El teatro de las flores
El parque Terra Botanica espera en Angers, ciudad francesa, g¨®tica y universitaria, donde la actriz Jeanne Moreau cre¨® unos famosos talleres de cine
Una ciudad que, en el coraz¨®n de la vieja Europa, tenga la mitad de su poblaci¨®n por debajo de los treinta a?os es una suerte. Si la cuarta parte de esos vecinos son estudiantes (dos universidades, 14 escuelas superiores), es dif¨ªcil que sea aburrida. Si adem¨¢s fue reconocida como la ¡°primera ciudad verde de Francia¡±, entonces lo que tenemos es Angers, de unos 148.000 habitantes, en el valle del Loira. La hist¨®rica capital de Anjou, territorio bien conocido por enredos din¨¢sticos (el duque de Anjou se convirti¨® en el primer rey Borb¨®n de Espa?a, Felipe V) y por el g¨®tico angevino, es elegante a rabiar. Ciudad patrimonio mundial, amable, imaginativa, ciclista y gourmande.
09.00 El final de los tiempos
Para empezar con buen pie (o buen pedal) conviene acercarse a la oficina de turismo, frente al castillo (1). All¨ª se puede obtener el city pass (24 horas, 12,50 euros) o alquilar una bici municipal. Un foso verde separa la oficina del llamado ¡°castillo del bon roi Ren¨¦¡±. Pero no fue ese rey culto y muy querido quien hizo edificar la fortaleza, sino Blanca de Castilla, regente y madre de San Luis, en el siglo XIII; Ren¨¦ (que tuvo entre otros t¨ªtulos el de rey de Arag¨®n) naci¨® en 1409 en ese castillo, convertido en residencia de los duques de Anjou. Ha conservado intacto el anillo de 17 torres, a franjas blancas y negras (arenisca y pizarra, una caracter¨ªstica de la arquitectura local). En el interior ajardinado se alza un edificio g¨®tico que aloja una obra ¨²nica: el tapiz del Apocalipsis. Una banda de 140 metros (se conservan 103) que, con la excusa del relato b¨ªblico del fin del mundo, traza en realidad un alegato pol¨ªtico, en pleno fragor de la Guerra de los Cien A?os. Desde lo alto de las torres se puede tocar, como quien dice, el plano de la ciudad: el r¨ªo Maine (que se une al Loira en las afueras) divide la ciudad en dos, el casco medieval a un lado y, al otro, el hist¨®rico barrio de La Doutre.
11.00 Una casa muy curiosa
Frente al puente levadizo est¨¢ el paseo del Fin del Mundo. Por fortuna, lo m¨¢s lejos que lleva es al casco medieval, pastoreado, faltar¨ªa m¨¢s, por la catedral g¨®tica de Saint-Maurice (2), con espl¨¦ndidos vitrales que van de los siglos XII al XV. El ¨¢bside da a la plaza de Sainte Croix, donde se alza la singular Casa de Adam (3), construida hacia 1500. La madera vista de su entramado aparece tallada en ciertas vigas; los curiosos buscan con morbo la figura de monsieur Tricouillard, que exhibe (nunca mejor dicho) su espl¨¦ndida dotaci¨®n viril. En su interior se pueden adquirir souvenirs y objetos de artesan¨ªa. Muy cerca, la torre solitaria de Saint-Aubin (la iglesia fue quemada durante la Revoluci¨®n Francesa) y una joya felizmente recuperada: la colegiata de Saint-Martin (4), un templo de tiempos de Carlomagno con cripta y enterramientos, pero sobre todo un espacio cultural con museo, exposiciones temporales y conciertos.
