Londres ¡®lumbersexual¡¯

Se trata posiblemente de la inauguraci¨®n m¨¢s exitosa y sorprendente de este invierno en Londres. Omnipresente en los listados de lo mejor de 2014 en toda revista de tendencias que se precie. La idea la tuvieron un d¨ªa de resaca Gary y Alan Keery, dos gemelos de Belfast con cuidadas barbas, camisas de le?ador y tatuajes. A principios de diciembre abrieron este local de apenas treinta metros cuadrados en Brick Lane, arteria clave del este de Londres. No piensen en c¨®cteles o en la ¨²ltima tendencia en la cocina de fusi¨®n. Lo que ha convertido a los hermanos Keery en los emprendedores del momento es un producto mucho m¨¢s improbable: los cereales.

Cereal Killer ofrece 120 variedades distintas de cereales y 13 tipos de leche. Media hora de cola para tomarse un taz¨®n de leche de fresa con Golden Grahams, por ejemplo, a un precio m¨ªnimo de 2,50 libras (unos 3,10 euros). Todo un desayuno de le?ador. La elaborada respuesta de Gary en Twitter a un periodista de Channel 4, que consider¨® el precio demasiado elevado para uno de los barrios m¨¢s pobres de la capital, se convirti¨® en viral. Cereales favoritos de la Am¨¦rica profunda, redes sociales, emprendedores barbudos, la imparable gentrificaci¨®n del este de Londres. Un desayuno energ¨¦tico ideal para empezar este fin de semana por el Londres m¨¢s lumbersexual.

Las etiquetas urbanas se suceden ¨²ltimamente a un ritmo fren¨¦tico. En el momento en que el var¨®n urbanita corriente se anim¨® a comprarse su primera crema exfoliante result¨® que la metrosexualidad era ya cosa del pasado. Cuando el mundo ha comprendido, a grandes rasgos, lo que es un hipster, la palabra se ha convertido en tab¨². Los gur¨²s del estilo empiezan a teorizar sobre el normcore o el no-estilo. Y un buen d¨ªa, cuando uno est¨¢ a punto de asimilarlo y de correr a comprar unos vaqueros al Carrefour, las revistas de tendencias se llenan de hombres con barba que reivindican, desde el centro de la ciudad, una vida rural que nunca han vivido. Hoy el hombre moderno es lumbersexual. Un vocablo h¨ªbrido que deriva de metrosexual, pero sustituye el prefijo de metropolitano por lumber, le?a en ingl¨¦s. Aqu¨ª, en Hackney y sus alrededores en el este de Londres, se encuentra el h¨¢bitat predilecto de este nuevo esp¨¦cimen urbano.

Broadway Market

Desde un extremo del parque de London Fields sale la calle de Broadway Market, que termina en el Regent¡¯s Canal, en Haggerston. Durante a?os la calle acogi¨® un mercado de frutas y verduras que fue decayendo hasta que, a principios de la d¨¦cada pasada, apenas quedaron dos o tres puestos. En 2004 fue reemplazado por un mercado de comida que se ha convertido con los a?os en un para¨ªso de la cocina callejera ¡ªquiz¨¢ la m¨¢s pujante tendencia gastron¨®mica de Londres¡ª y hoy es uno de los lugares de alterne preferidos por el moderneo local los fines de semana. La transformaci¨®n no estuvo exenta de pol¨¦mica y a finales de 2005 un grupo de vecinos ocup¨® el Francesca¡¯s Caf¨¦, en el n¨²mero 34, en protesta por la pol¨ªtica comercial de las autoridades locales, convirti¨¦ndolo en un s¨ªmbolo de la gentrificaci¨®n de Hackney.

El mercado callejero funciona los s¨¢bados de 9.00 a 17.00. Puestos de ensaladas, de quesos franceses o italianos, de cocina caribe?a, vietnamita o et¨ªope; cerdos asados, carne org¨¢nica, un plato de risotto de setas con ensalada de r¨²cula, aceite de trufa y queso Grana Padano por seis o siete euros. Deliciosos olores se superponen al pasear entre los puestos al ritmo l¨¢nguido del folk de un cantautor que toca el banjo en una esquina. El ambiente tiene algo de poblado de la fiebre del oro de las monta?as de Colorado, pasado por un filtro retro de Instagram. Pero si uno hurga en las refinadamente rudas mochilas que cuelgan de las espaldas de los buscadores encontrar¨¢ un MacBook Air y no un pico ni una bolsita con pepitas de oro.

