Un burro en la quinta planta
Lo que vio P¨ªo Baroja en el quinto piso de las Casas Colgadas y otras historias de una ciudad volcada al arte. M¨¢s el puente de San Pablo, la Posada de San Jos¨¦ y la Taberna Jovi
?A qui¨¦n demonios se le ocurrir¨ªa edificar una ciudad en un pe?asco de semejante calibre? Pues se les ocurri¨® a los musulmanes, cuando dominaban gran parte de la Pen¨ªnsula, y ah¨ª sigue Cuenca, aupada a esta roca escarpada y abismal entre las profundas hoces de los r¨ªos J¨²car y Hu¨¦car. Dicen los libros que esta es una ubicaci¨®n inveros¨ªmil, pero igual de inveros¨ªmiles, por su belleza, son sus paisajes on¨ªricos. Y tambi¨¦n resulta inveros¨ªmil que esta vieja ciudad castellano-manchega se convirtiera en los pasados a?os sesenta en un centro del arte abstracto y contempor¨¢neo.
10.00 El ¨²ltimo ¡®ready made¡¯
Antonio P¨¦rez fue uno de los fundadores de la editorial Ruedo Ib¨¦rico en el exilio espa?ol, vivi¨® la bohemia parisiense rodeado de artistas y ayudando a refugiar a camaradas comunistas. Vendi¨® libros a Foucault o Sartre en la librer¨ªa La Joie de Lire. Le sugiri¨® a su amigo Juan Mars¨¦ el nombre de Pijoaparte para su personaje m¨¢s c¨¦lebre y es padrino de Manu Chao. Acab¨® recalando en Cuenca, con su amigo el pintor Antonio Saura (hermano de Carlos, el cineasta). Y aqu¨ª sigue, tras esta agitada existencia, con fundaci¨®n y todo. Antonio no es un artista al uso: m¨¢s que crear objetos, se los encuentra: los ready mades de Duchamp, los objects trouv¨¦es. En el nuevo centro cultural La Casa Gris (1) est¨¢ su Museo del Objeto Encontrado (La Casa Gris; Severo Catalina, 11-13), donde P¨¦rez muestra c¨®mo un hierro, un trozo de hormig¨®n o un colorido juguete comprado en un bazar puede metamorfosearse, aplic¨¢ndole una capa de humor, en una fascinante pieza art¨ªstica. La fundaci¨®n (2) (Ronda de Juli¨¢n Romero, 20; precio de la entrada, 3 euros) que lleva su nombre muestra en su museo B (antiguo convento de las carmelitas descalzas) una nutrida colecci¨®n (cedida por P¨¦rez) de obras contempor¨¢neas, en las que se encuentran piezas de Chillida, Canogar, Saura, Torner o Warhol.
12.00 Cuenca ¡®mainstream¡¯
Ojo, colgadas, que no colgantes. Estas casas, que no cuelgan, sino que m¨¢s bien se levantan temerarias al borde del precipicio para aprovechar el poco espacio disponible, son el s¨ªmbolo universal de la ciudad. Las mejores vistas se obtienen cruzando el puente de San Pablo (3), de aspecto industrial y hierro rojo, al gusto de la ¨¦poca en la que fue construido, 1902. No muy lejos est¨¢ el skyline de rascacielos de Cuenca. Un momento, ?rascacielos? Bueno, s¨ª, al menos para la ¨¦poca: 12 pisos en el siglo XVI no eran cosa usual. El truco es que, debido a los grandes desniveles entre calles, por un lado del edificio se entra por el bajo y por el otro se accede en la quinta planta, donde P¨ªo Baroja vio asomado un burro y pens¨® que los nativos estaban locos. La catedral de Santa Mar¨ªa y San Juli¨¢n (4), en una irregular plaza Mayor de edificios coloreados (en recuerdo a los tintes de la extinta industria textil conquense), tambi¨¦n tiene sus curiosidades: est¨¢ a medio construir (es una especie de g¨®tico castrado, sin torres) y muchas de las vidrieras, cambiadas en el siglo XX, muestran motivos abstractos. Antes de comer se puede bajar a la ciudad moderna a conocer el bar La Ponderosa (5) (San Francisco, 20), donde, entre el bullicio, se tapean zarajos, perdices estofadas o revuelto de boletus.