12.00 Cuadros renacentistas
Una arquitectura burguesa y atildada (prefectura, despachos oficiales) nos lleva hasta la plaza de Saint-Eloi, marco ideal para un par de esculturas de Igor Mitoraj. En un costado, el Logis Barrault, edificio angevino del siglo XV, aloja ahora el Museo de Bellas Artes (5). Otra de las sorpresas monumentales que Angers depara. Desde tablas g¨®ticas o telas renacentistas a algunos maestros locales de escuela prerrafaelita, sin que falte alg¨²n Ingres. Desde las ventanas del museo se cierne el techo de cristal que cubre lo que fue la abad¨ªa de Toussaint, arruinada tambi¨¦n cuando la Revoluci¨®n. Ahora aloja la Galer¨ªa David d¡¯Angers (6), consagrada a ese escultor coet¨¢neo de Balzac o Victor Hugo, cuyos bustos acompa?an a aparatosos conjuntos escult¨®ricos. Como la hora del almuerzo se habr¨¢ echado encima, se puede picar algo ligero en alguno de los bistr¨®s que hay entre la catedral y la Rue du Mail, como Le Cercle Rouge G (7), Bistrot des Deux (8)?o Un Brin Folk (9)?(muy de moda ¨²ltimamente); a menos que se haya cumplido el tr¨¢mite en el Monument Caf¨¦ (10)?del castillo, que no est¨¢ nada mal.
15.00 El canto del mundo
Hora es ya de cruzar el r¨ªo, por el puente de Verdun (el m¨¢s antiguo) y pasar al barrio de La Doutre, donde no faltan calles empedradas, casas de entramado, mansiones se?oriales y algunas iglesias hist¨®ricas. Pero vamos a dirigir nuestros pasos al antiguo hospital de Saint Jean, con claustro rom¨¢nico y b¨®vedas g¨®ticas que alojan el Museo Jean Lur?at del Tapiz Contempor¨¢neo (10). Su obra estelar es Le chant du monde, conjunto de 10 tapices monumentales tejidos por Jean Lur?at (1892-1966), quien atrajo a la ciudad a creadores afines (el catal¨¢n Grau Garriga se vino a vivir aqu¨ª hasta que falleci¨® en 2011).
16.00 Un jard¨ªn para Campanilla
Desde esta orilla podemos abordar el tranv¨ªa que conduce a los nuevos barrios residenciales para estudiantes y a un parque tem¨¢tico grandioso, que ha cubierto de verdor y animaci¨®n unos secarrales: Terra Botanica (11)?(www.terrabotanica.fr). Abierto en 2010, en este que parece el hogar de Campanilla y Peter Pan se podr¨ªa pasar el d¨ªa entero, y aun as¨ª no dar¨ªa tiempo a disfrutarlo todo. Entre las atracciones que m¨¢s colas provocan figuran un cine 4D (se mueven los sillones, las im¨¢genes huelen, o mojan), un teatro de las flores, un paseo sobre las copas de los ¨¢rboles o un recorrido en barca por ex¨®ticos ambientes vegetales (en el parque hay plantas de Madagascar y Brasil, de M¨¦xico y Jap¨®n). A la salida, se puede aprovechar el resto de la tarde para pasear por las riberas del Maine, entre j¨®venes tirados por la hierba y ciclistas enardecidos (se puede llegar por carril bici hasta el Atl¨¢ntico, a unos 150 kil¨®metros), o irse de compras al centro, a la elegante Galerie Palace (12),?las tiendas de Rue Voltaire y Rue des Lices o, como hacen los j¨®venes tel¨¦fono en mano, buscando lo que se precise en la web.?
20.00 El gastr¨®nomo Curnonsky
Lugares rom¨¢nticos para cenar no faltan en la patria chica del Cointreau (se pueden visitar las destiler¨ªas, a las afueras) y del gran Curnonsky, quien fuera elegido en el siglo pasado como pr¨ªncipe de los gastr¨®nomos (autor de la frase: ¡°Cocina es cuando las cosas saben a lo que son¡±). Por ejemplo, Le Mail (13), Le Dix Septi¨¨me (14)?o la Brasserie du Th¨¦?tre (15). Enfrente de esta ¨²ltima se alza majestuoso el Grand Th¨¦?tre. Los espect¨¢culos de vanguardia (tambi¨¦n exposiciones y conciertos) se celebran en el imponente Quai-Forum des Arts Vivants (16), en la orilla opuesta al castillo. En Angers la actriz Jeanne Moreau, icono del cine franc¨¦s, ha sido promotora del Festival Premiers Plans d¡¯Angers, que se celebra en enero en el Centro de Congresos (17); tambi¨¦n cre¨® una escuela de cine (Ateliers d¡¯Angers) que alimenta la gran afici¨®n cin¨¦fila que existe en la ciudad. Y para descansar bien, el Hotel du Mail (18)?(8, Rue des Ursules), que adem¨¢s puede atender a sus clientes en espa?ol.
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