Al calor de los humos de los puestos han brotado en Broadway nuevos comercios. Librer¨ªas, tiendas de delicatessen y peque?as cafeter¨ªas pobladas por solitarios barbudos concentrados en su ordenador port¨¢til que degustan distintas variedades de caf¨¦s con pedigr¨ª ¨¦tico. El hipster conoc¨ªa las variedades del caf¨¦; el lumbersexual se preocupa, adem¨¢s, por cu¨¢nto da?o ha hecho al planeta hasta llegar a su taza.

Los nuevos locales conviven, puerta con puerta, con vetustos negocios tradicionales, como la barber¨ªa que ocupa el n¨²mero 54. Los m¨¢s cin¨¦filos la recordar¨¢n por ser el lugar donde un cliente es degollado al principio de Promesas del Este, de David Cronenberg. Dicen que si uno se queda el suficiente tiempo pegado al escaparate y demuestra con su lenguaje corporal que reconoce el establecimiento, Ismail Yesiloglu, el propietario, blandir¨¢ su navaja insinuando que el cliente que tiene ante s¨ª correr¨¢ la misma suerte que el de la pel¨ªcula.

Otro cl¨¢sico de la calle es F. Cooke, un maravilloso establecimiento de tartas saladas, anguilas y pur¨¦ de patatas que lleva en el n¨²mero 9 desde el a?o 1900. Cuando cae la noche y los descendientes de Frederick Cooke, que siguen llevando el negocio, terminan de despachar el mismo men¨² que ofrecen desde hace m¨¢s de cien a?os, se apagan las luces, se encienden las velas, y el lugar se convierte en Peters & Co Gin Palace. Un local de ginebra, como los que abundaban en el Londres victoriano, pero en versi¨®n pop up y pasado por las manos de Emma Peters, responsable del c¨¦lebre club gay Twat Boutique. Un curioso lugar para tomar un gin-tonic con alguna de la veintena de referencias de ginebra que ofrece mezclada con t¨®nica Fever Tree por el precio, m¨¢s que moderado para los est¨¢ndares londinenses, de unas cinco libras (algo m¨¢s de seis euros).

Netil Market

Alrededor de Broadway Market han surgido otros mercadillos que conforman lo que ya se conoce como Off Broadway, en un gui?o a la escena alternativa a los grandes teatros de la calle hom¨®nima de Nueva York. Uno de ellos es Netil Market, que abri¨® hace cuatro a?os y se celebra tambi¨¦n los s¨¢bados en un solar de la cercana Westgate Street (n¨²meros 11 a 25). Peque?as tiendas de curiosidades, artesan¨ªa, barber¨ªas y, por supuesto, puestos de comida. Todo parece construido a mano, como mandan los c¨¢nones lumbersexuales.

Dentro de una caba?a de madera, Patrick Archer, nacido en Birmingham hace 24 a?os pero residente en Hackney desde hace tres, introduce maderas en un horno de le?a. Hace un tiempo compr¨® un libro de c¨®mo construir un horno de pizzas y el pasado oto?o se puso manos a la obra. Cuenta que acaba de decidir el nombre de su peque?o puesto: Pizzas Don¡¯t Cry (las pizzas no lloran). ¡°Quer¨ªa construir algo con mis propias manos¡±, explica, con la cara manchada de holl¨ªn. ¡°Conoc¨ª a la gente del mercado y me propusieron hacer algo aqu¨ª, as¨ª que me decid¨ª por un horno de pizzas. Es algo primitivo, solo le?a y fuego¡±. Su especialidad, a 7,50 libras (9,50 euros), es una pizza de patata, romero y queso gorgonzola.

Netil Market es una rama de Netil House, una especie de comunidad creativa con sede en un edificio cercano, en el n¨²mero 1 de la misma calle Westgate, donde tienen su estudio un centenar de artistas, dise?adores y emprendedores locales. En la azotea se encuentra un caf¨¦-terraza con vistas panor¨¢micas de la ciudad llamado Netil360, que en invierno se alquila para eventos y a partir de primavera se convierte en uno de los locales imprescindibles de la zona.

Si tanta creatividad ha abierto el apetito del le?ador urbano, un poco m¨¢s abajo puede procurarse una sobredosis de mantequilla en Yeast Bakery, una pasteler¨ªa que sirve a selectos hosteleros de la ciudad y que los s¨¢bados ocupa un garaje en Westgate, donde Angela y Ben, una encantadora pareja, se esmeran por preparar los mejores cruasanes y piezas de pecaminosa boller¨ªa bretona. ¡°Quer¨ªamos ser los mejores en hacer algo¡±, explica Ben. ¡°Y nos decidimos por el cruas¨¢n¡±.

