El gran fest¨ªn del mar

No deja de ser curioso que un pescador de bajura y su familia regenten un restaurante que despu¨¦s de treinta a?os de singladura se ha convertido en uno de los mejores de la costa malague?a. Aquel chiringuito que fund¨® Jos¨¦, el Marino en un extremo de la playa de Fuengirola es hoy un local de envergadura. M¨¢s a¨²n despu¨¦s de la reforma que ha transformado sus instalaciones.

Con las soberbias piezas que reciben a diario desde las lonjas andaluzas del Atl¨¢ntico y el Mediterr¨¢neo y las capturas de su propio barco, los S¨¢nchez componen bodegones a la vista que constituyen su mejor tarjeta de visita. Sobre una gran mesa expositor disponen pescados y mariscos con el carn¨¦ de identidad en regla. Grandes besugos de Tarifa, pargos y hurtas de Conil, rayas, cigalas y chopitos de Fuengirola, salmonetes de la bah¨ªa, langostinos de Sanl¨²car, at¨²n rojo de almadraba, coquinas de M¨¢laga, quisquillas de Motril, gambas rojas de Garrucha y blancas de la costa. Repertorio que tambi¨¦n ilustran piezas llegadas de otros enclaves, incluidas las ostras y conchas finas gallegas, adem¨¢s de mero de arp¨®n o esparde?as de Santa Pola. Despensa de campanillas que constituye el gran tesoro de la casa. ¡°No tenemos carta fija, la confeccionamos con la compra de cada d¨ªa¡±, afirma Jos¨¦ S¨¢nchez, jefe de sala, primog¨¦nito, al que acompa?an en el servicio sus tres hermanos, Laura, Ani y Marcos. Reparto de papeles que concluye con Pablo, cocinero, que controla los puntos de una cocina refinadamente sencilla.

Tres t¨¦cnicas b¨¢sicas, horno, fritura y plancha, con exiguos complementos y aderezos, permiten disfrutar de productos excepcionales sin enmascaramientos. El mejor ejemplo lo brinda el pulpo de la costa con tomate rallado, excelente. Aparte est¨¢n sus frituras, realizadas en aceite limpio, que en pocos lugares resultan tan perfectas. Deliciosos los boquerones de M¨¢laga, muy finas las gambas blancas rebozadas, y poderosamente yodado el h¨ªgado de rape. En el manejo de la plancha la cocina tambi¨¦n demuestra su virtuosismo. Da lo mismo solicitar unas coquinas, plato emblem¨¢tico del lugar, que unos choquitos que se sirven sin limpiar, con su propia tinta. Y como tercera opci¨®n, los pescados al horno, que tambi¨¦n se asan con acierto a la sal y se presentan jugosos.

Es una l¨¢stima que los postres no brillen de la misma manera. El tocino de cielo es correcto, pero la tartita fina de manzana con helado resulta mejorable. El punto final lo pone la bodega bien pertrechada y mejor gestionada, que brinda marcas de calidad a precios razonables.

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