Leonardo en parapente
El carism¨¢tico Christian G¨¢lvez traza un recorrido personal por los secretos de Florencia.
Florencia es una de las ciudades favoritas de Christian G¨¢lvez. El presentador de Pasapalabra, que acaba de publicar el libro Matar a Leonardo da Vinci (Editorial Suma de Letras), viaja como m¨ªnimo tres veces al a?o a la capital de la Toscana.
?De d¨®nde le viene esa afici¨®n?
Se trata de una ciudad muy vinculada al arte, que me produce un cierto s¨ªndrome de Stendhal; su belleza me relaja y me impacta a la vez. Aunque todo el mundo conoce los lugares t¨ªpicos, me parece que esconde rincones muy especiales.
?Por ejemplo?
Entre el Palazzo Vechio y la Galer¨ªa degli Uffizi, en un callej¨®n, hay un bajorrelieve original de Miguel ?ngel. En esa plaza est¨¢ la r¨¦plica del David. Todo el mundo se hace fotos con la estatua sin saber que a la vuelta de la esquina hay una pieza original.
?Cu¨¢l es su origen?
En esa plaza ajusticiaban a los condenados a muerte; les colgaban. Una de estas ejecuciones p¨²blicas impresion¨® mucho al artista. La leyenda dice que como no le daba tiempo a llegar a su estudio, para no perder la inspiraci¨®n cincel¨® all¨ª mismo la estampa.
?M¨¢s secretos florentinos?
La trattoria 13 Gobbi, cerca de Santa Mar¨ªa de Novella, donde se puede disfrutar de un men¨² renacentista. Desde el primer mordisco te traslada al siglo XVI. Mi plato favorito: bistecca alla fiorentina, un suculento pedazo de carne de kilo o kilo y medio.
Tras esa comida, ?sale de copas?
Soy un poco soso y no suelo ir a discotecas. Prefiero dar un paseo y subir hasta el mirador Piazzale Michelangelo, desde donde hay unas vistas impresionantes. O si no, cruzar el r¨ªo Arno y ascender la monta?a hasta Fiesole.
?Qu¨¦ esconde ese lugar?
Es un pueblo de origen etrusco junto a una reserva natural. Adem¨¢s del paisaje, con los Apeninos al fondo, hay vestigios de otras ¨¦pocas, como los muros de la villa etrusca, unas termas o un teatro romano. Y un lugar que me encanta: la cima desde la que Leonardo prob¨® su m¨¢quina voladora.
?En serio?
Una inscripci¨®n recuerda el salto del genio con esa especie de parapente que invent¨®.
Conoce muy bien la zona.
Y a¨²n falta la visita a la bas¨ªlica de Santa Croce, en Florencia, donde est¨¢n enterrados Miguel ?ngel, Maquiavelo y Galileo. En su interior, al ver tanta belleza, al escritor franc¨¦s Henry Beyle le dio un s¨ªncope en 1817. Todo el mundo le conoc¨ªa como Stendhal.
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