Nueve amores viajeros
De una habitaci¨®n con vistas en Florencia a la gran sabana africana, novelas rom¨¢nticas para dar la vuelta al mundo
Hay novelas que nos permiten enamorarnos de un rinc¨®n del mundo, de una ciudad o de un paisaje. M¨¢s all¨¢ de las locas pasiones que animan a sus personajes, hay novelas de amor que nos llevan de viaje por todo el planeta: desde la Rusia del Doctor Zhivago a las plantaciones de algod¨®n de Lo que el viento se llev¨®, y del Buenos Aires de C¨®rt¨¢zar a la Indochina de Marguerite Yourcenar.
01 Enamorados del Doctor Zhivago
RUSIA
La pel¨ªcula nos lleva a la novela y la novela a la pel¨ªcula. En cualquier caso, ambas versiones son extensas, enormes, tan grandes como la propia Rusia que recorren sus personajes. La novela es tambi¨¦n un gran poema en prosa del m¨¦dico-poeta Yuri Zhivago, espectador de un periodo convulso de la historia de Rusia: la Revoluci¨®n rusa. La obra de Pasternak nos describe el Mosc¨² pre y post revolucionario, las soledades de los Urales y el intenso fr¨ªo de Siberia. Paisajes envueltos en luchas fraticidas y tambi¨¦n en una luz muy especial.
Se puede hacer un viaje tras las huellas del escritor, Boris Pasternak, desde la ciudad de Perm (donde se localiza su primera novela) hasta Vsevolodo-Vilva, donde vivi¨®, siguiendo el ferrocarril de los Urales. El viaje deber¨¢ incluir necesariamente Mosc¨², San Petersburgo, los Urales y algunos de las aldeas de la zona, como Var?kino, donde se exilia el m¨¦dico con su familia y donde transcurren algunas de las escenas m¨¢s recordadas de la novela y de la pel¨ªcula.
Si en lugar de por la novela nos guiamos por la pel¨ªcula el viaje es mucho m¨¢s breve, y tambi¨¦n vez menos rom¨¢ntico: en realidad, la versi¨®n cinematogr¨¢fica (David Lean, 1965) se rod¨® en Espa?a (entre Madrid, Soria y Salamanca). Las escenas de Mosc¨² se rodaron en la que hoy es la calle Silvano (Canillas), que en los a?os 50 era un descampado en el que se construyeron unos enormes escenarios recreando la capital rusa. Aparece tambi¨¦n la Estaci¨®n de Delicias y muchos paisajes y pueblos sorianos donde se grabaron los exteriores: en San Leonardo de Yag¨¹e se rodaron las primeras secuencias de la segunda parte de la pel¨ªcula (cuando el tren para en el bosque y el protagonista se encuentra con Str¨¦lnikov), mientras que las escenas de la residencia de Varykino fueron rodadas en Candilichera (Soria).
Aparecen tambi¨¦n otras estaciones ferroviarias como la de Soria-Ca?uelo y la de Canfranc, en Huesca, y en los planos iniciales y finales no es dif¨ªcil reconocer la formidable presa de Aldead¨¢vila, en Salamanca.
Las autoridades sovi¨¦ticas disuadieron a Pasternak de aceptar el premio Nobel que le concedieron en 1958 y El doctor Zhivago (1957) no fue autorizada en Rusia hasta 30 a?os m¨¢s tarde. Por esta raz¨®n los manuscritos de Pasternak se conservan en California, en la Universidad de Stanford, y no en Rusia.
