El Golden Gate en bici

Alex O¡¯Dogherty estudi¨® el ¨²ltimo curso del instituto en un peque?o pueblo de Kansas. Dos d¨¦cadas despu¨¦s de esa experiencia, el polifac¨¦tico artista, que estrena hoy The Hole 2en Madrid (teatro La Latina) y en breve presenta su primer disco, volvi¨® a Estados Unidos.

?C¨®mo fue el retorno a Kansas?

Fue alucinante porque cuando llegu¨¦ a Leoti, 20 a?os despu¨¦s, todo estaba igual. Es un pueblo muy vaquero en el que no deber¨ªas aparecer nunca: no hay nada excepto vacas y mi instituto. Tras el reencuentro con mis compa?eros del high school vol¨¦ a San Francisco.

?Qu¨¦ ten¨ªa planeado?

Me hab¨ªa preparado unos mon¨®logos en ingl¨¦s, as¨ª que me apunt¨¦ a una escuela de monologuistas (stand up comedy). Mi idea era presentarlos en alg¨²n local.

Mientras dur¨® el curso, ?qu¨¦ hizo?

Estuve viendo varios espect¨¢culos cabareteros y circenses y me dediqu¨¦ a recorrer la ciudad en bici. Todo el d¨ªa para arriba y para abajo. San Francisco es un lugar muy especial. Como me perd¨ªa todo el rato, descubr¨ª muchos rincones.

?Y las famosas cuestas?

Las evitaba, rodeaba o usaba el tranv¨ªa, que para eso est¨¢. Una tarde cruc¨¦ a pedales el puente de Golden Gate. Se tarda un rato, pero al otro lado de la bah¨ªa aparece Sausalito, un lugar con mucho encanto. Adem¨¢s de ser precioso y bastante tur¨ªstico, est¨¢ lleno de centenares de casas flotantes, donde a finales de los sesenta se instalaron artistas y bohemios.

?Usted d¨®nde se alojaba?

Como todo era un poco autogestionado, me busqu¨¦ una habitaci¨®n en un hotel en San Francisco y no eleg¨ª bien el barrio. Estaba en un sitio raro. Cuando caminaba por los alrededores de mi hotel, la gente me miraba. Yo les devolv¨ªa la mirada y me parec¨ªa que eran personas que alguna vez en su vida hab¨ªan matado a alguien.

Vaya plan.

Pas¨¦ un poco de miedo. Si bien es verdad que ninguna noche me pas¨® nada ni tuve ning¨²n altercado.

?No estar¨ªa guionizando su vida?

Estaba todo el d¨ªa pensando en mon¨®logos y yendo mucho al teatro, as¨ª que puede que mi imaginaci¨®n se disparara. Por suerte, las clases y los guiones dieron resultado y acab¨¦ actuando en el Purple Onio, un local m¨ªtico, estilo Club de la Comedia, entre Chinatown y North Beach.

?Tuvo ¨¦xito?

Estuve dos noches en las que organizaban sesiones de micr¨®fono abierto. Luego vol¨¦ a Los ?ngeles y Nueva York y aprovech¨¦ para realizar otros dos pases. Pero eso es otra historia.

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