Retorno a Voramar
Un hotel literario en Benic¨¤ssim, rom¨¢nticas villas con jard¨ªn, arroz abanda junto al mar y unos apartamentos de Bohigas para imaginar lo que pudo haber sido y no fue la arquitectura costera
Hace unos a?os que varios festivales musicales han devuelto Benic¨¤ssim (Castell¨®n) al mapa de los destinos de verano y a los telediarios. Esta localidad costera de unos 19.000 habitantes ya fue referente vacacional a principios del siglo pasado, cuando, tras la publicaci¨®n del dec¨¢logo del buen ba?ista, se puso de moda entre la burgues¨ªa y la intelectualidad. En sus villas m¨¢s lujosas, los a?os veinte vivieron fiestas desenfrenadas en las que s¨®lo falt¨® Jay Gatsby preparando sus julepes de menta.Manuel Vicent dedic¨® al hotel Voramar una novela estupenda, Le¨®n de ojos verdes(Alfaguara, 2008), en la que rinde cuentas con esta privilegiada esquina de playa a trav¨¦s de la mirada de un adolescente que, c¨®mo no, pierde el Norte cada vez que una clienta de 13 a?os llamada Brigitte Bardot se empe?a en ba?arse en bikini a escondidas de sus padres.
8.00?En bici por la costa
Nada como empezar el d¨ªa con un paseo en bicicleta o a pie por la V¨ªa Verde del Mar (1). Es el antiguo tramo de tren que un¨ªa Benic¨¤ssim con Oropesa, acondicionado para su uso l¨²dico desde 2009. A esas horas el sol apenas despunta y es un placer verlo vibrar tan naranja. Nadie obliga a llegar hasta la meta. Se puede terminar cerca del Palasiet (2), el hotel m¨¢s pomposo de la zona. Si le interesan los ba?os termales tome nota. Sin embargo, lo mejor de este plan ser¨¢ un desayuno en el hotel Voramar (3)?(voramar.net). Baje a la terraza a pie de playa y haga suyo este local. Emp¨¢pese con una historia que el doctor Aymerich, personaje de la novela de Vicent, explica muy bien: ¡°Se construy¨® en 1927 y durante la guerra fue hospital de sangre de las Brigadas Internacionales. Se llamaba General Miaja y le cambiaron el nombre. Vinieron muchos artistas famosos a entretener a los brigadistas heridos en el frente de Madrid como Paul Robeson, Dorothy Parker o John Dos Passos¡±. A?os despu¨¦s, en 1954, Berlanga rod¨® la comedia Novio a la vista.
12.00?La villa de Hemingway
El Voramar da inicio al deslumbrante paseo de Pilar Coloma (4). Una tras otra se suceden villas de principios del siglo?XX guardando las playas Voramar y Almadraba. Si es su primera vez, le cautivar¨¢ el aura belle ¨¦poque y a primera vista no le costar¨¢ nada imaginarse a s¨ª mismo habitando en cualquiera de ellas. Mejor dejarse de sue?os y disfrutar de la ruta. Por poner dos ejemplos mayores: Villa Elisa (5), propiedad del Ayuntamiento, que la compr¨® para luego abandonarla, y es una pena, fue escenario del rodaje de Segunda piel, de Gerardo Vera. Y Villa Paquita (6), de las m¨¢s antiguas, fue durante la guerra escenario de la historia de amor entre Hemingway y la periodista Martha Gellhorn y tuvo como inquilino a Cartier Bresson. Las villas tienen continuaci¨®n en el paseo de Bernat Artola hasta el torre¨®n o torre de San Vicente (7)?del siglo XVI.
