Seattle, caf¨¦ y 'tech'
Amazon, Boeing y Microsoft nacieron aqu¨ª. Y tambi¨¦n la primera cafeter¨ªa Starbucks El nuevo alcalde gay es un ejemplo de la atm¨®sfera liberal de la ciudad estadounidense Abanderada de la bicicleta, la comida org¨¢nica, el ¡®grunge¡¯ y las firmas tecnol¨®gicas
Estos d¨ªas, el recuento de votos de las elecciones municipales del pasado d¨ªa 5 confirma a Ed Murray como nuevo alcalde de Seattle, el primer alcalde gay de la mayor ciudad del noroeste de Estados Unidos (unos 635.000 habitantes). El anterior alcalde, Mike McGinn, tambi¨¦n dem¨®crata, era un loco de la bicicleta. Ambos comprometidos con el medio ambiente y las causas sociales, ambos miembros del ala liberal de la pol¨ªtica estadounidense. A Murray le ha ayudado, seg¨²n los analistas, su compromiso como senador por la causa del colectivo LGTB (Seattle ha sobrepasado a San Francisco en porcentaje de hogares de personas del mismo sexo). En uno de los anuncios de su campa?a aparec¨ªa acompa?ado por su esposo, Michael Shiosaki.
El resultado electoral contribuye a dibujar el paisaje urbano de Seattle, una ciudad progresista, en pleno crecimiento econ¨®mico, plagada de cafeter¨ªas Starbucks (hay alrededor de 50), furgonetas de Amazon Fresh, el supermercado de la gran tienda virtual, y de microbuses Microsoft Connect que recogen a sus empleados para llevarlos hasta Redmond, la peque?a ciudad que eligi¨® Bill Gates para instalar Microsoft. All¨ª, m¨¢s de cien edificios de oficinas alojan a los 42.000 empleados de los casi 100.000 que tiene Microsoft por todo el planeta. En el edificio 92 se encuentra un museo que permite conocer la historia de la compa?¨ªa y jugar con algunos de sus ¨²ltimos productos. En la tienda, los m¨¢s geeks, a quienes fascina la tecnolog¨ªa, pueden comprar hasta ropa para beb¨¦s.
Microsoft fomenta el teletrabajo. As¨ª que no resulta extra?o que los centenares de cafeter¨ªas de Seattle, provistas de enchufes para los ordenadores y redes <CF1200>wifi,</CF>se conviertan en las oficinas de sus empleados en la ciudad. Tabletas y port¨¢tiles junto a los vasos de caf¨¦ forman parte del decorado laboral de unos locales donde se celebran hasta reuniones de trabajo. En el Victrola de la Avenida 15 presumen de tostar ellos mismos el caf¨¦. El dise?o es funcional, y no se olvidan de adornar con una flor blanca los latte (caf¨¦ con leche). El Cafe Allegro, escondido en un callej¨®n de la Calle 42, se encarga de cafeinar el distrito universitario desde 1975 y presume de ser el bar de espressos m¨¢s antiguo de la ciudad. Las cafeter¨ªas son el mejor sitio para conseguir The Stranger, una revista semanal gratuita, fundamental para conocer la actividad cultural de Seattle, la mayor ciudad del Estado de Washington.
?Aqu¨ª naci¨® Starbucks en 1971! Cuarenta y dos a?os despu¨¦s, la cadena de cafeter¨ªas cuenta con m¨¢s de 18.000 establecimientos en 60 pa¨ªses. Como el primer Starbucks (1912, Pike Place) no es muy grande, lo habitual es tener que hacer cola para tomar un expreso o un capuchino en este local que conserva la decoraci¨®n y el dise?o originales. Hasta que el camarero grita ¡°Fernandoooo¡± para avisar de que ya est¨¢n las bebidas, se puede elegir alguno de los recuerdos que venden en la tienda del pasillo de al lado. Antes de pasar el umbral del 1912 siempre se encuentra alg¨²n grupo musical que ameniza la espera.
Cruzando la calle, enseguida se alcanza el Pike Place Market, uno de los s¨ªmbolos de la ciudad. En ninguna gu¨ªa o reportaje sobre Seattle falta la pescader¨ªa del Farmers Market, que se ha hecho popular porque lanzan los pescados que la gente compra de un mostrador exterior a otro interior. El espect¨¢culo congrega a un buen n¨²mero de curiosos que esperan el lanzamiento del pez. En el quiosco de prensa, unas bolsas invitan a la lectura con una tipograf¨ªa de gran tama?o: ¡°Read, read, read¡±. El singular vendedor de peri¨®dicos, con su gran mostacho y una peculiar perilla, recuerda al visitante que est¨¢ en una ciudad que pasa por ser una de las m¨¢s informales en el vestir de Estados Unidos.
