Sud¨¢frica en 12 habitaciones
El hotel 12 Decades, ubicado en el recuperado centro de Johanesburgo, recorre la historia del pa¨ªs a trav¨¦s del dise?o de su docena de habitaciones
Hay algo que est¨¢ cambiando en Johanesburgo porque los blancos profesionales liberales, con n¨®minas altas, est¨¢n volviendo al coraz¨®n del viejo centro, que floreci¨® con las primeras pepitas de oro encontradas en el rico subsuelo y languideci¨® en los a?os 80 del siglo pasado. Son pocos a¨²n, pero empieza a estar de moda ese downtown denostado por muchos y desconocido por todos. Bares, restaurantes, peque?as empresas y hasta un hotel abren sus puertas en Maboneng (¡°lugar de luz¡± en idioma sotho), el ¨¢rea que hasta hace una d¨¦cada no era m¨¢s que un p¨¢ramo de viejas f¨¢bricas abandonadas y que con el empe?o y la inversi¨®n millonaria del treinta?ero Jonathan Liebmann se consolida como el barrio m¨¢s atractivo para la moderna juventud local y los expatriados.
Una de las nuevas iniciativas de Liebmann es el hotel 12 Decades, que mediante el dise?o de sus habitaciones recrea la corta historia de Sud¨¢frica, a raz¨®n de un cuarto por cada 10 a?os. Una docena en total, que dan nombre a este establecimiento abierto en julio de 2010, justo cuando el pa¨ªs clausuraba el Mundial de Futbol. Es dise?o tambi¨¦n la entrada, con fotograf¨ªas y cuadros de artistas que ceden su obra gracias a un exitoso programa de trueque: arte a cambio de alojamiento, caso, por ejemplo, el grafitero espa?ol Ra¨²l Ruiz, el ni?o de las pinturas.
El edificio era una antigua empresa y mantiene intacta esa estructura, por lo que a simple vista, desde el exterior, nadie dar¨ªa un duro por entrar, y menos a¨²n por pasar una noche: un bloque gris, ventanas medianas y poca gracia, integrado en un paisaje industrial que, adem¨¢s, se potencia como parte del atractivo. El hotel comparte espacio con vecinos ordinarios, j¨®venes o profesionales liberales que apuestan por volver a un centro degradado, pero que 30 a?os antes era una zona cosmopolita y viva.
¡°Una parte de amor, una parte de odio¡±
El dise?o de cada habitaci¨®n corresponde a uno o varios artistas sudafricanos diferentes: desde Marcus Neustetter y el propio Jonathan Liebmann, hasta Kim Lieberman. Entre 1886 y 2006, 120 a?os en los que hay mucho espacio para la ¨¦pica hist¨®rica, la fiebre del oro, la cultura negra o la modernidad de los 80, pero ninguno para la incomodidad de la pobreza de los guetos. El apartheid se cuenta en la d¨¦cada del 1946-56, habitaci¨®n dise?ada por Bradley Kirshenbaum (de estudio Love Jozi), en la que el artista tira de juego de palabras con un ¡°A part love, a part hate¡± (¡°una parte de amor, una parte de odio¡±) en la cortina. ¡°Esta es la habitaci¨®n m¨¢s demandada¡±, destaca Hayleigh Evans, la gerente cultural y de marca de Maboneng. Unas habitaciones m¨¢s all¨¢, la democracia de Nelson Mandela se instala en una puesta en escena (creada por Enrico Daffonchio) que va de lo oscuro a la luz, la misma gama de colores que vivi¨® el pa¨ªs.
Por este hotel han pasado Collin Greenwood de Radiohead o la actriz Drew Barrymore, quienes aprovecharon su visita a Johanesburgo para dejarse caer por Maboneng. Tambi¨¦n han pasado por el barrio Kevin Spacey, Frances McDormand o los Red Hot Chilli Peppers.
En Maboneng no ha habido demoliciones ni nuevas estructuras. Su gen¨¦tica parte de la reconstrucci¨®n y del reciclaje de edificios que se extienden por varias calles. Hasta el momento son 38 edificios que acogen desde viviendas hasta empresas, talleres de artistas, bares y restaurantes. ¡°Nuestra filosof¨ªa es de integraci¨®n a la comunidad¡±, explica Evans. No s¨®lo en lo referente a lo arquitect¨®nico, tambi¨¦n en la forma de respirar la ciudad. Por ello, se organizan rutas guiadas por el centro de Johanesburgo, algo que no es muy usual en la ciudad sudafricana.
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