02 El amor en los tiempos del c¨®lera
CARTAGENA DE INDIAS (COLOMBIA)
Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez imagin¨® a los personajes de su novela en una ciudad del Caribe colombiano que bien podr¨ªa ser Cartagena de Indias, una de las m¨¢s bellas de Colombia, joya de la arquitectura colonial hispanoamericana, envuelta en la luz y la magia caribe?as. Un paseo por la ciudad nos permite encontrar r¨¢pidamente escenarios que podr¨ªan ser los de la historia de amor entre la orgullosa Fermina Daza y el triste Florentino Ariza. Por ejemplo, el Portal de los Escribanos de la novela lo encontramos en los arcos del Portal de los Dulces de Cartagena, a cuya sombra se alinean los pastelitos hechos con recetas que rezuman frutas tropicales, y en el que se venden tambi¨¦n baratijas y loter¨ªa. Aqu¨ª es donde el protagonista escribir¨¢ cientos de cartas a su amada y donde se inicia una espera que durar¨¢ 53 a?os, nueve meses y cuatro d¨ªas.
Nunca sabremos el nombre real de la ciudad imaginada, pero s¨ª tenemos la ciudad (real) que aparece en la versi¨®n cinematogr¨¢fica, de Mike Newell: Cartagena y su pasado de conquistadores, aventureros, tesoros, oro y esmeraldas, fortalezas y piratas. Si caminamos por su coraz¨®n virreinal, de plaza en plaza, encontraremos un palacio dedicado al oro y otro a la Inquisici¨®n, monumentos a los que forjaron su historia o simplemente podremos caminar por lo alto de la muralla, como equilibristas entre el mar Caribe y la ciudad, con la naturaleza a un lado y la cultura al otro.
Nos resultar¨¢ f¨¢cil encontrarnos con personajes y escenarios que podr¨ªan formar parte de la novela de Garc¨ªa Marquez: el Parque de los Evangelios, donde resid¨ªa la protagonista, bien podr¨ªa ser la plaza de Fern¨¢ndez de Madrid, donde se encuentra la casa de Don Benito. El palacio de la Inquisici¨®n pudo inspirar la Presentaci¨®n de la Sant¨ªsima Virgen y el hogar de Florentino es, claramente, la Casa de las Ventanas, en la calle Landrinal.
Para recrear las escenas de los viajes en barco y de la compa?¨ªa en la que trabajaba Florentino Ariza hay que visitar la ciudad de Mompox, a orillas de uno de los brazos del r¨ªo Magdalena. Es una joya arquitect¨®nica detenida en el tiempo porque, en la realidad, los barcos cambiaron sus itinerarios y la ciudad perdi¨® su importancia comercial.
A los seguidores de Garc¨ªa M¨¢rquez les gustar¨¢ alojarse en el Hotel Santa Clara, que ocupa un convento del siglo XVII, y que es uno de los escenarios principales de otra de sus novelas, ¡°Del amor y otros demonios¡±. Est¨¢ en un lugar privilegiado del casco hist¨®rico, con vistas al mar Caribe.
03 Rayuela viajera
PAR?S, BUENOS AIRES, MONTEVIDEO
Rayuela (1963), de Julio Cort¨¢zar, fue una de las novelas centrales del llamado boom de la literatura latinoamericana, en los a?os 60. Una novela de tres lugares distintos: ¡°Del lado de all¨¢¡±, ¡°Del lado de ac¨¢¡±, ¡°De otros lados¡±.
Rayuela es Par¨ªs, pero no el Par¨ªs de los turistas, sino el Par¨ªs de los pintores, de los m¨²sicos y de los intelectuales exiliados. De las veladas entre humo hablando de jazz y de literatura, con acentos argentino, rumano, americano, chino o espa?ol: es la ciudad de Oliveira viviendo con Luc¨ªa, la Maga.
Tambi¨¦n es Buenos Aires, pero el Buenos Aires del regreso y de la melanc¨®lica locura; es la ciudad del superviviente Oliveira con la Maga. Y Rayuela es adem¨¢s Montevideo, la ciudad de Oliveira, donde busca, como un fantasma abandonado, a la Maga que se march¨® cuando ¨¦l se daba cuenta de que la amaba. Tres lugares, tres partes y tres ¨®rdenes de lectura: Cort¨¢zar concibe sus cap¨ªtulos para que sean le¨ªdos en el orden cl¨¢sico de su sucesi¨®n lineal, o saltando, como sugiere al final de cada cap¨ªtulo hacia otro¡ o en el orden que uno quiera.
