Huertas en el Camino a Caravaca
Cinco d¨ªas a pie o dos en bicicleta. 117 kil¨®metros entre Orihuela y el santuario de la Vera Cruz, en Murcia. Un paseo que se convierte en rito este a?o santo
Este 2017 es un a?o especial para la peque?a y monumental localidad de Caravaca de la Cruz, en el noroeste de la Regi¨®n de Murcia. Es a?o santo en su santuario de la Vera Cruz, un privilegio que le concedi¨® el Vaticano en 1988 para celebrar cada siete a?os y que comparte con Santiago de Compostela, Roma, Jerusal¨¦n o Santo Toribio de Li¨¦bana.
Y como no hay a?o jubilar sin camino de peregrinaci¨®n, los responsables del proyecto han completado y mejorado la se?alizaci¨®n de una ruta de 117 kil¨®metros para quienes quieran ir a Caravaca a pie o en bicicleta. Se llama Camino de Levante y, aunque no est¨¢ sustentado en ninguna base hist¨®rica, permite completar la aventura a trav¨¦s de pistas sin tr¨¢fico, con escaso desnivel y bien se?alizadas.
Etapa 1: Orihuela-Murcia
El Camino de Levante a Caravaca empieza en Orihuela, en la misma plaza de la catedral de esta localidad monumental alicantina, muy cerca de los lindes con Murcia. La ruta aprovecha en estos primeros tramos un camino ya existente: el carril peatonal y ciclista que discurre en paralelo al r¨ªo Segura. Los 24 kil¨®metros de la primera etapa son llanos y discurren por un paisaje de naranjos, limoneros y frutales cultivados con mimo desde ¨¦poca hispanomusulmana. Es la famosa huerta de Murcia, viva y activa a¨²n en Beniel, en Alquer¨ªas y en otras pedan¨ªas que atraviesa el Segura, y que se va llenando de chal¨¦s y nuevas construcciones conforme uno se aproxima a la capital.
Una vez en Murcia, la se?alizaci¨®n dirige al caminante (o al ciclista) hasta la plaza de Belluga, el coraz¨®n sentimental de la ciudad, para colocarle al pie de la fastuosa fachada barroca de la catedral. La plaza de Belluga es peatonal, como buena parte del centro urbano, y huele a azahar en primavera. Hay muchas terrazas que invitan a hacer un alto en el camino, pero mi consejo es que, puestos a tapear, es mejor acercarse hasta las cercanas plazas de las Flores y Santa Catalina, para probar una marinera o un pulpo asado, tapas emblem¨¢ticas que resucitan a un muerto o a un peregrino.
Etapa 2: Murcia-Alguazas
El Camino a Caravaca sale como entr¨® de Murcia, por la mota del r¨ªo Segura. El carril sigue cruzando huertas de limoneros hasta la Contraparada, ingenio hidr¨¢ulico de ¨¦poca tambi¨¦n hispanomusulmana por el que se distribuye el exiguo caudal del Segura hacia las dos acequias mayores, la Alquibla y la Aljuf¨ªa. A¨²n hoy, mil a?os despu¨¦s, ambas siguen cumpliendo su misi¨®n de repartir el agua por la red de azarbes que como vasos sangu¨ªneos se ramifican hasta el ¨²ltimo rinc¨®n de la huerta murciana. Despu¨¦s de un laberinto de bancales y sembrad¨ªos, la se?alizaci¨®n lleva a cruzar Molina de Segura, la que fue capital de la industria conservera, y luego Alguazas.