15.00 Almuerzo velazque?o
La canadiense Jenny Morter, reci¨¦n galardonada por la Confederaci¨®n de Empresarios de Cuenca, lleg¨® a Espa?a hace tres d¨¦cadas cuando aqu¨ª no se ten¨ªa mucho cuidado con el patrimonio: ¡°Llegu¨¦ a tocar El entierro del conde de Orgaz con la mano y a sentarme en el Patio de los Leones de la Alhambra¡±, cuenta. ¡°Me enamor¨¦ del paisaje de Cuenca¡±, a?ade, y hoy sigue disfrutando de la ciudad mientras regenta la Posada de San Jos¨¦ (6) (ronda de Juli¨¢n Romero, 4). Este edificio hist¨®rico perteneci¨® al yerno de Vel¨¢zquez y dice la leyenda que el pintor se inspir¨® en uno de sus salones para la composici¨®n espacial de Las Meninas. Lo que s¨ª es cierto es que aqu¨ª se puede probar la gastronom¨ªa tradicional (ajo arriero, morteruelo, pisto¡) disfrutando de unas impresionantes vistas a la rocosa hoz del r¨ªo Hu¨¦car (7). Nunca se sabe d¨®nde mirar, si al paisaje o al plato.
17.00 Colgada abstracci¨®n
El Museo del Arte Abstracto Espa?ol (8) (Casas Colgadas. Can¨®nigos, s/n) fue abierto en 1966 por iniciativa del artista Fernando Z¨®bel (ahora lo gestiona la Fundaci¨®n Juan March) y ocupa el inmueble de las Casas Colgadas, cuyo interior fue redise?ado expresamente para albergar la colecci¨®n: un museo hecho a medida de la obra. Se pueden ver obras de Torner, Saura, Millares, Rueda, Antonio Lorenzo, Sempere y Jos¨¦ Guerrero, que en la ¨¦poca se trasladaron a vivir a Cuenca, creando este caldo de cultivo art¨ªstico que a¨²n burbujea. Buena muestra de la actividad cultural actual se congrega en Lamosa?(9) (San L¨¢zaro A, 25), un espacio que describen como Laboratorio Modulable Art¨ªstico y que est¨¢ abierto a las ¨²ltimas propuestas en forma de exposiciones, talleres o eventos.
20.00 A salvo de las bombas
Por la tarde se realiza una visita guiada al t¨²nel de Alfonso VIII (10) (una peque?a parte de la vasta Cuenca subterr¨¢nea), refugio antia¨¦reo de la Guerra Civil donde los conquenses se pon¨ªan a salvo de los bombardeos (fueron cuatro) del bando fascista: son 90 metros de cueva que se visitan con un colorido casco amarillo a modo de minero. Y para tomar aire, los art¨ªculos m¨¢s modernillos pueden encontrarse en pleno casco viejo: la recoleta tienda Yoko Banana (11) (Colegio San Jos¨¦, 1) contiene un mont¨®n de fanzines, postales, espr¨¢is, gorros, chapas, jabones, cremas, imanes surrealistas o peque?os robots retro.
22.00 El Secreto y copas
En el rascacielos de San Mart¨ªn est¨¢ el restaurante El Secreto?(12) (Alfonso VIII, 81), que fusiona la modernidad con la cocina tradicional conquense en un espacio que tambi¨¦n rezuma arte. La especialidad: el ciervo, concretamente en forma de alb¨®ndiga rellena de queso y crema de patata. El arte tambi¨¦n se hace presente, a modo de carteles, pinturas, o artistas de carne y hueso, en las paredes y en las barras de muchos de los garitos nocturnos del casco viejo, como son Los Elefantes (13) (en la plaza Mayor) o el Rothus (14) (San Miguel, 1-7). El pub Los Cl¨¢sicos?(15) (Severino Catalina) ofrece actuaciones musicales gratuitas con frecuencia. Y para alternar en la edad de la elegancia, con paredes forradas de madera y camareros con pajarita, est¨¢ la Taberna Jovi?(16) (Colmillo, 10), de estilo ingl¨¦s, en la que asomarse, esta vez, al borde de un gin-tonic.
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