Las capitales argentina y uruguaya est¨¢n frente a frente, a ambas orillas del R¨ªo de la Plata, pero su atm¨®sfera es diferente: una le da la espalda al oc¨¦ano, la otra se tira de cabeza a ¨¦l. La traves¨ªa desde Puerto Madero (Buenos Aires) hasta Colonia (Montevideo) lleva menos de una hora en ferry.
04 Habitaci¨®n con vistas al Arno
FLORENCIA
Florencia y sus alrededores toscanos poseen un romanticismo m¨¢s que probado. Para la adaptaci¨®n de la novela Una habitaci¨®n con vistas, de Edward Morgan Forster (1908), James Ivory escogi¨® una que miraba al r¨ªo Arno, en 1985. En aquel momento, el lugar ten¨ªa todav¨ªa el mismo nombre que en la novela ¨CPensione Bertolini¨C pero en la actualidad hay que buscar el Hotel degli Orafi para disfrutar de la vista y de los sentidos.
Viajar con la novela de Foster a Florencia, un cl¨¢sico desde que se estren¨® la pel¨ªcula, es viajar tambi¨¦n en el tiempo, a una Florencia que ya solo existe en parte. Foster recrea la ciudad a la que iban de vacaciones los brit¨¢nicos cultos y ociosos, as¨ª como algunas mujeres de la alta sociedad inglesa en plena huida de las r¨ªgidas convenciones y los cors¨¦s. En la todav¨ªa estirada Inglaterra de Eduardo VIII no era adecuado que una joven saliera sin dama de compa?¨ªa. Pero, ?c¨®mo no enamorarse si se est¨¢ en Florencia?
La luz y el perfume de la capital toscana tienen una notable incidencia sobre las hormonas de la joven Lucy Honeychurch y de George Emerson, pero la primavera de su amor ser¨¢ cortada de ra¨ªz por su dama de compa?¨ªa. La segunda parte de la novela es la de un desesperante regreso al pa¨ªs y a la raz¨®n en aquel Surrey provinciano que da ganas de volver inmediatamente a Florencia.
La ciudad y la regi¨®n toscana siguen siendo, junto a Venecia, el gran destino rom¨¢ntico italiano por excelencia.
05 Dos amantes en el ?ndico
ISLA MAURICIO
Hay miles de espa?oles que han viajado a Isla Mauricio, una remota isla del oc¨¦ano ?ndico, perfecta para viajes en pareja. Una vez all¨ª, son muchos los que conocen por primera vez la historia de Pierre y Virginie (Bernardin de Saint-Pierre, 1787), una novela de amor francesa del siglo XVIII, que puso en el imaginario de los europeos aquella isla como referente del Ed¨¦n terrenal.
En sus propias palabras, Bernardin de Saint-Pierre, cansado de leer novelas de amor enclaustradas en el marco familiar de Europa, quiso ¡°situar alguna a orillas del mar, al pie de las rocas, a la sombra de los cocoteros, de los bananos y de los limoneros en flor¡±. Cuando escribi¨® Pablo y Virginia, isla Mauricio era una peque?a colonia poblada por 20.000 habitantes, la cuarta parte esclavos.
En la actualidad, la Rep¨²blica de Mauricio es independiente y est¨¢ poblada por m¨¢s de un mill¨®n de habitantes mestizos. En su capital, Port-Louis, poco queda ya de la peque?a localidad paradis¨ªaca descrita en la obra, pero el resto de la isla sigue ofreciendo maravillosos tesoros naturales, especialmente Chamarel, la tierra de los siete colores, y la Morne Brabant, una monta?a de granito incluida en la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco, antiguo santuario de los esclavos cimarrones.
Quienes se animen a releer Pablo y Virginia, encontrar¨¢n un viaje literario hacia las islas del sur gobernado por la compostura moral: los sentimientos adolescentes de los amantes se mantienen castos y tienen la pureza original del marco ed¨¦nico que los rodea. Solo la sociedad de los hombres y los fatales vientos adversos fuerzan su salida del para¨ªso.
