Cosas que hacer en Berl¨ªn
Paseo arquitect¨®nico para disfrutar, realmente, de los placeres sencillos y deliciosos que ofrece la capital alemana a sus visitantes
En tiempos de Brexits y aguas revueltas, atravesar en coche los r¨ªos de la vieja Europa hasta llegar al coraz¨®n del continente supone un acto de romanticismo, mientras los casi 2.500 kil¨®metros que separan Madrid de Berl¨ªn van quedando atr¨¢s. Cuatro etapas para llegar a la capital alemana y el privilegio, al llegar, de hacerlo sin que nadie pregunte qui¨¦n eres, de d¨®nde vienes o hacia d¨®nde vas. Fragmentos de paisajes y ciudades reflejadas en el espejo retrovisor.
Que Europa no ha muerto lo percibes nada m¨¢s llegar. El peso de la historia a la vuelta de cada esquina, cicatrices y medio mundo viviendo (o dese¨¢ndolo) a orillas del Spree. La curiosa sensaci¨®n de cruzar continuamente un muro virtual, ahora este, ahora oeste, a?ade una atm¨®sfera ¨¦pica a los recorridos urbanos. Berl¨ªn es joven y multicultural. Un Pa¨ªs de Nunca Jam¨¢s, una burbuja dentro de una Uni¨®n Europea agotada y previsible. Libertad y modernidad natural, espontaneidad, en un lugar que sobrevive sin grandes sedes bancarias ni un destacado tejido industrial. Una media de edad de treinta a?os y gente que se reinventa cada d¨ªa, con la sensaci¨®n de que el futuro es hoy. Ojal¨¢ dure, aunque la sensaci¨®n es que las modas y la especulaci¨®n obligar¨¢n a encontrar un nuevo Berl¨ªn. Hay quien dice que Leipzig (demasiado tarde para Hamburgo).
David Bowie percibi¨® este clima y se instal¨® en Berl¨ªn (Hauptstrasse 155) admirado por la explosi¨®n cultural que viv¨ªa la ciudad y alej¨¢ndose de sus fantasmas. Fiel admirador de la Bauhaus, cant¨® junto al muro, en el Oeste, para que le escuchasen desde el otro lado, un muro que cay¨® por fin en 1989. En 2013 escribi¨® la maravillosa Where are we now?, como homenaje al lugar que le acogi¨®. Su letra acompa?a los paseos en bicicleta, una banda sonora en el subconsciente.
Planes en la ciudad Peter Pan
Dejarse llevar, pasear sin rumbo fijo, como el fl?neur de Boudelaire, como el ¨¢ngel de El Cielo sobre Berl¨ªn, de Wim Wenders, interpretado por Bruno Ganz , hasta encontrar una belleza real que te haga regresar al mundo de los vivos. Urbe sin horarios ni planes establecidos, cuando sale el sol millones de bicicletas toman la ciudad con la sensaci¨®n de que todo est¨¢ pasando aqu¨ª, ahora, disfrutando cada instante, cada rayo de luz. La vida sencilla: una bici, cervezas y, si acompa?a, el sol.
Se puede madrugar para ba?arse en los ba?os al aire libre de Sommerbad, en Neuk?lln, buena opci¨®n frente a la tur¨ªstica Badeschiff, dentro del r¨ªo Spree. Mejor temprano y en d¨ªas grises, para evitar multitudes. Los martes, en la azotea del Neuk?lln Arcade puedes escuchar jazz en directo, mientras se pone el sol. Sentarse en cualquier terraza de Prenzlauer Berg ¨CUnami es una buena opci¨®n¨C y observar a la gente pasar. Citarse con Nefertiti y disfrutar de su elegancia atemporal en el Neues Museum, obra de David Chipperfield. Es posible comer en la Cantina del estudio del arquitecto ingl¨¦s, abierta al p¨²blico (Joachimstrasse 11).
Subir a la Torre de comunicaciones en Alexanderplatz, arquitectura de la Alemania del Este y s¨ªmbolo de la ciudad. Asomarse al estudio de Olafur Eliasson en una antigua f¨¢brica al norte de la Plaza, al otro lado del r¨ªo. Caminar por Karl-Marx-Alle y sentirse muy peque?o, como pretend¨ªan las arquitecturas totalitarias. Visitar la exposici¨®n temporal de la Gropius Bau .
Ir al Teatro en el RadialSystem V, junto a East Side Gallery, una antigua central, ejemplo de recuperaci¨®n del patrimonio industrial. Salir a correr por los canales de la parte norte de Kreuzberg. Cenar en el Biergarten de la antigua Clarchen Ballhauses, en Mitte, a¨²n en funcionamiento como sal¨®n de baile. Ir al peque?o cine Rollberg en Neuk?lln donde estrenan pel¨ªculas en versi¨®n original. Pasear por el Tiergarten (escuchando la canci¨®n de Rufus Wainwright) y ver el ¨¢ngel dorado en Unter den Linden, bajo los tilos. Acercarse al archivo de la Bauhaus y a la embajada de los pa¨ªses n¨®rdicos.
¡®Streetfood¡¯ en Curry 36
Una peque?a parada para reponer fuerzas en los m¨²ltiples puestos de comida callejera. Los mejores k?ftes est¨¢n en Izmir K?ftecisi y los famosos currywurst berlineses en el Curry 36. Disfrutar de una noche de fiesta que puede empezar en alguno de los peque?os clubs de Kreuzberg (como Roses) y terminar en una de las m¨ªticas mecas de la electr¨®nica mundial, Berghain.
Tempelhof, antiguo aeropuerto aliado hoy reconvertido en un inmenso parque para la ciudad, invita a tumbarse en el c¨¦sped. Obra del arquitecto Ernest Sagebiel, la terminal de pasajeros es un alarde propio de arquitecturas totalitaristas, una escala de otros tiempos. Hoy muestra las miserias de occidente, sirviendo como improvisado campo para refugiados de la guerra en Siria.
Con buen tiempo, se puede coger el tren de cercan¨ªas y trasladarse a cualquiera de los lagos que rodean Berl¨ªn. M¨¹ggelsee es una buena opci¨®n cercana y con posibilidad de combinar tren, ferry y bicicleta. O escaparse a Hamburgo, ciudad maravillosa, y descubrir la nueva Elbphilharmonie, de los arquitectos suizos Herzog y De Meuron. Szczecin, a dos horas de Berl¨ªn, es otra buena escapada; portuaria, industrial y poco tur¨ªstica, donde unos j¨®venes arquitectos espa?oles, Barozzi y Veiga, han construido la nueva Filarm¨®nica.
Sergio Baraga?o es arquitecto. Director y fundador de [baraga?o].
5 joyas arquitect¨®nicas
- Philarmonie + Staatsbibliothek, de Hans Scharoun (Herbert-von-Karajan-Strasse 1).
- Frei University, de Candilis-Woods y Norman Foster (Kaiserswerther Str. 16-18).
- Kreuzberg Tower, de John Hejduk (Charlottenstrasse 97A).
- Unidad Habitacional, de Le Corbusier (Flatowallee 16).
- Capilla Cementerio Dohorotheenst?dtischen, de James Turrell (Chausseestrasse 126).
5 bares y restaurantes
- Laidak (Boddinstrasse 42).
- CeloPrivat Bar (Ohlauerstrasse 37).
- Pavillion Am ?fer (Paul-Lincke-Ufer 4).
- Anhelklauken (Kottbusser Damm 104).
- Zum Fuchsbau (Planufer 96).
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