Cabezas de queso en Green Bay
Los seguidores del famoso equipo de f¨²tbol americano de esta ciudad de Wisconsin hacen gala de su tradici¨®n quesera
A simple vista, Green Bay no es m¨¢s que una peque?a ciudad del estado de Wisconsin, so?olienta y remota, anclada a orillas del lago M¨ªchigan y crecida al amparo de sus grandes praderas verdes. Conserva algo del animoso esp¨ªritu de su fundaci¨®n, un cierto aire ensimismado y buc¨®lico, aunque seguro much¨ªsimo menos belicoso y exuberante que cuando el explorador franc¨¦s Jean Nicolet estableci¨® aqu¨ª un puesto comercial en el siglo XVII.
Los veranos soleados y sus rojizos y frescos oto?os invitan a pasear por pueblos de la zona como De Pere y Oneida
La ciudad natal de la famosa novelista Mona Simpson ¡ªhermana adem¨¢s de Steve Jobs¡ª est¨¢ situada a casi dos horas de coche de Milwaukee (que es, junto con Madison, la urbe m¨¢s grande del Estado) y a tres horas y media de Chicago, cuyos habitantes, dicho sea de paso, consideran a Door County ¡ªla espigada pen¨ªnsula que penetra en el inmenso lago M¨ªchigan¡ª su particular Cape Cod, un lugar de paseo y disfrute campestre, un emplazamiento impregnado de ese t¨ªpico sabor del Medio Oeste (Midwest) americano con hermosos paisajes, coquetos establecimientos hoteleros, parques nacionales, ferias de arte y restaurantes farm to table (de la granja a la mesa) donde el visitante puede disfrutar de jugosas mazorcas asadas, carnes rotundas y percas tan grandes como Danny DeVito¡ Pasear por esta zona pespuntada de los t¨ªpicos graneros rojos es dejarse arrebatar por la intensa nostalgia de un pa¨ªs que para muchos nunca existi¨®, pero que, en todo caso, otros desear¨ªan creer que s¨ª.
Cuidadosos artesanos
Y dentro de esta contundente gastronom¨ªa deliciosa y rural puede sorprender al visitante desprevenido encontrarse con la amplia y selecta variedad de quesos que se fabrican en la regi¨®n, algunos tan inesperados como el sartori, que tiene una corteza¡ de arom¨¢tico expreso.
No hay que olvidar que Wisconsin, junto con Vermont y California, forma parte de un selecto club de Estados que encabezan la lista en cuanto a producci¨®n de quesos artesanales de sorprendente variedad y calidad. Green Bay es pues un buen lugar para empezar el recorrido que nos llevar¨¢ a experiencias realmente ¨²nicas si somos amantes de los buenos quesos. De hecho, a los seguidores de los Green Bay Packers se les conoce como Cheeseheads (cabezas de queso) y es bastante com¨²n verlos animando a su equipo con un colosal sombrero en forma de queso cheddar. Porque no son solo sus quesos los que le han dado gran fama, sino un curioso fen¨®meno deportivo que parece marchar, con muy buenos resultados, a contrapelo de lo que es habitual en la maquinaria perfectamente coreografiada de uno de los deportes nacionales por excelencia: el f¨²tbol americano.
Y es que Green Bay tambi¨¦n es conocida informalmente por Titletown, ya que ocupa un lugar destacable en la compleja geograf¨ªa social del pa¨ªs, fundamentalmente por ser la sede de los Green Bay Packers, el poderoso equipo de f¨²tbol americano que gana campeonato tras campeonato y que, a diferencia de la mayor¨ªa de equipos rivales, no pertenece a un magnate o a una empresa, sino al propio pueblo a trav¨¦s de la Corporaci¨®n de F¨²tbol de Green Bay, fundada en 1923. Conscientes del valor de este plus, existe una cl¨¢usula de sus estatutos, modificada en 1997, por la cual se aseguran de que ning¨²n particular se podr¨¢ ?beneficiar ante un hipot¨¦tico traslado o venta del equipo. Green Bay es los Packers, como los Packers son Green Bay, y de ser necesario levantar¨ªan una barricada de buen queso cheddar para que siga siendo patrimonio comunitario.
Este es pues el principal orgullo de sus habitantes, que cada vez que juegan los Packers llenan el Lambeau Field, su hermoso campo con capacidad para 80.000 espectadores. No est¨¢ nada mal para una ciudad de 100.000 habitantes, ufanos de pertenecer a la clase trabajadora americana. Una visita a Green Bay resulta incompleta si no se hace una parada en el estadio, donde ofrecen un ameno recorrido que incluye tanto un vistazo a los lujosos palcos como una salida al campo desde los vestuarios de los jugadores, con grito de guerra incluido.
El centro o downtown en s¨ª resulta bastante peque?o, pero con una poblaci¨®n diseminada en muchos barrios residenciales y grandes casas que parecen casi ocultas tras la espesa fronda que descubre despu¨¦s, con algo de inexplicable revelaci¨®n, el inmenso y majestuoso lago M¨ªchigan, que toca las orillas de nada menos que cinco Estados y tiene una longitud de m¨¢s de 2.500 kil¨®metros. En los crudos inviernos, las temperaturas pueden alcanzar los 20 grados bajo cero, como bien sabe la comunidad acad¨¦mica y estudiantil de la Universidad de Green Bay, buena parte de cuyas instalaciones est¨¢ bajo tierra. Sin embargo, sus veranos soleados y sus rojizos y frescos oto?os invitan a pasear por la regi¨®n, haciendo excursiones por pueblos vecinos como De Pere, Oneida e incluso Appleton. Es un recorrido entre prados y bosques de una belleza perturbadora y rotunda ¡ªy con algo de inexpugnable tambi¨¦n¡ª que revela el fr¨¢gil equilibrio entre civilizaci¨®n y vida salvaje alcanzado en este Medio Oeste que es casi como un espejismo de s¨ª mismo.
Jorge Eduardo Benavides es autor de la novela El enigma del convento (Alfaguara).
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