Diez instantes de felicidad en Capri
La gruta Azul, la sinuosa Via Krupp, terrazas al Mediterr¨¢neo y villas como la de Tiberio. Claves de la isla italiana que fue refugio de Neruda
Capri es el lugar del alma. La isla tiene sus ritmos, sus tiempos. Hay que vivirla lentamente, respirar su h¨¢lito vital. Capri es como esos vinos raros de buena a?ada que hay que catar sorbo a sorbo. Y hay que saber descubrir en qu¨¦ lugares todav¨ªa se respira el genius loci.Isla dentro de la isla, donde todav¨ªa es posible capturar un fugaz instante de felicidad.
Arco Naturale
El recorrido por el Arco Naturale es literario y natural. Se parte de Via Camarelle (las antiguas Sellae, los lupanares de Capri) donde ahora est¨¢n las m¨¢s prestigiosas boutiques del mundo. Un lugar querido por los poetas. Rainer Maria Rilke y Pablo Neruda pasaron aqu¨ª largas temporadas, en el Villino delle Rose y en Casetta Arturo, peque?as joyas de la arquitectura de Capri. Es un paseo hom¨¦rico. Los grandes ilustradores alemanes imaginaron en estos lugares el viaje de la Odisea y las batallas de la Il¨ªada. La vista del Escollo de las Sirenas, del Pizzolungo (la espuela de Polifemo) y de la gruta de Matermania (la del velo sagrado de Leucotea) nos har¨¢ revivir las vicisitudes de Ulises y de Aquiles. Villa Malaparte se nos aparecer¨¢ como una nave griega que surca el Mediterr¨¢neo. Al final, llegaremos al Arco Naturale, gran arco de roca que se abre hacia las peque?as islas de los Gallos.
Villa Jovis
Capri es la isla de Tiberio, el que domin¨® el Imperio desde el punto m¨¢s alto de la isla. Muchos escritores rom¨¢nticos han narrado historias en las que Tiberio es descrito como un emperador cruel, mis¨¢ntropo, obsceno y dado a las m¨¢s orgi¨¢sticas depravaciones. Villa Jovis es el ¨²ltimo escenario de su cruel destino. Hace algunos a?os conoc¨ª a un funcionario del Museo Arqueol¨®gico de Madrid. Era un 31 de diciembre. Me pregunt¨® d¨®nde pod¨ªa comprar una botella de champ¨¢n porque quer¨ªa pasar el inicio del a?o con el esp¨ªritu de Tiberio, dentro de Villa Jovis. Al d¨ªa siguiente lo encontr¨¦ y, conmovido, me dijo que lo hab¨ªa visto y que hab¨ªa sido el fin de a?o m¨¢s emocionante de su vida. ?Poder de la imaginaci¨®n! Camino de vuelta hay que visitar el parque Astarita, con esos puntos panor¨¢micos que cortan la respiraci¨®n.
Villa Lysis
Fue construida a principios de siglo pasado por el conde Fersen, ¨¦mulo franc¨¦s de Oscar Wilde. El edificio, de estilo neocl¨¢sico, est¨¢ dedicado al amor y al dolor. El escritor franc¨¦s Roger Peyrefitte ambient¨® aqu¨ª la novela El exiliado de Capri. Es un icono del turismo homosexual, un templo pagano dedicado a la belleza. Desde sus terrazas, los m¨¢s afortunados podr¨¢n captar el rayo verde cuando el sol se oculta en verano por detr¨¢s de Ischia.
Via Krupp
Esta calle, una joya ensartada en la roca, une Capri con Marina Piccola, en la costa sur. A lo largo de su recorrido serpenteante se disfruta de la m¨¢s hermosa vista sobre los farallones (esas tres grandes rocas que parecen haber aterrizado frente a la costa y que se han convertido en uno de los iconos paisaj¨ªsticos de Capri). Lenin recorr¨ªa este paseo en la ladera del monte Castiglione dos veces al d¨ªa mientras meditaba sobre las estrategias revolucionarias. Via Krupp es un ant¨ªdoto contra el estr¨¦s existencial. Y un para¨ªso para las gaviotas. El empresario alem¨¢n Friedrich Alfred Krupp se la regal¨® a la isla en 1902 poco antes de que un gran esc¨¢ndalo lo dejase contra las cuerdas. Fue acusado por la prensa de organizar festines con j¨®venes pescadores en una gruta que se halla en esa misma calle, la gruta de Fray Felice. Hundido por el dolor, dej¨® Capri y, poco despu¨¦s, se suicid¨®.