En Old Seattle Paperworks no disponen de ning¨²n ordenador. Un cartel escrito a mano sirve para ayudar a saber el coste de las compras tras a?adir los impuestos (un 9%). Venden n¨²meros antiguos de revistas como Life, The New Yorker o Play Boy, por 15 o 20 d¨®lares. Por el mismo precio ofrecen impresiones de anuncios publicitarios de los a?os cincuenta y sesenta y reproducciones de carteles de pel¨ªculas. En el piso superior, los fan¨¢ticos de pel¨ªculas como Star Trek y de series de televisi¨®n disfrutar¨¢n en Golden Age Collectables, una tienda que antes de entrar ofrece reproducciones en cart¨®n de la Princesa Leia (39,99 d¨®lares) o del mism¨ªsimo Darth Vader por 10 d¨®lares m¨¢s. Para comer cerca del mercado, The Crab Pot, en Alaskan Way. Despu¨¦s de realizar la cola correspondiente, a los comensales les ponen un delantal de papel y vierten un cubo de cangrejo gigante encima de la mesa, en una de las visitas m¨¢s recomendadas por las gu¨ªas tur¨ªsticas que, sinceramente, no defrauda.
La comida org¨¢nica es muy apreciada por gran parte de los seattleitas. La cadena Trader Joe¡¯s ha abierto media docena de supermercados en la ciudad. Decorados de forma austera con elementos naturales, la atenci¨®n es tan informal como la vestimenta de los dependientes. Los org¨¢nicos son id¨®neos para comprar excelentes cortes de salm¨®n de Alaska y bacalao negro. En Central Co-op, donde solo venden productos procedentes de cooperativas, no resulta extra?o que un trabajador ironice con un cliente si este entra con un vaso de Starbucks dici¨¦ndole que su caf¨¦ es mucho mejor. A la entrada, el penetrante olor a comino de la comida preparada sirve para ratificar que te encuentras en un s¨²per org¨¢nico.
Una sola regla: el sentido com¨²n
Pike y Pine, en pleno downtown, son algunas de las calles m¨¢s comerciales, donde tambi¨¦n se encuentran los hoteles m¨¢s visitados por quienes viajan por negocios. Con la apariencia de unos tradicionales grandes almacenes, en Nordstrom, cuya central se encuentra en Seattle, los vendedores proporcionan un aspecto divertido a un espacio donde la ¨²nica regla para los trabajadores es que utilicen ¡°su mejor sentido com¨²n¡± en todas las situaciones. El monorra¨ªl (Westlake Center, entre la Avenida 5 y la calle de Pine) acerca el centro a la zona donde se encuentra el Space Needle, otro de los emblemas de la ciudad. Por 2,5 d¨®lares, un tren lleva cada 10 minutos a los pasajeros que quieren subir a la aguja espacial, que tiene 184 metros de altura. Junto a la parada del monorra¨ªl, el Experience Music Project,EMP Museum, resulta ideal para comprender mejor la cuna del grunge y conocer las historias de m¨²sicos y grupos como Nirvana y Jimi Hendrix (los fans del guitarrista pueden tambi¨¦n acercarse hasta el 1600 de Broadway para ver la escultura que su ciudad natal le ha instalado en plena acera). Frank O. Gehry fue el autor del edificio que alberga este Museo de la M¨²sica, que evoca el estilo del Guggenheim de Bilbao con sus 21.000 tejas de aluminio y acero inoxidable, y una estructura alzada con 400 toneladas de acero.
Desde el museo, en un paseo de 20 minutos se puede llegar a South Lake Union, una zona que est¨¢ cambiando con mucha rapidez porque Amazon ha decidido instalarse en tres torres con capacidad para 12.000 trabajadores cerca de sus actuales oficinas en el 410 de la avenida de Terry N. El impacto dentro de la ciudad ser¨¢ tremendo porque se abrir¨¢n tiendas y restaurantes para dar servicio a los trabajadores, que adem¨¢s buscar¨¢n viviendas en los alrededores. Ahora, los empleados de Amazon pasean a la hora del almuerzo entre las muchas furgonetas que venden comida tailandesa, mexicana y hot dogs.
