Caireles, a un paso de la mezquita

Se?ala el diccionario que un cairel es toda aquella guarnici¨®n que cuelga de una cosa, bien sean las hebras de seda fijadoras de una cabellera postiza, las cuentas de cristal en los candelabros o los flecos de una falda que revolotean al aire cuando pasa una mujer cordobesa.

No hay otro hotel en C¨®rdoba situado m¨¢s cerca de la entrada al monumento estrella, la mezquita catedral, aparte del tradicional Maim¨®nides y el tambi¨¦n singular Los Patios. Entre medias se encuentra El Caballo Rojo, que tuvo sus d¨¦cadas de gloria y sigue siendo el restaurante m¨¢s deseado por el turismo internacional.

Remozado por el equipo de decoraci¨®n Intea, autores de la rehabilitaci¨®n de 82 establecimientos hoteleros, muchos en Andaluc¨ªa, el hotel Caireles ocupa un edificio residencial con algunas d¨¦cadas ya a sus espaldas. El muro norte de la aljama ciega parte de sus vistas a ras de calle e incluso en el primer piso del hotel, por lo que es recomendable reservar las habitaciones de la segunda planta, a fin de asegurarse la mejor panor¨¢mica del cimborrio y el cielo de palmeras que se eleva sobre el patio de los naranjos. Estos dormitorios guardan, adem¨¢s, una distancia prudente con el jolgorio de la noche cordobesa en los diversos mesones de la calle, especialmente concurridos durante el verano.

Salvo por la bondad del zumo de naranja, el desayuno puede decepcionar a la clientela m¨¢s exigente de tan simple que es y de lo exiguo del espacio en el que se ofrece, bajo los pelda?os minimalistas de la escalera. No hay m¨¢s zonas comunes que esa y una futura terraza que podr¨ªa habilitarse en la azotea. El resto son habitaciones de corte igualmente rectil¨ªneo, dotadas de un mobiliario funcional, ba?os abiertos a la alcoba y camas satisfactoriamente ergon¨®micas, con colchones de relleno hipoalerg¨¦nico y una sugestiva carta de almohadas. A destacar como cabeceros unos bajorrelieves aleg¨®ricos a los arabescos de la mezquita y que se pueden encontrar en la azulejar¨ªa de tantos patios cordobeses.

Caireles, en este caso, no es un adorno. Es el refajo de una cama confortable, una buena ducha y un servicio amable y eficaz, desde la recepci¨®n hasta la limpieza. El necesario refajo que abrigue nuestros sue?os monumentales despu¨¦s de una agotadora jornada de paseo y compras por la juder¨ªa de C¨®rdoba.