Cementerio Acattolico
Es el jard¨ªn de la memoria. Un cementerio monumental y literario. Muchos de los nombres que aparecen en las grandes novelas de los siglos XIX y XX ambientadas en Capri est¨¢n enterrados en este umbroso cementerio que se abre al golfo de N¨¢poles y al Vesubio. Cuando se leen los epitafios, las poes¨ªas, las frases sobre las tumbas, se alcanza a comprender por qu¨¦ Capri fue el ¨²ltimo refugio para tantos poetas y escritores.
Belvedere Cannone
Desde este peque?o belvedere se disfruta de una estupenda vista sobre los farallones, el escollo de las Sirenas y la gruta de los Helechos. En su origen era una peque?a planicie donde los franceses, en 1808, colocaron un enorme ca?¨®n para defenderse de una eventual invasi¨®n inglesa. Es el lugar preferido de muchos pintores que quieren capturar la magia de la luz de Capri, cambiante a cada momento sobre la roca dolom¨ªtica: uno puede pintar cien veces la misma vista, pero el color de la roca nunca ser¨¢ el mismo.
Monte Solaro y Cetrella
Es el oasis verde de la isla, un parque donde florecen todas las especies de la flora de Capri. A este monte ¡ªde 589 metros de altura¡ª se puede llegar desde Anacapri, el segundo municipio de la isla, con un telef¨¦rico que est¨¢ abierto hasta la ca¨ªda del sol. Desde la cima del monte parte un sendero que, a trav¨¦s de un bosque mediterr¨¢neo, llega hasta el Eremo de Cetrella. Rilke dedic¨® a la Virgen que puede admirarse en esta ermita 10 bell¨ªsimos poemas. Retornando a pie a Anacapri se llega a Villa San Michele, morada del m¨¦dico sueco Axel Munthe.
Los fortines de Anacapri
El camino que une el faro con la gruta Azul invita a una caminata de unas cinco horas de duraci¨®n apta para caminantes entrenados. Entre enebros, genistas, palmeras y mirtos pueden visitarse los cinco fortines napole¨®nicos que fueron el escenario de la famosa batalla entre las tropas de Joachim Murat y los ingleses. Para¨ªso para los amantes de la ornitolog¨ªa. Hay que hacer altos a lo largo del camino para zambullirse en el mar en las peque?as calas de la Mesola y Orrico.
Plazoleta delle Boffe
Permaneciendo en silencio en esta peque?a plaza de Anacapri, a uno le parece estar en T¨²nez o en Argel. Los techos de sus casas con b¨®vedas semicirculares de ca?¨®n (boffe en napolitano) evocan la fascinaci¨®n de la arquitectura ¨¢rabe. Al papa Ratzinger le gusta pasear bajo sus palmeras. En verano, durante las horas de m¨¢s calor, como dice el escritor Kesel, parece como si el semidios Pan girara amenazador sobre la Tierra.
La gruta Azul
Es hermoso llegar a pie a trav¨¦s de las callejuelas de Anacapri hasta lo que en su origen romano fue un ninfeo, pasando por la Villa Augusta de Damecuta (residencia de Tiberio en Capri). Se aconseja visitar la gruta Azul temprano por la ma?ana para evitar las horas de mayor afluencia. Quien consiga llegar a nado en un atardecer habr¨¢ cumplido una experiencia inici¨¢tica. Tras haber nadado en el azul se comprender¨¢ por qu¨¦ los alemanes llamaron a la isla de Capri, la isla Fant¨¢stica o isla de las F¨¢bulas.
Renato Esposito? es escritor e historiador.
Traducci¨®n de Jos¨¦ Manuel Revuelta
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