Etapa 3: Alguazas-Mula
A partir de aqu¨ª, el decorado cambia. El Camino de Levante deja por fin el valle del Segura y se adentra en las tierras arcillosas de su afluente, el r¨ªo Mula, aprovechando la V¨ªa Verde del Noroeste, antigua plataforma de un tren de v¨ªa estrecha que un¨ªa Murcia con Caravaca y que cerr¨® en 1971. Si hasta ahora lo que rodeaba al peregrino eran verdes frutales, a partir de Alguazas el envoltorio va a ser otro bien distinto. La cuenca del Mula son tierras ¨¢ridas y arcillosas con escasa vegetaci¨®n y altamente erosionadas en c¨¢rcavas, barrancos y ca?ones. El tes¨®n del agricultor murciano ha puesto en valor muchos de estos campos gracias al riego por goteo, pero la sensaci¨®n para el viajero es que camina por un territorio lunar, desolado y de formas caprichosas, sobre todo en el entorno de los Ba?os de Mula. Se pasa por Campos del R¨ªo, por Albudeite ¡ª?peque?as localidades agr¨ªcolas¡ª y se llega por fin a Mula, la primera gran ciudad monumental de esta comarca.
Etapa 4: Mula-Bullas
Mula es una notable superposici¨®n de viejo urbanismo medieval y caserones dieciochescos. Basta caminar por los barrios altos del pueblo para imaginar lo que ser¨ªa la villa musulmana de callejuelas y casas de adobe apegadas a los ¨²ltimos roquedos en torno a la fortaleza de los V¨¦lez, uno de los mejores castillos de Murcia, que domina desde un risco toda la vega del r¨ªo Mula.
Gu¨ªa
- Informaci¨®n
www.caminodelacruz.es - Dormir
En algunos conventos, como el de la Encarnaci¨®n, en Mula, acogen a los peregrinos con donativo. En el resto de finales de etapa pensiones, hostales, hoteles u hospeder¨ªas.
En la zona alta del pueblo se encuentra una de las mejores obras conventuales del barroco murciano: el ?real monasterio de la Encarnaci¨®n. La media docena de monjas de clausura que quedan en ¨¦l est¨¢n muy volcadas con las peregrinaciones a Caravaca y han preparado para este a?o santo un sencillo albergue de peregrinos dentro del propio convento. Un buen lugar tambi¨¦n para aprovisionarse de la reposter¨ªa conventual que ellas mismas hacen y que venden a trav¨¦s del torno.
Luego viene Bullas, capital de la denominaci¨®n de origen del vino del mismo nombre, tambi¨¦n con un casco urbano interesante y, sobre todo, con varias bodegas que ofrecen visitas guiadas y venden directamente sus caldos al p¨²blico.
Etapa 5: Bullas-Caravaca
La v¨ªa verde sigue su curso. Tras curzar el r¨ªo Qu¨ªpar por uno de los nueve puentes que ten¨ªa la l¨ªnea f¨¦rrea, pasa por las ruinas de Begastri, antigua ciudad ¨ªbero-romana, e invita a subir a Ceheg¨ªn. Las callejuelas medievales del viejo Ceheg¨ªn forman uno de los entornos urbanos m¨¢s agradables de la regi¨®n. Un mar de tejas morunas y tabiques de cal y mamposter¨ªa api?ado en lo alto del cerro del Puntarr¨®n. Desde los soportales de la plaza de la Constituci¨®n, en la cima del promontorio, se tiene una de las mejores vistas.
Y por fin el Camino llega a Caravaca. Pasada la anodina ciudad nueva los pasos se sumergen en el casco hist¨®rico. El templo del Salvador ¡ªuna de las grandes construcciones renacentistas en una regi¨®n donde casi todo es barroco¡ª, la plaza del Arco, el ayuntamiento, la antigua c¨¢rcel¡ acompa?an a los romeros para iniciar la subida hasta el santuario de la Vera Cruz. All¨ª, rodeado por 14 torreones del antiguo castillo, espera el final del camino: el santuario donde, cuenta la leyenda, en el siglo XIII unos ¨¢ngeles bajaron del cielo una cruz para que un sacerdote, preso del rey moro, pudiera celebrar la misa y convertir a sus captores. El milagro ha hecho de Caravaca uno de los grandes lugares de peregrinaci¨®n del mundo. En total, cinco d¨ªas a pie (uno o dos en bicicleta) por el interior de Murcia para cumplir con un rito que no se repetir¨¢ hasta el a?o 2024.
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