Teatro al desnudo en el hangar

El Network Theatre es una peque?a sala esc¨¦nica con menos de cien butacas en Lower Street, una calle cerrada al tr¨¢nsito y dedicada al almacenaje debajo de la estaci¨®n londinense de Waterloo. El teatro se ubica en uno de los hangares de la calle, trasegados todos ellos de camiones de mercanc¨ªas que cargan y descargan. El Network Theatre es un perfecto ejemplo de lo que es en Londres la escena fringe (qu¨¦dense con el t¨¦rmino), es decir, la inmensa red de teatros alternativos, un entramado cultural muchas veces camuflado, pero significativo. La escena alternativa o fringe (t¨¦rmino acu?ado en el Festival de Edimburgo que significa al margen), ha devenido en llamarse en Londres Off-West End, como r¨¦plica al West End (donde se agolpan los musicales y los carteles de campanillas).

Antes de que se aboliera la censura de las obras teatrales (simbolizada en la representaci¨®n del musical Hair en 1968), las obras cr¨ªticas se representaban a escondidas, siempre bajo las narices del censor Chamberlain, como gustaba decirse en Londres. De esta habilidad para burlar a la censura la imaginaci¨®n se desbord¨® para que los teatros pudieran brotar en cualquier h¨¢bitat. Y esa sana costumbre sigue vigente. El Jacksons Lane, uno de los espacios culturales m¨¢s din¨¢micos del norte de Londres, utiliz¨® una antigua iglesia metodista para poner sus cimientos. El Brixton East era un almac¨¦n de muebles. El Courtyard Theatre, en Hoxton, conquist¨® el edificio de una biblioteca en desuso. El Park Theatre, en Finsbury, se inaugur¨® en 2013 despu¨¦s de que dos millones y medio de libras adecentaran un viejo edificio de oficinas.

214 teatros

Es dif¨ªcil contabilizar cu¨¢ntas salas fringe hay en Londres, la sexta ciudad con m¨¢s espacios teatrales del mundo, por detr¨¢s de Nueva York, Par¨ªs, Buenos Aires, Se¨²l y Tokio, seg¨²n el dossier World Cities Culture Report, encargado por el Ayuntamiento de Londres antes de los Juegos Ol¨ªmpicos. Se han contabilizado hasta 214 teatros, pero el n¨²mero de salas alternativas nunca se da por cerrado porque es dif¨ªcil definir lo que es un espacio esc¨¦nico profesional.

Los pubs son el alma social de Londres y ¡ªc¨®mo no¡ª es all¨ª donde los teatros fringe han encontrado su mejor atm¨®sfera. Algunas de sus salas son una hermosa mezcla de ambientes. En el fragor de Camden, en la mism¨ªsima Camden High Street, se encuentra The Oxford Arms Pub. En su planta de arriba se asienta el Etcetera Theatre, la autoproclamada sala fringe m¨¢s peque?a de Londres. The White Bear, en Kennington, es uno de los emplazamientos que mejor representa la fusi¨®n de realidades de estos teatros. Una pared insonorizada hace las veces de frontera: a un lado, el bar bulle mientras se muestra un partido cualquiera de la Premier League; a la vez que en el otro la compa?¨ªa Front Foot Theatre representa una pieza de Ch¨¦jov. The Red Hegdegog, en Archway, se inspir¨® en un caf¨¦ vien¨¦s del mismo nombre y hoy, adem¨¢s de teatro y sala de conciertos, es un local que sirve comida vegetariana.

En el f¨¦rtil caudal de representaciones teatrales independientes de Londres se pule la inmensa cantera interpretativa que reside en la ciudad. Muchos grandes talentos comenzaron su carrera en teatros fringe, como Rusell Brand, uno de los c¨®micos m¨¢s pujantes del Reino Unido en la actualidad, que sol¨ªa actuar en una sala de 64 butacas situada en la coqueta barriada de Inslington: The Hen and Chickens, uno de los pub-theatre m¨¢s queridos por los londinenses.

Cecilia Darker es la directora art¨ªstica del Rosemary Branch Theatre, sala ubicada en Hackney, en la ribera del Regents Canal. Asegura que la propia diversidad de Londres imprime una enorme fuerza a la escena teatral. Esa misma diversidad, esa coctelera de cosmovisiones, invita a correr riesgos en el escenario.

En un garaje

Porque el teatro fringe tambi¨¦n va de eso: de correr riesgos y de mostrar al p¨²blico nuevos lenguajes. El Theatro Technis seguramente sea la sala que m¨¢s se toma a pecho esta conciencia cr¨ªtica. Fundada en un garaje en 1957 por un grupo de artistas chipriotas, en 1978 restauraron una vieja iglesia en Mornington Crescent y lanzaron uno de los espacios m¨¢s comprometidos de la ciudad. La entrada a su platea est¨¢ flanqueada por un muro donde se lee: ¡°Una alcantarilla p¨²blica corre debajo de esta piedra¡±.

Esta querencia por la experimentaci¨®n renueva la s¨¢tira brit¨¢nica y puede obrar milagros tales como que Margaret Thatcher se convierta en la Reina del Soho, tal y como sucede cada noche en el 503 Theatre, en Battersea. Muy cerca, en Lavender Hill, est¨¢ otra de las referencias de la ciudad: el Battersea Arts Centre. En este ic¨®nico edificio se proclam¨® alcalde a John Archer en 1913, primer edil negro de Londres; se hizo un homenaje a las v¨ªctimas del Titanic en 1912 y Allen Ginsberg recit¨® sus poemas en 1981.

Atomizada, inabordable, fren¨¦tica y siempre en construcci¨®n, como la propia ciudad, la escena fringe invita a un viaje a la innovaci¨®n teatral, pero tambi¨¦n al ensayo y al error, es decir, al origen de la propia escena.

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