06 Romance en el Mekong
VIETNAM
Con el distanciamiento que ofrece m¨¢s de medio siglo, Marguerite Duras narra en El Amante (1984) su primera lecci¨®n de amor carnal, en una suerte de Lolita tropical que la pel¨ªcula de Jean Jacques Annaud (1990) se encarg¨® de popularizar.
Esta historia del despertar a la sensualidad de una jovenc¨ªsima europea se produce en un barco que atraviesa el Mekong, bajo la mirada de un elegante chino que le dobla la edad. El sol y el calor de la colonia Indochina de entreguerras exacerban el deseo y acent¨²an los contrastes: la diferencia de edad entre los dos amantes, pero tambi¨¦n de clase y de etnia. El amante tiene un punto de vista diferente a otras Lolitas literarias: est¨¢ narrado por la anciana en que se ha convertido aquella muchacha.
Duras pas¨® su adolescencia en Sa Dec (Vietnam), en el delta del Mekong, y all¨ª tuvo su primer amante, el heredero de una rica familia china. La escuela donde ense?¨® la madre de Duras, maestra de profesi¨®n, todav¨ªa existe, pero es la casa habitada por el amante la que rinde culto a la relaci¨®n de la escritora con la ciudad: catalogada como sitio hist¨®rico nacional en el 2009, expone al tiempo la biograf¨ªa de Duras en Indochina, la del amante despu¨¦s de su relaci¨®n y la del rodaje de la pel¨ªcula de Jean-Jacques Annaud, a comienzos de la d¨¦cada de 1990.
07 El viento del profundo Sur
GEORGIA (ESTADOS UNIDOS)
Todos hemos estado alguna vez en Georgia (Estados Unidos), hemos escapado de una Atlanta en llamas o hemos disfrutado de las fiestas en una plantaci¨®n de algod¨®n antes de la Guerra Civil americana. S¨ª, porque no hay casi nadie que no haya visto alguna vez Lo que el viento se llev¨®. Son muchos menos los que han le¨ªdo la novela de Margaret Mitchell (1936) en la que se basa y en la que encontrar¨¢n descripciones mucho m¨¢s interesantes sobre la vida en los estados sure?os. Merece la pena, sobre todo antes o despu¨¦s de viajar por la zona.
Inmortalizados en la pantalla por Vivien Leigh y Clark Gable, los personajes de Scarlett O¡¯Hara y Rhett Butler se han convertido en arquetipos del romance, como Romeo y Julieta. Scarlett es una ni?a mimada e insoportable, el capit¨¢n Butler es zafio y c¨ªnico, pero su encuentro produce unos di¨¢logos explosivos. El juego del gato y el rat¨®n durar¨¢ doce a?os. El melodrama, que tiene como marco un estado sudista devastado a sangre y fuego durante la Guerra de Secesi¨®n, no exagera en absoluto sobre la causa perdida. A pesar de su toma de posici¨®n (claramente esclavista) y de su racismo expl¨ªcito ¨Cmuy atenuado en la pel¨ªcula de Victor Fleming¨C el libro de Mitchell sigue siendo una de las grandes novelas de amor de la historia.
La plantaci¨®n O¡¯Hara se sit¨²a en el estado de Georgia, cuya capital, Atlanta, es otro escenario esencial de la acci¨®n. Georgia pag¨® muy caro su posicionamiento sudista durante la guerra: en 1864, las instalaciones industriales de Atlanta fueron arrasadas y sus campos devastados, como refleja la novela. Georgia fue el ¨²ltimo estado en deponer las armas, pero m¨¢s adelante dio a Estados Unidos (y al mundo entero) la Coca-Cola, a Julia Roberts y a Martin Luther King.
El pueblo de Marietta, en las afueras de Atlanta, alberga un museo dedicado a la novela y a su adaptaci¨®n cinematogr¨¢fica: el vestido de luna de miel de Vivien Leigh, los efectos personales de Margaret Mitchell y una escenograf¨ªa que evoca la vida cotidiana de las plantaciones en la segunda mitad del siglo XIX.
