn¨ª Dum (Namest¨ª Republiky, 5), un balneario de art d¨¦co, o el Lucerna (Vodickova, 36) en las galer¨ªas de la familia de V¨¢clav Havel. Bello y absurdo, en alicatado morisco, es el caf¨¦ Imperial, de Na Poric¨ª, que con magno nombre fue a abrir cuando el imperio mor¨ªa, en 1914. La cocina est¨¢ sobradamente a la altura, como el precio. Quiz¨¢ le cueste imaginar por ello a Trotski con su gorrilla, pero es necesario para comprender el mundo de ayer. A la vuelta de la calle Hybernsk¨¢ ten¨ªa lugar a la vez la ruptura de los bolcheviques con los mencheviques, en aquella conferencia del Partido Socialdem¨®crata de infaustas consecuencias.
Con lo dicho, bueno es saber que estos caf¨¦s poseen cocinas muy recomendables; que un expreso da a uno derecho a pasar toda la tarde entre peri¨®dicos; y que, asimismo, el consumo de tabaco a¨²n es libre en Praga; de ser menos tolerantes, a¨²n le quedar¨¢ Starbucks.
? Ramiro Villapadierna es director del Instituto Cervantes de Praga.
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