La Habana, objeto de deseo
La capital cubana brilla m¨¢s que nunca. Y todos la quieren visitar. Tambi¨¦n por libre, aprovechando los restaurantes y alojamientos privados que se han multiplicado. Hasta Airbnb acaba de desembarcar en Cuba
La era del paquete tur¨ªstico La Habana-Varadero termin¨®. El vuelo?+ hotel?+ comidas en el hotel quiz¨¢ fue necesario cuando durante un tiempo no pod¨ªan encontrarse apenas lugares donde tomar algo fuera del horario y del establecimiento contratado. Pero la realidad de la ciudad hoy es muy diferente. Ya desde que en 1982 La Habana Vieja fue declarada patrimonio mundial, se comenzaron a restaurar iglesias, fortalezas y otros edificios hist¨®ricos coloniales. Sin embargo, la remodelaci¨®n de la ciudad como destino tur¨ªstico ha cobrado fuerza en los ¨²ltimos a?os y ahora el ritmo es fren¨¦tico.
En este momento, La Habana es una ciudad en ebullici¨®n donde los andamios y las calles levantadas van dejando paso a preciosas zonas de paseo para disfrute no solo de los turistas, sino tambi¨¦n de los propios cubanos, que o bien abren negocios, o bien disfrutan all¨ª sus momentos de ocio, convirtiendo el centro antiguo de la capital en un hervidero de actividad.
A los edificios coloniales se suma la rehabilitaci¨®n de un espectacular patrimonio de arquitectura art d¨¦co que recupera el ambiente de los a?os veinte a los cincuenta, los a?os de los clubes de jazz, las estrellas de Hollywood y las visitas de escritores y artistas de todo el continente americano. La vocaci¨®n cosmopolita que siempre ha distinguido a la ciudad se est¨¢ recuperando a un ritmo vertiginoso, un ritmo que recibe ahora un nuevo impulso gracias al restablecimiento de las relaciones Cuba-Estados Unidos.
Cuidadas terrazas
?Se ha gentrificado La Habana Vieja? Al menos por el momento, no. Los habitantes de este barrio popular no han sido desplazados a ninguna otra parte. Sin embargo, la apertura de nuevos negocios (restaurantes, tiendas de arte, centros de tatuaje, peque?os estudios de artistas, cuidadas terrazas) han aportado a la zona un toque cool que antes no exist¨ªa. Sobre todo en el cuadr¨¢ngulo formado por las calles Oficios y Mercaderes. En la Plaza Vieja, completamente renovada, hay lugares para tomar una copa en el balc¨®n de un primer piso, sof¨¢s en la calle o tiendas de marca.
Pero el punto fuerte contin¨²an siendo los extraordinarios locales con historia, ahora totalmente renovados, como el elegante ¡ªy acogedor¡ª Caf¨¦ del Oriente (en la plaza de San Francisco), una espl¨¦ndida construcci¨®n art d¨¦co donde una peque?a orquesta de jazz puede entretener una copa de vino por 3 pesos convertibles o cucs (un cuc equivale a unos 95 c¨¦ntimos de euro), o un c¨®ctel (dry martini, 4,50 cucs; daiquiri, 4) mientras uno se acoda en una maravillosa barra antigua de madera, m¨¢rmol y bronce.
Menci¨®n aparte merece la avenida del Puerto, que se encuentra en pleno proceso de transformaci¨®n e incluir¨¢ la remodelaci¨®n del magn¨ªfico edificio portuario (la actividad mercantil se traslada al puerto de Mariel). Desde las 7.30, un batall¨®n de operarios se afana en plantar palmeras y farolas, alternativamente, alargando el Malec¨®n hasta el edificio de la Nueva Cervezera, donde se sirve cerveza artesanal en formato jarra o ¡°dispensador colectivo¡±. Entre los planes est¨¢ la construcci¨®n de lo que denominan Emboque de Luz (justo frente a la preciosa terraza del hotel Santander), una especie de moderno centro comercial acristalado que ojal¨¢ se lo piensen mil veces antes de realizarlo ¡ªy digo esto porque no me atrevo a decir que ojal¨¢ no lo hagan nunca¡ª.