08 Puentes en Madison County
IOWA (ESTADOS UNIDOS)
El pintoresco condado de Madison County, a unos 48 kil¨®metros al suroeste de la ciudad de Des Moines (la somnolienta capital de Iowa), dorm¨ªa apaciblemente hasta que la exitosa y lacrim¨®gena novela de Robert James Waller (1992), Los puentes de Madison, y sobre todo hasta su adaptaci¨®n cinematogr¨¢fica de 1995, protagonizada por Clint Esastwood y Meryl Streep: una multitud de turistas viaj¨® en busca de los puentes cubiertos donde Robert y Francesca iniciaron su romance.
La novela cuenta la historia de Francesca, una ama de casa italiana que ha abandonado todos sus sue?os para dedicarse por completo a su familia. Un fin de semana que su marido y sus hijos est¨¢n fuera conoce a Robert, un fot¨®grafo del National Geographic que le abrir¨¢ los ojos y le har¨¢ ver la vida de otro modo. Entre ambos nacer¨¢ el amor y los tres d¨ªas que pasan juntos suponen un giro fundamental para la vida de ella. Con esta novela, y con la posterior pel¨ªcula, muchos descubrimos tambi¨¦n los atractivos puentes de este condado estadounidense, as¨ª como los buc¨®licos alrededores de granjas y campos abiertos.
Quienes se animen a hacer turismo por las grandes llanuras americanas y lleguen hasta aqu¨ª podr¨¢n pedir (o descargar) en la c¨¢mara de comercio un mapa con los seis puentes que sobreviven y otros escenarios del rodaje. Otra curiosidad: aqu¨ª naci¨® el actor John Wahyne, as¨ª que los cin¨¦filos est¨¢n de suerte.
09 Sobrevolando ?frica
KENIA
Si hay una novela de amor viajera y ex¨®tica es Memorias de ?frica, aunque en realidad se titule Out of ?frica (1937) y no trate sobre un romance, sino que es una reflexi¨®n, en clave l¨ªrica, de la escritora danesa Isak Dinesen (seud¨®nimo de Karen Blixen) sobre sus a?os en una plantaci¨®n de caf¨¦ en el ?frica Oriental: una magn¨ªfica fotograf¨ªa de la vida colonial en los ¨²ltimos a?os del Imperio brit¨¢nico.
La clave rom¨¢ntica se la puso la pel¨ªcula de Sydney Pollack, Memorias de ?frica (1985), protagonizada por Robert Redford y Meryl Streep, que puso de moda los viajes a Kenia y nos hizo so?ar con una aventura ex¨®tica y rom¨¢ntica sobrevolando la sabana africana por encima de manadas de ?us. El romance cinematogr¨¢fico ha ensombrecido la historia de amor que narra el libro: el amor por ?frica, por sus paisajes y sus gentes.
En la actualidad, miles de personas llegan a Kenia buscando las huellas de la escritora danesa y sus amores con el cazador Finch Hatton. Las encuentran en Nairobi, en la casa de Blixen, en el distrito residencial de Karen, donde se film¨® parte de la pel¨ªcula. O sobrevolando el Masai Mara. Tal vez no en avioneta junto a Robert Redfort, pero s¨ª en globo: todos los lodges y campamentos de esta y otras reservas ofrecen la experiencia y merece la pena. Gacelas, cebras, elefantes, leones, poblados masais con sus caba?as de bosta de ganado rodeadas por un cercado y, seg¨²n la temporada, la gran migraci¨®n de ?us y cebras del Serengeti.
La experiencia concluye con un rom¨¢ntico y evocador desayuno con champ¨¢n en la hierba, al m¨¢s puro estilo Memorias de ?frica.
M¨¢s informaci¨®n en www.lonelyplanet.es y en la gu¨ªa 500 formas de viajar desde el sof¨¢, de Lonely Planet.
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