Par¨ªs ¡®art d¨¦co¡¯
El esp¨ªritu de Josephine Baker y Coco Chanel, de una energ¨ªa desbordante, se manifiesta en edificios y espacios de Par¨ªs. Una pausa alegre y despreocupada en el periodo de entreguerras
Se suele decir que el art d¨¦co ha sido el ¨²ltimo estilo total de la historia del arte y Par¨ªs uno de sus principales motores. La Gran Exposici¨®n Internacional de las Artes Decorativas e Industriales Modernas de 1925 en la explanada des Invalides, junto al Grand Palais, sirvi¨® para dar la espalda definitivamente al art nouveau e inaugurar una nueva ¨¦poca de simplicidad y simetr¨ªa. A partir de ah¨ª, el buen gusto de sus l¨ªneas puras y rectas, sus formas blancas y geom¨¦tricas, los materiales de lujo, los juegos de vol¨²menes y su refinamiento transmitieron su energ¨ªa a mobiliario, joyer¨ªa, cine, vidrier¨ªa, fotograf¨ªa o cartelismo.
Entre las dos guerras, el art d¨¦co lav¨® la cara de Par¨ªs para que sonriera a la modernidad. Mientras la capital burbujeaba bailando al ritmo que marcaba Josephine Baker, vest¨ªa como suger¨ªa Coco Chanel y se perd¨ªa en las largas noches de los a?os veinte, el espacio ciudadano se llenaba de nuevos coches, desarrollo, velocidad, barcos, aviones y edificios que siguen en pie. No todos, porque algunos m¨ªticos, como el Garaje Citro?n de Albert Laprade, un expresivo espacio de exposici¨®n de coches, fueron derruidos.
Adem¨¢s, fue una ¨¦poca de mucha colaboraci¨®n: arquitectos, ingenieros, escultores unieron fuerzas y talento para pulir el detalle. Proliferaron espacios p¨²blicos como garajes, piscinas, estadios, cines o grandes almacenes e incluso alguna iglesia. Los tiempos requer¨ªan renacer, divertirse, relacionarse, y los arquitectos, pintores, escultores, maestros del vidrio, forjadores, decoradores, dise?adores, modistas¡ supieron leer esa necesidad de esperanza entre guerras, la adrenalina del progreso, y plasmarla en las calles exhibiendo una voluntad de conquista civil a menudo quiz¨¢s insensata (como demuestra la magnitud de algunos espacios), pero que en cualquier caso fue suficiente para seducir al mundo y a las siguientes generaciones, sabedoras de que cada edificio dialoga con su ¨¦poca y la refleja, e incluso para exportar su huella a Am¨¦rica Latina, Estados Unidos o Jap¨®n.
He aqu¨ª una ruta por algunos edificios art d¨¦co, y otros pr¨®ximos cronol¨®gicamente a este movimiento, emblem¨¢ticos de Par¨ªs.
01 ?Hoteles particulares
Rue Mallet-Stevens
Ser¨ªa dif¨ªcil entender el art d¨¦co parisiense sin la figura de Robert Mallet-Stevens, un refinado arquitecto que a menudo se apoy¨® en ingenieros como Jean Prouv¨¦. En el barrio 16, en la calle que precisamente lleva su nombre, se halla una serie de residencias entre las que destacan dos hoteles particuliers, el del n¨²mero 4 y el del n¨²mero 10, que fue vivienda-estudio de sus colegas escultores Jan y Jo?l Martel, gemelos de gran sensibilidad en cuya producci¨®n figuran esculturas de animales y acordeonistas (son autores del monumento a Claude Debussy, dise?ado junto a Jean Burkhalter en la misma plaza Debussy).
Es este un cordial ejemplo de arquitectura d¨¦co residencial, que prefigura con asombrosa elegancia las l¨ªneas maestras del incipiente Movimiento Moderno. Un proyecto h¨ªbrido de l¨ªneas rectas y color blanco en el que se unen orden, pragmatismo, serenidad y formas cubistas orquestadas por una sutil y perfecta presencia del hierro. ¡°Los edificios han de levantarse como educadores de la multitud¡±, dec¨ªa Mallet-Stevens, a quien en 2005 el Centre Pompidou dedic¨® una gran exposici¨®n que reivindicaba su legado. ¡°Los edificios no solo han de hacer la existencia feliz y agradable por su aspecto satisfactorio, sino tambi¨¦n porque dejan entrever a partir de sus proporciones o la armon¨ªa de sus formas un poco de alegr¨ªa y un ideal¡±.
