La playa de los mo¨¢is
El arenal de Anakena, rodeada de praderas y palmerales por donde corren caballos salvajes, abre un oasis t¨ªpicamente polin¨¦sico en la volc¨¢nica costa de Isla de Pascua
Cuando alguien piensa en un lugar como Isla de Pascua, el imaginario colectivo evoca inevitablemente a sus vetustos, rocosos y misteriosos guardianes, los mo¨¢is. Pero en Rapa Nui, ese rinc¨®n perdido en mitad del Pac¨ªfico y alejado de todas partes, existe un lugar tan m¨¢gico y paradis¨ªaco que vale por s¨ª mismo una visita: la playa de Anakena.
Curiosamente, pese a su car¨¢cter insular, Pascua no destaca por sus kil¨®metros de playa. Ni mucho menos. Su litoral es, por su origen volc¨¢nico, una sucesi¨®n de acantilados y zonas rocosas que regalan excepcionales postales pero hacen poco menos que imposible un chapuz¨®n. Por ese motivo, cuando a un rapa nui le preguntas por una playa donde poder refrescarte tras un largo d¨ªa descubriendo los misterios del lugar, todos sonr¨ªen y se?alan hac¨ªa la otra punta de la isla.
Anakena est¨¢ a algo menos de 20 kil¨®metros de Hanga Roa, la capital pascuence. Parece poca distancia, pero llegar hasta ella implica recorrer la isla pr¨¢cticamente de punta a punta por la ¨²nica carretera existente. El trayecto, no obstante, es tan atractivo como inevitable.
Al llegar, bien sea en autob¨²s, en taxi o en bicicleta, el viajero se encuentra ante un lugar excepcionalmente bello. Una playa de arena fina y blanca con aguas c¨¢lidas y mansas de color lapisl¨¢zuli rodeada de praderas y palmerales por donde corren libremente manadas de caballos salvajes. Un oasis t¨ªpicamente polin¨¦sico donde bucear en busca de peces de colores o, simplemente, entregarse a una jornada de absoluta desconexi¨®n.
Pero en Pascua todo tiene un plus de autenticidad y Anakena no es una excepci¨®n. Se cuenta que este fue el lugar en el que desembarcaron los primeros pobladores de la isla y que su primer rey, Ariki Hotu Matu'a, no dud¨® en instalarse en una cueva cercana considerada el origen de la peculiar cultura Rapa Nui. Y en un lugar con un pasado y una simbolog¨ªa tan importante no pod¨ªa faltar un pu?ado de mo¨¢is para completar la estampa m¨¢s incre¨ªble que una playa pueda aportar.
Sin abandonar la arena se pueden contemplar dos plataformas de mo¨¢is. La primera, y m¨¢s imponente aparece a simple vista en mitad de la panor¨¢mica. La conocida como Ahu Nau Nau, es una de las m¨¢s estudiadas de Pascua por varios motivos. Son siete las figuras que presenta esta composici¨®n (hay una octava en el suelo) y que atesoran uno de los mejores estados de conservaci¨®n de cuantos mo¨¢is pueblan la isla debido a que durante d¨¦cadas permanecieron a buen resguardo bajo la arena hasta su realzamiento en los a?os setenta. Cuatro de ellos conservan incluso sus pukaos (especie de sombrero o mo?o realizado con piedra volc¨¢nica).
La leyenda del hombre lagarto
En la plataforma sobre la que se asientan son f¨¢cilmente visibles varios petroglifos, entre ellos el del hombre lagarto o Tangata Moko, origen de un sinf¨ªn de mitos y leyendas sobre inveros¨ªmiles contactos con extraterrestres. Adem¨¢s, el perfecto ensamblaje de las piedras que componen esta plataforma (incluida una cabeza de mo¨¢i) es similar al que puede contemplarse en el Templo del Sol de Machu Picchu, algo que ha suscitado teor¨ªas sobre un posible origen incaico, y no polin¨¦sico, de la cultura Rapa Nui.
A la izquierda de este conjunto se levanta el Ahu Ature Huki, una plataforma con un ¨²nico mo¨¢i de m¨¢s de seis metros que fue el primero en ponerse en p¨ªe en los a?os 50. Para ello hicieron falta una decena de hombres, muchos metros de cuerda y tres semanas de trabajo. Pero a d¨ªa de hoy todav¨ªa nadie ha conseguido explicar c¨®mo fue posible transportar intactas estas inmensas figuras de piedra maciza desde la cantera donde se fabricaban, Rano Raraku, situada a varios kil¨®metros de la playa.
Sin construcci¨®n alguna en su entorno que la m¨¢gica estampa de Anakena, la playa cuenta con todos los servicios b¨¢sicos para el visitante, desde ba?os a casetas de madera que ofrecen refrescos y comida para un almuerzo o merienda frugal. Destacan los anticuchos (especie de pinchos morunos cocinados en parrillas) y las empanadas, en especial las de at¨²n de cola amarilla con queso y hierbas que ofrece la se?ora Luli. En los ¨²ltimos a?os tambi¨¦n han proliferado peque?os puestos de artesan¨ªa en sus alrededores.
Esta playa es una parada b¨¢sica en los tours que recorren las maravillas de la isla, como los de Turismo Natura, que ofrece viajes desde Santiago de Chile a Isla de Pascua para grupos reducidos con alojamiento en caba?as gestionadas por familias Rapa Nui y asistencia de gu¨ªas locales.
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