Casa Shelly, aires del Norte con ecos morunos

Dice Chris Pettersson Rolf, uno de los dos propietarios, que su emprendimiento evoca la pl¨¢cida vida de una casa de provincias del siglo XIX bajo la luz atl¨¢ntica. Nosotros a?adir¨ªamos a ello la austeridad escandinava en un patio de esencia moruna. Porque a esos arcos cautelares, a esas balconadas interiores, a esas hornacinas discretas, se les ha yuxtapuesto un abrigo decorativo n¨®rdico, minimalista y funcional, exigente con los acabados y cartesiano como un invierno b¨¢ltico.

No en vano Pettersson es un sueco que profundiz¨® en el conocimiento del Sur (Aracena, Ubrique, Casares, Gauc¨ªn, los pueblos de la serran¨ªa de Ronda) hasta dar con esta casa arrebujada en la zona alta de Vejer, palanca de su nueva vida (hab¨ªa sido jefe de ventas de una gran empresa de muebles), la pausa del ser andalus¨ª.

Un port¨®n an¨®nimo da entrada al patio vertebrador de todas las estancias, radiante en su alicatado de escaques, blanco de primera comuni¨®n, con detalles exquisitos para mirar y sof¨¢s y butacones para so?ar. Tejidos naturales, grises y azules p¨¢lidos, carmes¨ªes descoloridos, puro sosiego a la vista por obra y gracia de la decoradora sevillana Amparo Garrido.

En los s¨®tanos se esconden la cocina y el sal¨®n comedor, con salida a otro patio ajardinado con una fuente de azulejos verdosos. A la espera de permisos administrativos, el desayuno es m¨ªnimo, para salir del paso.

Los siete dormitorios siguen la t¨®nica relajante de las dependencias comunes. Con ventiladores de aspas, alicatados con figuras geom¨¦tricas y esterillas de enea en el suelo para ir fijando conceptos. Los colchones proponen viajes on¨ªricos a otros mundos. Quiz¨¢ algo calurosos para estas latitudes meridionales, los edredones recuerdan la ascendencia sueca de la casa. No hay televisi¨®n, pero s¨ª visi¨®n a distancia de lo que piden hoy los viajeros: acceso de banda ancha a Internet y mucho sosiego para contar en Facebook el inexplicable sincretismo del Norte y el Sur bajo un solo techo.