Un buen lugar para acabar el d¨ªa es la cercana calle Mare, donde una serie de locales han ido abriendo o renov¨¢ndose hasta convertirla en uno de los destinos preferidos por los noct¨¢mbulos de Hackney. En Look Mum No Hands! se puede tomar un caf¨¦ mientras le arreglan a uno la bicicleta, y en Oslo, junto a la estaci¨®n de Hackney Central, bailar con m¨²sica en directo. Pero ning¨²n lumbersexual deber¨ªa perderse el Cock Tavern, un pub con amplia gama de cervezas artesanales que el a?o pasado fue elegido el bar m¨¢s beard friendly (amigable con las barbas) de Reino Unido, distinci¨®n que otorga el llamado Frente de Liberaci¨®n de la Barba, un colectivo que ¡°hace campa?a en apoyo de las barbas y combate la discriminaci¨®n contra aquellos que las llevan¡±.

¡°?Vendemos barato porque todo nuestro g¨¦nero es robado!¡±, bromea un tendero entre cubos llenos de flores. Decenas de floristas venden a gritos su mercanc¨ªa a la marabunta de visitantes que esquivan los ramos arriesg¨¢ndose a perder un ojo pinchado en un lirio. Decir domingo por la ma?ana en Hackney es decir Columbia Road Flower Market. Este es el mercado de flores m¨¢s importante de Londres, parada obligada de los lumbersexuales en busca de ramos con los que decorar sus apartamentos para recordar esa vida de campo que nunca vivieron.

Alrededor de las flores hay un entramado de galer¨ªas de arte, tiendas de antig¨¹edades, boutiques de moda o peque?as joyas como la perfumer¨ªa Angela Flanders, donde se puede adquirir un perfume personalizado para recordar los olores de las flores de Columbia Road. La oferta gastron¨®mica tambi¨¦n es rica, e incluye vinos org¨¢nicos (Brawn), b¨¢gels (Caf¨¦ Columbia), quesos (Jones Diary), fritura de pescado (Lee¡¯s Seafood) y hasta un curioso supper club, un tipo de restaurantes caseros semisecretos que proliferan en la ciudad, instalado en una tienda de curiosidades (Printers & Stationers, en la cercana Ezra Street).

Hackney City Farm

Pero si lo que se quiere es una experiencia rural de verdad, sin salir del este de Londres, ah¨ª est¨¢ Hackney City Farm, en la cercana Goldsmiths Row. Esta granja urbana, que funciona gracias al trabajo voluntario de un grupo de vecinos desde 1984, es toda una instituci¨®n en el barrio. Ovejas, cerdos, burros, conejos, aves de corral y hasta abejas reciben a los visitantes de esta granja de aire hippy que recuerda que los lumbersexuales no son los primeros urbanitas en reivindicar las bondades de la vida rural.

En la misma granja se encuentra el restaurante Frizzante, muy popular entre las familias j¨®venes y modernas para tomar el brunch los domingos. Eddy Ambrosi, su joven chef italiano, miembro del movimiento slow food, es un firme defensor de la cocina sostenible y local. Enumera con detalle cada uno de sus proveedores, que incluyen cooperativas de agricultura org¨¢nica, carniceros que hacen las salchichas a mano y colectivos que compran el g¨¦nero directamente a los pescadores. ¡°Mi intenci¨®n es cocinar lo m¨¢s local posible y enraizado en la comunidad¡±, explica. ¡°Tenemos que ser conscientes de que hay que ser sostenibles. Creo que podemos ayudar a que Londres sea m¨¢s consciente de lo que consume y c¨®mo lo consume¡±.

Redchurch

Con las botas a¨²n manchadas del barro de la granja, se puede caminar hacia la calle de Redchurch, en la misma zona, Shoreditch, donde empez¨® el recorrido, y terminar este fin de semana lumbersexual dejando la huella en Labour and Wait, una exquisita tienda de objetos de dise?o atemporales y rudimentarios. Es un verdadero vicio perderse entre la cuidad¨ªsima selecci¨®n que ofrece este establecimiento fundado en el a?o 2000 y que se mud¨® a Redchurch hace cuatro a?os. Aqu¨ª el elemento lumbersexual ¡ªal margen de la mimada barba de palmo y medio de uno de los dependientes¡ª es algo m¨¢s sutil. Pero ver a modernos de finos dedos curtidos en las teclas de un Mac interesarse por una caja de herramientas artesana de cuero (112 euros) o por silbatos que imitan el gorjeo de los p¨¢jaros (23 euros) no deja de tener su gracia.

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