La isla imaginaria

En Puerto del Rosario, capital de la isla de Fuerteventura, se levanta el Centro de Arte Juan Ismael (Almirante Lallermand, 30), en honor a uno de los pintores canarios m¨¢s reconocidos de principios del siglo pasado. Es un peque?o e interesante museo instalado frente al mar, en lo que fuera el edificio del Cine Marga, donde hac¨ªan cola los majoreros para ver las pel¨ªculas de Gregory Peck y Sof¨ªa Loren. En este espacio se puede visitar la exposici¨®n de otro de los pintores emblem¨¢ticos de Canarias, Pepe D¨¢maso, ¨ªntimo amigo de C¨¦sar Manrique, que expone su muestra Traves¨ªa Damasiana desde la isla de San Borond¨®n a las Islas Canarias, el caso de Maxorata.

"Es un viaje en busca del para¨ªso¡±, dice Carmensa de La Hoz, la comisaria de la exposici¨®n. ¡°Pepe D¨¢maso lleg¨® a la legendaria isla de San Borond¨®n en 1951, cuando contaba 18 a?os, y zarp¨® en una peque?a concha en la que embarc¨® un bote de papel de peri¨®dico con las noticias de su mundo. A lo largo de sus ochenta a?os de vida ha regresado en numerosas ocasiones a la isla¡±, a?ade la comisaria.

Como buen observador y artista de genio creativo, de sus incursiones borondianas han surgido una serie de obras influidas por el trasmundo de la m¨ªtica isla. "D¨¢maso, como San Brend¨¢n de Clonfert, inicia Navegatio (viaje) buscando el ansiado para¨ªso terrenal", dice De la Hoz. "En sus incursiones marinas encuentra personajes de P¨¢rpado Azul, se topa con Las Babas del Diablo, y en un Mar dividido en Reinos decide navegar entre monstruos marinos sirenas, ¨¢ngeles, caracoles, custodios y calaveras de otro mundo¡­ San Borond¨®n es el para¨ªso imaginario de los bienaventurados y en 2001 D¨¢maso volvi¨® a zarpar hacia la isla para rendir homenaje a su gran e inolvidable amigo C¨¦sar Manrique, pintando para ¨¦l Las Flores de San Borond¨®n¡±, explica.

En la exposici¨®n tambi¨¦n est¨¢ presente otro buen amigo suyo, el Premio Nobel Jos¨¦ Saramago, quien dec¨ªa de D¨¢maso que por sus venas corr¨ªa sangre guanche y ¡°esa herencia vital conserva la memoria de los d¨ªas en que animaba los miembros ¨¢giles de aquellos hombres antiguos que saltaban de roca en roca, desliz¨¢ndose verticalmente a lo largo de una vara, frente al mar, para llegar al Dedo de Dios, que entonces no era m¨¢s que una piedra alt¨ªsima, aguzada, formidable, emergiendo de las olas y de la arena negra, a la esperanza de ojos que la defendiesen, de manos que la reconociesen, de palabras que la nombrasen¡±. El escritor portugu¨¦s, que muri¨® en su ¨²ltima casa, Lanzarote, recordaba a D¨¢maso en ese impresionante salto del pastor canario.

La vida y la muerte volc¨¢nica, y el amor a la naturaleza de Pepe D¨¢maso est¨¢n presenten en la exposici¨®n que se puede visitar hasta el 13 de junio en el CAJI (martes a s¨¢bado de 10 a 13.30 y de 17 a 21 horas). Una muestra que incluye una serie de esculturas de cabras estilo objet trouv¨¦, inspiradas en Fuerteventura. ¡°Yo eleg¨ª quedarme en Canarias. Todas las islas me enamoran y Fuerteventura, que es una mujer tumbada, merec¨ªa tener una cabra ic¨®nica como Picasso hizo con su cabra¡±, coment¨® Pepe D¨¢maso en la inauguraci¨®n de la exposici¨®n.

La cabra majorera como elemento art¨ªstico forma parte de una serie escult¨®rica e iconogr¨¢fica construida sobre la base del arte pobre u objet trouv¨¦ (objetos encontrados). La integran diez piezas con el nombre de los elementos principales que las componen: la cabra plancha, la cabra sacacorchos, la cabra tel¨¦fono, la cabra cepillo.

Por otra parte, el artista expone al mismo tiempo su obra del continente vecino, donde surgi¨® la cuna de la humanidad, en Casa ?frica (Alfonos XIII, 5, Las Palmas de Gran Canaria) hasta el 7 de agosto.

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