02 ?Cine Ornano
Boulevard Ornano, 43
Sobre un supermercado de la cadena Dia a¨²n quedan los vestigios de lo que fue una sala de cine muy especial del distrito 18. Claro ejemplo de arquitectura d¨¦co por la semejanza del edificio con un paquebote. Las letras imitan la chimenea de un barco. Reconstruido en 1933 por el arquitecto Maurice Gridaine sobre una modificaci¨®n que Marcel Oudin llev¨® a cabo en 1913. M¨¢s que glamour, lo que conserva hoy es un aura espectral de novela modianesca. Al ver cines as¨ª, da pena que esa costumbre haya ca¨ªdo en desuso.
03 ?Palais de Tokyo y Palais Chaillot
Trocadero
Ejemplos fastuosos y rotundos de la arquitectura de los a?os treinta, que tanto favoreci¨® la construcci¨®n de edificios p¨²blicos. Tras la guerra, la III Rep¨²blica se propone levantar grandes palacios para el pueblo libre, con fachadas uniformes y desnudas ideales para ser vistas desde un veh¨ªculo en movimiento en busca de experiencias expandidas. El aura de estos palacios se emparenta con el canon de la antig¨¹edad.
El Chaillot (que acoge uno de los teatros p¨²blicos m¨¢s interesantes de la ciudad) impresiona por su monumentalidad, sus anchas alas y su enorme explanada con las mejores vistas de la Torre Eiffel. Es obra de los arquitectos Az¨¦ma, Carlu y Boileau. A su lado, el Palais de Tokyo impone igualmente su impronta neocl¨¢sica a base de columnatas, terraza y escalera de m¨¢rmol. Cada una de sus salas tiene su funci¨®n y recibe la luz como debe: lateral para las esculturas, cenital para la pintura. Es, sin duda, el espacio ideal para albergar el Museo de Arte Moderno de Par¨ªs y perderse en sus salas viendo (gratuitamente) obras de Matisse, Picasso, Braque, Giacometti o Klein.
04 ?Palais Porte Dor¨¦e
Avenue Daumesnil, 293
Este palacio edificado por Albert Laprade en 1931 con motivo de la Exposici¨®n Internacional (fue Museo de las Colonias), hoy d¨ªa alberga la Cit¨¦ Nationale, dedicada a la historia de la inmigraci¨®n. Numerosas figuras de la arquitectura y el dise?o, como Eug¨¨ne Printz, Edgar Brandt (atenci¨®n a su depurada artesan¨ªa de hierro forjado) o Jean Prouv¨¦ colaboraron en la construcci¨®n, la decoraci¨®n y acondicionamiento del edificio. De hecho, la fachada es un aleg¨®rico tapiz de piedra del escultor Alfred Janniot. Aqu¨ª se encuentran algunas de las reglas del art d¨¦co m¨¢s precisas en interiores y mobiliario: geometrizaci¨®n de los motivos florales decorativos, l¨ªneas puras, materiales diversos y ajustados, referencias ex¨®ticas en bajorrelieves y frescos. Dado que Albert Laprade trabaj¨® mucho en Rabat y Casablanca, incorpor¨® al edificio una influencia de la arquitectura marroqu¨ª y elementos del arte colonial. Desde 1987 est¨¢ clasificado como monumento hist¨®rico.
05 ?Iglesia de Saint Antoine de Padoue
Boulevard Lefebvre, 52
Tambi¨¦n el art d¨¦co construy¨® iglesias. En este caso fue el arquitecto L¨¦on Az¨¦ma, que ya hab¨ªa sido part¨ªcipe del Palais Chaillot. Se vali¨®, entre 1933 y 1935, de hormig¨®n y ladrillo rojo para, guiado por el esp¨ªritu entusiasta de la ¨¦poca, levantar un impresionante campanario de 46 metros de altura culminado por una torre muy d¨¦co. En el interior, l¨ªneas simples, decoraci¨®n m¨ªnima y vidrieras de Robert Pough¨¦on con la colaboraci¨®n del pintor ¡°cristalero¡± Louis Barillet.