Sorprende el gran n¨²mero de peluquer¨ªas. La cadena Rudy¡¯s ha abierto ocho barbershops en Seattle y sus alrededores. Buena m¨²sica, amabilidad y una decoraci¨®n que mezcla los m¨¢s cl¨¢sicos sillones de peluquer¨ªa con paredes plagadas de recortes de revistas y fotograf¨ªas. El corte de pelo cuesta 29 d¨®lares, y por 15 pasan la m¨¢quina. Cerca de la Rudy¡¯s del 614 E de la calle Pine, el bar y restaurante Local 360 sirve comida elaborada con productos que compran a agricultores locales en un local donde predomina la madera.
En Capitoll Hill ¡ªun barrio que en algunos momentos recuerda a Berl¨ªn¡ª da la sensaci¨®n de que en cualquier esquina puede estar rodando una pel¨ªcula la directora Lynn Shelton. A la hora del brunch (desayuno y almuerzo a la vez), la taberna Lynda¡¯s no defrauda. Por un precio razonable se puede disfrutar de una buena carne en un lugar que frecuentaba Kurt Cobain y que figura en muchas biograf¨ªas por ser el ¨²ltimo sitio donde se le vio antes de que se suicidara en 1994. Tras 40 a?os como librer¨ªa independiente, The Elliot Bay contin¨²a siendo un lugar donde los amantes de los libros pueden pasar una tarde sin darse cuenta. En la misma calle (1520, Avenida 10), Everyday Music, una tienda de discos de segunda mano donde se pueden comprar aut¨¦nticas rarezas por pocos d¨®lares.
Un poco m¨¢s all¨¢
La compa?¨ªa Boeing ofrece visitas al Museo de la Aviaci¨®n y un tour por la f¨¢brica de aviones donde trabajan m¨¢s de 32.000 empleados en Everett, a 40 kil¨®metros de Seattle (l¨ªnea de autob¨²s 124). Entre las joyas del museo, un Air Force One, un Concorde y un transbordador espacial de la NASA.
En Seattle est¨¢ ambientada la serie de televisi¨®n Anatom¨ªa de Grey, y tambi¨¦n el ¨²ltimo ¨¦xito de ventas, la trilog¨ªa de la novelista E. L. James 50 sombras de Grey (el edificio Escala, donde se sit¨²a el ¨¢tico del protagonista, o Pike Place Market, donde comparten piso Anastasia y su amiga Kate, son dos de los escenarios). Los seguidores de la saga Crep¨²sculo peregrinan a Forks y sus alrededores, un pueblo de la Olympic Peninsula, a la que se accede en un transbordador, para visitar los escenarios donde se desarrollan las pel¨ªculas. Doctor en Alaska estaba localizada en Cicely, Alaska, pero en realidad se rod¨® en Roslyn, en el Estado de Washington. Aunque se encuentra a casi hora y media en coche de Seattle, Roslyn forma parte de las visitas m¨¢s habituales para quienes recorren la regi¨®n y quieren recordar c¨®mo alternaba Joel Fleischman en el Roslyn Caf¨¦ y visitar la emisora de la radio local K-OSO (KBHR), donde predicaba el locutor Chris Stevens, que tambi¨¦n ejerc¨ªa de p¨¢rroco local.
El rebozado supercrujiente
Nathan Myhrvold, cient¨ªfico de la cocina, comparte sus pistas en Seattle
El m¨¢s experimental de los chefs estadounidenses lleva apellido sueco: es Nathan Myhrvold, y no comenz¨® su formaci¨®n precisamente entre cazuelas Le Creuset, sino ante calculadoras cient¨ªficas Hewlett-Packard (fue director de tecnolog¨ªa de Microsoft, empresa con la que trabaj¨® durante 13 a?os, y cofund¨® despu¨¦s la empresa de patentes Intellectual Ventures). Parece claro que si un doctor en f¨ªsica te¨®rica y econom¨ªa matem¨¢tica de la Universidad de Princeton piensa acabar dedic¨¢ndose a la cocina, lo va a hacer desde su lado m¨¢s cient¨ªfico, y as¨ª ha sido en el caso de Myhrvold, cofundador del laboratorio de investigaci¨®n culinaria The Cooking Lab, con sede en Bellevue, a las afueras de Seattle. All¨ª, en una cocina tama?o hangar, es donde ¨¦l y su equipo trabajan en mil proyectos, incluyendo los espectaculares libros de la serie Modernist cuisine: el arte y la ciencia de la cocina.