Todo el sabor del Caribe
El camino desde la plaza de la Catedral hacia Prado por la calle Empedrado (donde se encuentra la famosa Bodeguita del Medio) se ha convertido en un bullicioso paseo de barrio con todo el sabor caribe?o: peluquer¨ªas para cl¨¢sicos y modernos, academias de salsa que imparten sus clases con los ventanales abiertos a la calle, improvisados mercadillos en portales o patios de vecinos donde pueden encontrarse desde postales antiguas o viejos c¨®mics hasta los mu?equitos de pl¨¢stico m¨¢s frikis. Cuando escribo esto, gran parte de la zona est¨¢ en plenas obras, con zanjas, tuber¨ªas al aire, peque?as excavadoras, carritos de frutas ambulantes y bici-taxis. Pero la exploraci¨®n merece la pena. Un poco m¨¢s hacia el sur, por la calle Sol o la calle Muralla, pueden descubrirse peque?os rastrillos no concebidos para turistas, o mercados de barrio.
El poder¨ªo de una ciudad
Los magn¨ªficos soportales de la avenida Prado, con el Capitolio al fondo (que tambi¨¦n est¨¢ siendo remozado) y los impresionantes coches de ¨¦poca alineados en perfecto estado de revista, reflejan el poder¨ªo de la ciudad. S¨ª, parece una postal de los a?os cincuenta. Afortunadamente no lo es, y el movimiento indica una agitada vida tanto tur¨ªstica como cotidiana: atascos, humo, bocinazos y empujones.
Caminando desde el m¨ªtico Floridita hasta la plaza de Armas por la calle Obispo, una se encuentra de repente inmersa en lo que podr¨ªa equivaler a la t¨ªpica calle comercial de cualquier peque?a ciudad, con la particularidad de que la m¨¢s humilde de las tiendas (una vieja ¨®ptica, una desangelada librer¨ªa) puede ser una espectacular obra arquitect¨®nica con detalles art nouveau o preciosas tipograf¨ªas antiguas. Se trata de un recorrido bullicioso donde vienen y van turistas y lugare?os, m¨¢s que mirando escaparates, mir¨¢ndose y dej¨¢ndose ver, parados en una esquina, sentados en un poyete comiendo pizza o un helado mientras suena la m¨²sica de alg¨²n grupo ambulante.
M¨¢s all¨¢ de La Habana Vieja
M¨¢s all¨¢ de Prado, la ciudad contin¨²a. Estos son algunos paseos muy recomendables:
¡ª?Visitar la Biblioteca Nacional Jos¨¦ Mart¨ª y subir despu¨¦s caminando por el Vedado, donde se encuentra el palacete de la Uni¨®n de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), que es algo espectacular, con jard¨ªn incluido (Calle 17 esquina con H).
¡ª?Recorrer el Malec¨®n para llegar a Casa de las Am¨¦ricas (avenida Presidentes), que, adem¨¢s de ser uno de los edificios art d¨¦co emblem¨¢ticos de Cuba, ha sido durante d¨¦cadas el punto neur¨¢lgico de encuentro entre los intelectuales de todo el continente.
¡ª?Subir las escalinatas de los imponentes edificios neocl¨¢sicos de principios del siglo XX de la Universidad de La Habana. Desde all¨ª se puede ir dando un paseo hasta el Callej¨®n de Hamel (entre las calles Aramburu y Hospital), una curiosa exhibici¨®n de artistas gr¨¢ficos y m¨²sicos al aire libre.
Comer o tomar algo
La oferta culinaria est¨¢ aumentando cada minuto. Pero si la pregunta que interesa es si en La Habana se puede comer bien, la respuesta es s¨ª. Tres recomendaciones:
¡ª?Paladar Mercaderes (calle Mercaderes, 207). Llevado personalmente por su joven due?o, quien se enamor¨® de la casa y disfrut¨® restaur¨¢ndola y decor¨¢ndola con peque?os detalles encontrados al azar en mercadillos. El cari?o y el buen gusto se notan en el ambiente, siendo adem¨¢s un negocio llevado entre amigos que han cursado estudios de hosteler¨ªa. En la carta hay platos elaborados e innovadores que sin embargo no pierden el norte en el esnobismo del riesgo por el riesgo. El precio medio de los platos oscila entre los 10 y los 15 cucs. Destaca la opci¨®n vegetariana (que a veces se echa de menos en La Habana) de la lasa?a de berenjena a la parmesana, los risottos o las pastas con vegetales. Buena selecci¨®n de vinos franceses, argentinos, chilenos o espa?oles.