06 ?Le Paquebot
Boulevard Victor Hugo, 3
Si en el cine Ornano la presencia del paquebote aparec¨ªa sugerida en la fachada, aqu¨ª es rotunda. El edificio es un paquebote y se llama Paquebot. Una obra genial y equilibrada de 1934, t¨ªpica de la arquitectura civil de entreguerras, impregnada por la fascinaci¨®n de la ¨¦poca por los transatl¨¢nticos. Por supuesto, no faltan sus chimeneas y su proa. ?Es un transbordador en movimiento, que se libera de su amarre al Boulevard Victor Hugo! Su inminente partida nos hace pensar en un mar abierto y azul. Todo tiene un porqu¨¦: el arquitecto Pierre Patout colabor¨® durante a?os en el acondicionamiento de interiores de los m¨¢s imponentes barcos de lujo de la compa?¨ªa General Transatl¨¢ntica. Una vez m¨¢s interviene Alfred Janniot, que deja su impronta en la entrada, con un bajorrelieve en el que se lee: ¡°Arquitectura, piedra angular de todas las artes¡±.
07 ?Le Grand Rex
Boulevard des Poissonni¨¨re, 1
Posiblemente sea el edificio art d¨¦co emblem¨¢tico de Par¨ªs, declarado monumento hist¨®rico desde 1981. Es una presencia constante en los Grandes Bulevares. Una sociedad ebria de diversi¨®n necesitaba un espacio como este. Con sus 2.800 plazas, es uno de los m¨¢s grandes cine-teatros de Europa. Proyectado por el arquitecto franc¨¦s Auguste Bluysen, la obra se le suele atribuir al famoso ingeniero y arquitecto de cines y teatros John Eberson. Se empez¨® a construir en 1931 y abri¨® sus puertas un a?o despu¨¦s. El estilo art d¨¦co sacraliza aqu¨ª la forma y su funcionalidad. Por el d¨ªa, su inmaculada blancura nos relaja la vista; por las noches, sus luces de ne¨®n nos hablan de lujurias remotas. Mucho m¨¢s que un cine o una sala de espect¨¢culos, el Grand Rex es un emblema que sintetiza la rotunda belleza del art d¨¦co. Es inconfundible su torre en relieve, ornamentada con c¨ªrculos conc¨¦ntricos y culminada por las luminosas letras REX.
08 ?Folies Berg¨¨re
Rue Richet, 32
Muy cerca del Grand Rex tiene usted la que quiz¨¢ sea la fachada (cuidado, solo ella es d¨¦co) que mejor conjuga el esp¨ªritu de la ¨¦poca. Este music hall-cabaret-sala de conciertos es una leyenda de la noche parisiense. Desde que abri¨® sus puertas en 1869, Folies Berg¨¨re es sin¨®nimo de fiesta. En este escenario se han bailado a destajo operetas de Offenbach. En 1882, Manet pint¨® su c¨¦lebre cuadro Bar en el Folies Berg¨¨re. Aqu¨ª han cantado y bailado mitos como Josephine Baker, Maurice Chevalier o Mistinguett. Yves Montand o ?dith Piaf salieron por la puerta grande, como desear¨¢ salir usted nada m¨¢s observar los frescos art d¨¦co de Pico. En ellos se enfatiza todo el esplendor del estilo entre l¨ªneas puras y juegos volum¨¦tricos. En 1928, este arquitecto, decorador y pintor, alumno de la m¨ªtica ?cole Boulle, imprimi¨® en el frontispicio un esp¨ªritu juerguista, personal y din¨¢mico. Adem¨¢s, est¨¢ reci¨¦n renovado. No se lo pierda.
09 ?Teatro des Champs-?lys¨¦es
Avenue Montaigne, 15
Este edifico construido en 1913, en plena belle ¨¦poque, obra de Auguste Perret con colaboradores de lujo como el arquitecto Henry van de Velde o el ilustre cristalero Ren¨¦ Lalique, fue el primer teatro de Par¨ªs erigido en hormig¨®n armado. ?Estamos ante el edificio premonitor del estilo? S¨ª. Es un adelantado a su ¨¦poca que tuvo despu¨¦s alguna que otra intervenci¨®n. Sin duda la m¨¢s memorable es la que imprimi¨® el pintor simbolista Maurice Denis en el techo de la sala principal, dise?ando un plaf¨®n art d¨¦co de gran pulcritud y elegancia, en el que conviven las caracter¨ªsticas representativas de este estilo y que est¨¢ presente en todos los manuales. Antol¨®gico. D¨¦co de manual.