14.00?Los apartamentos perfectos
Es hora de comer y a pie de playa hay opciones sencillas como Villa del Mar (8)?(Paseo de Pilar Coloma, 24) o Botavara (9)?(avenida de Ferrandis Salvador, 125). Arroces abanda o arroz negro y ensaladas creativas. Vaya donde vaya tropezar¨¢ con la arena y la sombra de los cl¨¢sicos palmitos de Benic¨¤ssim.Adem¨¢s, estar¨¢ cerca de los apartamentos Santa ?gueda,?en la segunda l¨ªnea de la avenida de Ferrandis Salvador, fruto de un visionario proyecto que involucr¨® al arquitecto Oriol Bohigas y al cr¨ªtico de arte Tom¨¢s Lloren?. Una mirada diferente de la vivienda tur¨ªstica que se extend¨ªa en los sesenta, alejada de lo folcl¨®rico y superficial. Terrazas, distintas alturas, juegos volum¨¦tricos y espacio ajardinado dan personalidad a un brillante ejemplo de residencia colectiva bien hecha que nos hace pensar en lo que pudo haber sido el desarrollo arquitect¨®nico del litoral y, lamentablemente, no fue.
16.00?Playa para navegantes
A estas horas, pocas cosas se pueden hacer mejor que ba?arse (o dormir una siesta) en cualquiera de estas playas, galardonadas en su mayor¨ªa con la bandera azul de la Fundaci¨®n Europea de Educaci¨®n Ambiental. La playa de Els Terrers (10)?combina piedras y arena, y a la altura de la Escuela de Vela se despliega en una entra?able bah¨ªa. La del Gurug¨² tiene reminiscencias selv¨¢ticas. Nada populosa, es la favorita de los inconformistas. Para los deudores de Ulises o los muy navegantes est¨¢ la traves¨ªa a las islas Columbretes (11). Lugar ideal para bucear, pescar o contemplarse a s¨ª mismo. Y de paso encontrar el tesoro que busca el coronel de la novela de Vicent, que se sabe de memoria el nombre de cada isla: ¡°La Grossa, la Ferrera, la Foradada y el Carallot o Bergant¨ª. Los griegos las llamaban Ophiusas y los romanos Columbrarias¡± (informaci¨®n en: charterscasamr.com, dxtnautico.es o chartercolumbretes.com)
18.00?En el monte Bartolo
Para los aficionados al senderismo y la bot¨¢nica, o a los paseos cuesta arriba y a las grandes haza?as, esta es la hora menos mala para visitar el Desierto de las Palmas (12). El sol ya no insulta y corre el viento de levante. Tras aparcar en la explanada frente al Monasterio de los Carmelitas, iniciamos la ascensi¨®n al monte Bartolo. Conviene hidratarse convenientemente y tom¨¢rselo con calma, s¨®lo son 729 metros de altitud. A la izquierda se ve el perfil de unas rocas encrestadas, las denominadas agujas de Santa ?gueda. En el horizonte se tienen las mejores vistas de este litoral donde se juntan el paralelo cuarenta y el meridiano cero.
21.00?Ensalada ¡®kitsch¡¯
Para cenar conviene internarse en el pueblo. Si quiere un cl¨¢sico de toda la vida vaya a La Manduca (13)?(lamanduca.net), potente en pizzas y ensaladas, algunas tan kitsch que conmover¨ªan al bloguero gastron¨®mico El Comidista por su aire viejuno y la cantidad de salsa rosa. Otras opciones b¨¢sicas son: El Mercado Gin & Bar (14)?(Secretario Chornet, 25; 964 30 48 38), imbatible ofreciendo sofisticados platos en un ambiente cosmopolita. Suele estar lleno, por lo que conviene reservar. El Vin Up (15)?(La Paz, 18; 964 30 10 12) es para tapas atrevidas y El Charquito (16)?(Santo Tom¨¢s, 3; 964 30 27 04) para quien vaya de altos vuelos por su amplia bodega y su carta de exquisiteces. El entusiasmo sigue en el Travesura (17), un hist¨®rico de la bohemia. Y Las Osas va en la misma l¨ªnea: un buen lugar para hacer amigos. Recomendable su bocadillo de esgarraet, a base de bacalao desmigajado. Y los domingos, conciertos al mediod¨ªa. Si prefiere calma siempre queda volver al agua y a la arena del Voramar, donde empez¨® el d¨ªa, y despedirlo en su terraza junto al le¨®n de escayola de la escalinata, evocando los romances de verano del adolescente Manuel, el protagonista del libro de Vicent, que a¨²n no sabe que las promesas de amor del verano tienen la consistencia de la espuma.
??Use Lahoz es autor de la novela El a?o en que me enamor¨¦ de todas(Editorial Espasa).?
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