¡ª?Do?a Eutimia (Callej¨®n del Chorro esquina San Ignacio). Excelente local con un servicio estupendo (los camareros parecen un equipo de b¨¦isbol o amigos del gimnasio). Pueden tomarse tapas (buen¨ªsima fritura de malanga) o cl¨¢sicos de la comida cubana. Muy buena cocina a muy buen precio. Atenci¨®n: suele estar lleno y conviene reservar. Los locales que han surgido a su alrededor no siempre mantienen la misma calidad.
¡ª?La Vitrola (en Plaza Vieja). Hamburgueser¨ªa al estilo rockabilly, con expendedores de coca-cola antiguos y jukebox. Hay tambi¨¦n pinchos de pollo o de cerdo.
Los ¡®bed & breakfast¡¯
La oferta de los bed & breakfast (cama y desayuno) se ha disparado, y aunque desde luego nunca podr¨¢ competir con la opci¨®n de un buen hotel (?el reci¨¦n inaugurado Saratoga, por ejemplo!), s¨ª puede competir con establecimientos de menor categor¨ªa o m¨¢s descuidados. Para un viajero de presupuesto ajustado resulta una opci¨®n ideal. Ojo, es preferible asegurarse de que sean establecimientos reconocidos y debidamente identificados, por otro lado como en cualquier otra parte. En Internet hay varias p¨¢ginas desde las que se puede hacer la reserva c¨®modamente. Yo me aloj¨¦ en Casa Colonial Zaiden, que lleva abierto un a?o y tiene una ubicaci¨®n inmejorable (en la calle de Santa Clara haciendo esquina con la avenida del Puerto). Atendida con mucho cuidado y mimo por la joven Mildred, dispone de dos habitaciones dobles (45 cucs por habitaci¨®n con desayuno incluido).
Excursi¨®n a Varadero
?Es posible estar en La Habana y decidir de pronto irse a pasar un d¨ªa o dos a la playa de Varadero? S¨ª, lo es. Ya no es necesario planificar semanas antes en una agencia de viajes tu itinerario con los d¨ªas y horas exactas. En la agencia de turismo San Cristobal (en la plaza de San Francisco) puedes comprar billetes de autob¨²s a Varadero por 25 cucs. Tambi¨¦n est¨¢ la compa?¨ªa de buses Viazul, que hace el viaje por 10 cucs (el servicio en este caso es de terminal a terminal de autobuses y no de puerta a puerta de hotel).
Una vez en Varadero es perfectamente posible evitar los resorts con todo incluido con programa de animaci¨®n y refugio antinuclear. Existe tambi¨¦n aqu¨ª una amplia oferta de alojamientos bed & breakfast y chiringuitos en la playa donde comer un pollo con arroz sin pretensiones, pero muy decente, por 5 cucs, o tomar una cerveza Bucanero por 1,50. Eso s¨ª, a Varadero todav¨ªa no lleg¨® la gentrificaci¨®n cool. Para bien o para mal.
Bego?a Huertas es autora de la novela Una noche en Amalfi (El Aleph).
{ "active": true, "code": "147271", "elementType": "offerExtension", "id": 39, "name": "LA HABANA", "service": "tripadvisor" }
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
M¨¢s informaci¨®n
Archivado En
- Airbnb
- La Habana
- Cuba
- Pisos tur¨ªsticos
- Turistificaci¨®n
- Caribe
- Gentrificaci¨®n
- Turismo masivo
- Alojamientos
- Econom¨ªa urbana
- Viajes
- Hosteler¨ªa
- Ciudades sostenibles
- Pol¨ªtica urban¨ªstica
- Latinoam¨¦rica
- Ofertas tur¨ªsticas
- Desarrollo urbano
- Turismo
- Desarrollo sostenible
- Empresas
- Am¨¦rica
- Urbanismo
- Pol¨ªtica
- Econom¨ªa
- Problemas sociales