Paisajes de pi?a colada en Puerto Rico
De San Juan de Puerto Rico al lago Carite, m¨²sica, comida contundente y la poes¨ªa de Pedro Salinas en la isla caribe?a
Desde la fortaleza del Morro ¡ªcastillo de San Felipe¡ª, el imperio espa?ol ense?aba los colmillos a cualquiera que amenazase su hegemon¨ªa. Sobre sus murallas resulta impresionante la visi¨®n de la bah¨ªa de San Juan de Puerto Rico, desde la cual la flota de Indias realizaba la ¨²ltima ¡°aguada¡± antes de cruzar el oc¨¦ano Atl¨¢ntico. La bandera con la cruz de San Andr¨¦s ondea junto a la de Puerto Rico y la de Estados Unidos, y lo caribe?o y espa?ol sigue siendo la quintaesencia de esta isla.
La masiva fortaleza extiende sus murallas ci?endo el viejo San Juan; hacia la derecha, en direcci¨®n al castillo de San Crist¨®bal, tenemos un paseo que puede hacer un alto en un hermoso y bizarro camposanto junto al mar, Mar¨ªa Magdalena de Pazzis, donde es obligado hacer una visita a uno de sus inquilinos, el poeta Pedro Salinas, y quiz¨¢ recordar unas l¨ªneas de A esa, a la que yo quiero¡ En direcci¨®n contraria, podemos caminar por el paseo del Morro hasta la puerta de San Juan, la entrada oficial a la ciudad por el lado de la bah¨ªa y lugar de recepci¨®n de gobernadores y obispos en su venida para posesionarse de los cargos. Si decidimos tirar por el centro, antes de entrar en el casco antiguo apetece tomar una cerveza Medalla a fin de combatir el calor tropical en la terraza del Museo de las Am¨¦ricas, antiguo cuartel de Ballaj¨¢. En algunos casos le preguntar¨¢n si la quieren con preservativo o sin ¨¦l, y no lo interpreten l¨²bricamente: les convendr¨¢ leer antes la etiqueta en la botella¡ªpreservatives or not¡ª para darse cuenta de que en el peculiar spanglish isle?o le ofrecen una cerveza artesanal (o no).
El viejo San Juan es una explosi¨®n de color, belleza y m¨²sica. Sobre todo, m¨²sica. En todas partes, a todas horas, una m¨²sica de las esferas boricuas que los naturales parecen no escuchar ya, en la calle, en caf¨¦s, en salas de concierto¡ Las mismas calles de irregular empedrado que recorrieron Francisco Ayala, Pau Casals, Juan Ram¨®n Jim¨¦nez¡, las mismas que orden¨® Ponce de Le¨®n ¡ªpor cierto, aqu¨ª fue donde por primera vez o¨ªmos el mito de la Fuente de la Eterna Juventud¡ª, nos ofrecen multitud de tiendas, salas de arte, bares y restaurantes. Una visita p¨ªa a la catedral de San Juan no est¨¢ de m¨¢s para rendir homenaje a los restos de Ponce de Le¨®n; acto seguido, flaneando hasta la calle de la Fortaleza, encontramos la placa que decora el exterior del restaurante Barrachina, el lugar donde Ram¨®n Portas invent¨® la pi?a colada en 1963. Todo recto podemos llegar hasta el teatro Tapia, una hermosa y sobria construcci¨®n del siglo XIX, justo al lado del Viejo Casino. En cualquier lugar del trayecto es posible comprar cigarros, los rones nacionales (Barrilito o Trigo) o degustar el mofongo (pl¨¢tano machacado con marisco o carne), gran variedad de pescados (marl¨ªn, carrucho, camarones con pique¡), los deliciosos quesitos (una inolvidable masa de hojaldre dulce rellena de queso) o un buen tembleque de coco.
Como regalo para casa sirven los cientos de variaciones de joyas y recuerdos con los que se conmemora a la rana coqu¨ª, uno de los s¨ªmbolos nacionales, batracio que dizque da la tabarra durante horas con su mon¨®tono canto: ¡°co-qu¨ª¡±. Es de recibo recalcar que, en general, los precios son elevados, claro que no dejamos de estar econ¨®micamente ?¡ªaunque todo lo desmienta¡ª en Estados Unidos de Am¨¦rica.
La escapada
Pero Puerto Rico no es solo la almendra del viejo San Juan, aunque solo ella te podr¨ªa retener cual Calipso en Ogigia. Extramuros, en una isla cuyo perfil tiene una curiosa similitud con la provincia de Asturias, nos aguarda una enorme reserva natural. Me cuentan del Yunque, un oscuro bosque tropical; me hablan de la famosa La Parguera, con su bah¨ªa bioluminiscente; me recuerdan la isla de Culebra, otro ¡°para¨ªso natural¡±; me explican que el gigantesco radiotelescopio que sale en la pel¨ªcula GoldenEye de James Bond o tambi¨¦n en Contact se encuentra al norte, en Arecibo. Asimismo, en un mapa me sit¨²an Pi?ones, un paseo que atraviesa un abanico de manglares y playas que da idea del caleidosc¨®pico ecosistema isle?o¡
Gu¨ªa
C¨®mo ir
Informaci¨®n
? Iberia (www.iberia.com) y Air Europa (www.aireuropa.com) vuelan sin escalas entre Madrid y San Juan de Puerto Rico. Desde 598 euros, ida y vuelta. Compa?¨ªas como Air France (www.airfrance.es) o British Airways (www.britishairways.es) ofrecen vuelos con una escala (en Europa o EE UU) a partir de 390 euros.
? Turismo de Puerto Rico (www.seepuertorico.com).
Pero el tiempo apremia y me decido por el lago Carite, en el centro de la isla; b¨¢sicamente porque me han asegurado que en el camino podemos parar en uno de los templos gastron¨®micos de Puerto Rico. Tomando la ruta 148 nos dirigimos hacia Cayey; en la carretera ascendente, aparte de que la temperatura refresca y nos da una tregua del fuego coste?o, nos detenemos en la susodicha catedral: la lechonera Los Pinos, en Guavate. Hay pocos turistas, lo que asegura que nos hallamos en el lugar adecuado para probar los deliciosos lechones que se deshacen en la boca y degustar su piel churruscada, el ¡°cuerito¡±, un manjar. Con el est¨®mago lleno, proseguimos camino hacia otro deleite, esta vez est¨¦tico, el lago Carite, donde solo nos queda disfrutar del paisaje y, si acaso, buscar un buen lugar para echar una cabezadita.
Ignacio del Valle es autor de la novela Busca mi rostro (Plaza & Jan¨¦s).
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