Cuando este representante de la vanguardia gastron¨®mica deja a un lado las ecuaciones que explican la eficacia del ba?o Mar¨ªa, tambi¨¦n aprovecha para disfrutar de la vida gastron¨®mica en su ciudad. Aqu¨ª van algunas de las sugerencias que no duda en compartir:
El rey del pollo frito
Precisamente porque pasa el d¨ªa llevando lo alimenticio hasta l¨ªmites de sofisticaci¨®n insuperables, a menudo echa de menos fondas m¨¢s de andar por casa, e incluso hay d¨ªas en los que el cuerpo le pide pollo frito. Concretamente, pollo frito de Ezell's, cuyo rebozado aporta el crujido m¨¢s satisfactorio al paisaje sonoro de Seattle. "Y cuando quiero algo todav¨ªa m¨¢s primario me voy a Cave Man Kitchen, justo al salir de la ciudad", confiesa. All¨ª se dedican a ahumar cualquier animal que uno les lleve, aunque el chef modernista se mantenga siempre fiel al pollo.
Asia y M¨¦xico en la ciudad
Asia se encuentra a tres brazadas de Seattle, nada m¨¢s cruzar el oc¨¦ano Pac¨ªfico, y por f¨¢cil que sea encontrar productos asi¨¢ticos en esta ciudad estadounidense, es solo en Uwajimaya donde el chef se hace con ingredientes como kimchi, nori, uni o vino de arroz. A este ultramarino emblem¨¢tico, que acaba de cumplir 85 a?os, tambi¨¦n acude para comprar marisco local, siempre fresco, pues, tal como reconoce, "los habitantes de Seattle somos ni?os malcriados en lo que respecta al marisco, de tan bien acostumbrados como estamos". Sobre todo al contar con lugares como Taylor Shellfish Farms, donde se producen ostras, almejas, mejillones, cangrejos y un molusco de simp¨¢tico aspecto llamado geoduck, todo ello sin amenazar la sostenibilidad de estas especies.
Myhrvold sigue recomend¨¢ndonos restaurantes sin pretensiones. En este caso escoge una de las cocinas m¨¢s franquiciadas del planeta ¡ªla mexicana¡ª, y tras descartar muchos lugares, su olfato le conduce a La Carta de Oaxaca, un restaurante familiar orgulloso de las kilom¨¦tricas colas que se forman para probar sus tacos de pescado y su mole de pollo.
Un caf¨¦ cinco estrellas
Despu¨¦s de comer bien y sabroso, qu¨¦ menos que un cortado. "Los estereotipos se cumplen: a los seattleitas nos gusta mucho nuestro caf¨¦, y es que aqu¨ª se puede encontrar uno de los mejores del mundo". De hecho, a Nathan le parece que en muchos lugares del firmamento Michelin, la oscura bebida no alcanza los niveles de los vendedores callejeros que recorren Seattle. Si ha de elegir, se queda con Victrola Coffee Roasters y con Espresso Vivace, ya que, seg¨²n afirma, "sus baristas tienen un verdadero arte cuando se trata de servir el expreso perfecto".
Al rico mercado de granjeros
M¨¢s de una docena de mercados servidos por granjeros de la zona permanecen activos en Seattle. Es inevitable encontrarse en ellos a los principales chefs de la ciudad palpando fruta y comentando la mercanc¨ªa con los pescadores, granjeros y otros productores que traen a la ciudad tales maravillas. "El que m¨¢s nos gusta es el mercado de Bellevue y el de University District. All¨ª les compramos directamente a los productores".
Con tantos y tan frescos ingredientes, la tentaci¨®n es dejar de comer fuera y a cambio experimentar con ellos en casa. Para dar ideas a toda la comunidad foodie de Seattle se abri¨® Book Larder, una librer¨ªa emplazada en el barrio North Fremont y dedicada exclusivamente a lo culinario. All¨ª se deja caer con frecuencia la cabeza pensante de The Cooking Lab. "Como la industria editorial est¨¢ sufriendo el tumulto generado por la aparici¨®n del libro electr¨®nico, es muy reconfortante ver lo bien que le va a una librer¨ªa dedicada a la cocina", comenta Myhrvold. Book Larder est¨¢ bien provista de recetarios, pero adem¨¢s cuenta con un espacio para catas y presentaciones, no solo de libros, sino de nuevos productos y gadgets para cocinillas. Sus due?os han logrado convertir la demostraci¨®n de ese nuevo pelapatatas o de aquel eficaz sacacorchos en un evento que nadie desea perderse en Seattle.
Mercedes Cebri¨¢n
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