10 ?Sala Pleyel
Rue du Faubourg Saint-Honor¨¦, 252
El ingeniero y arquitecto Gustave Lyon, director de la sociedad Pleyel (los pianos preferidos de Chopin), confi¨® en el arquitecto Jean-Marcel Auburtin para realizar el sue?o de una sala de conciertos en 1924. Dos a?os despu¨¦s, tras su muerte, le sustituyeron sus colaboradores Andr¨¦ Granet y Jean-Baptiste Mathon. Desde lejos le asaltar¨¢ la visi¨®n de una fachada blanca y deslumbrante, con cristales negros cayendo como gruesas l¨ªneas planas, que quiz¨¢ le recuerde al Paquebot. Sin embargo, tal vez sea m¨¢s sorprendentemente d¨¦co su vest¨ªbulo con 10 columnas y los juegos geom¨¦tricos del suelo.
11 ?Maison de Verre
Rue Saint-Guillaume, 31
¡°La mejor casa de Par¨ªs¡±, seg¨²n Nicolai Ouroussoff, el que fue cr¨ªtico de arquitectura de The New York Times. ¡°Una m¨¢quina l¨ªrica cuya teatralidad es la ant¨ªtesis de la seca est¨¦tica funcionalista que rein¨® durante buena parte del siglo XX¡±. Sin ser d¨¦co, al ser concebida por un genio llamado Pierre Chareau entre 1928 y 1932, a?os de efervescencia de ese estilo, se percibe cierto influjo. Podr¨ªa encuadrarse en el periodo cl¨¢sico del Movimiento Moderno. Fue comprada en 2006 por el empresario e historiador de la arquitectura estadounidense Robert Rubin, que la restaur¨®.
En los a?os veinte, el doctor Dalsace le encarg¨® a Chareau una vivienda en el centro de Par¨ªs y el arquitecto le entreg¨® una casa de tres pisos con fachada de cristal en la que una estructura de hierro sostiene paneles en cada uno de los cuales se cuentan 24 ladrillos de vidrio. Hay visitas, pero tiene que hacerse amigo de la casa, y cuestan 40 euros.
12? Restaurante Prunier
Avenue Victor Hugo, 16
Si despu¨¦s de toda esta ruta usted todav¨ªa tiene fuerzas y ganas de darse otro atrac¨®n art d¨¦co, no le queda otra que acudir a Prunier, el restaurante, o mejor dicho templo, del art d¨¦co en Par¨ªs. Por m¨¢s que busque, no hallar¨¢ un decorado m¨¢s acorde a esta ruta. Un aviso antes de continuar: es el restaurante especialista en caviar y en productos del mar. Menos la cuenta, todo es d¨¦co. El men¨² del d¨ªa, si quiere darse un capricho, es de 47 euros.
Decorado intacto desde 1924, usted disfrutar¨¢ de mosaicos que juegan en verde y azul y comer¨¢ en platos de Paul Labouret, leer¨¢ men¨²s ilustrados por Mathurin M¨¦heut y no ver¨¢ tanto art d¨¦co junto en su vida.
Tenga en cuenta que Pierre Berg¨¦ y su pareja, Yves Saint Laurent, eran tan asiduos que el director de cine Jalil Lespert escogi¨® estos salones como decorados de su biopic del a?o pasado sobre el dise?ador. Adem¨¢s, Berg¨¦ decidi¨® hacerse propietario en el a?o 2000. Desde entonces, cada temporada se venden cajas de caviar St. James envueltas en dise?os que homenajean a Yves, a quien tanto le gustaron las l¨ªneas puras. Qu¨¦ cosas¡ ?Qui¨¦n nos iba a decir que hasta el caviar puede ser d¨¦co?
Use Lahoz es autor de la novela El a?o en que me enamor¨¦ de todas (Espasa).
Gu¨ªa
C¨®mo llegar
Informaci¨®n
? Ryanair (www.ryanair.com) vuela a Par¨ªs (Beauvais) desde Madrid y Barcelona a partir de unos 46 euros, ida y vuelta.
? Easyjet (www.easyjet.com) vuela a Paris Charles de Gaulle desde 61 euros, ida y vuelta (salidas de Madrid y Barcelona).
? Iberia (www.iberia.com) vuela entre Madrid y Par¨ªs Orly por 93 euros, ida y vuelta.
? Oficina de turismo de Par¨ªs (http://es.parisinfo.com). En la web se puede adquirir el Paris Visite, un pase de transporte v¨¢lido durante uno, dos, tres o cinco d¨ªas consecutivos. Entre 6,10 y 67,40 euros, dependiendo de los d¨ªas y las zonas.
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