Canberra, el coraz¨®n de Australia
Capital administrativa y sede del Parlamento, la ciudad ofrece planes como disfrutar en Civic, el barrio de moda, visitar la cercana zona vin¨ªcola o un parque con ornitorrincos
Canberra, en el coraz¨®n de la naci¨®n¡±. Esta frase que se lee en las matr¨ªculas de los coches locales no es de orden geogr¨¢fico, sino sentimental. Y es que, como todas las capitales federales levantadas desde la nada a lo largo del siglo XX, Canberra fue vista durante mucho tiempo por los australianos como una urbe artificial. Una sede del poder pol¨ªtico m¨¢s que una ciudad con alma: se empez¨® a construir en la d¨¦cada de 1910 para albergar las instituciones gubernamentales y dirimir as¨ª la eterna rivalidad entre S¨ªdney y Melbourne. Pero con el paso del tiempo esta percepci¨®n ha ido cambiando progresivamente, y hoy, con sus casi 400.000 habitantes, Canberra tiene fama de ser un sitio con una alta calidad de vida, lejos del bullicio de las megaciudades, y con una de las mejores ofertas culturales de todo el pa¨ªs. Para visitarla puede ser ¨²til un coche, ya que est¨¢ muy extendida, aunque tambi¨¦n se puede recurrir a los autobuses de Canberra Explorer, que permiten subirse y bajar durante todo el d¨ªa.
9.30 Edificio bumer¨¢n
Empecemos por la raz¨®n de ser de la ciudad: las instituciones federales. El edificio del Parlamento (1) parec¨ªa futurista cuando fue inaugurado en 1988 por la reina Isabel II (que es todav¨ªa formalmente la jefa de Estado de Australia). Y sigue dando esta sensaci¨®n. Su fachada tiene supuestamente la forma de un bumer¨¢n (aunque la verdad es que cuesta algo discernirlo) y est¨¢ coronada por un asta de bandera de 81 metros. En este pa¨ªs particu?larmente orgulloso de sus instituciones democr¨¢ticas, el interior est¨¢ ampliamente abierto a las visitas, incluso las sedes de las dos C¨¢maras. El edificio, obra del equipo Mitchell/Giurgola & Thorp, se encuentra encima de un peque?o cerro, la Capital Hill, con una bonita vista a la ciudad.
10.30 Un canguro y un em¨²
De all¨ª se puede bajar a pie por una ancha avenida arbolada, Federation Mall, hasta llegar a la sede del Parlamento Antiguo (2), que acogi¨® el poder legislativo entre 1927 y 1988. Con su puerta de entrada adornada con el escudo de un canguro y un em¨² sosteniendo el blas¨®n de Australia, alberga en su interior un museo que rememora los momentos importantes de la historia pol¨ªtica del pa¨ªs. Frente al edificio se yergue, en una peque?a casucha, la Embajada Aborigen. Instalada all¨ª en 1972 por los propios nativos, recuerda que las poblaciones originales del pa¨ªs siguen sin sentirse representadas por sus instituciones pol¨ªticas.
11.00 El capit¨¢n James Cook
Cerca se encuentra la National Gallery of Australia (3), que alberga una magn¨ªfica colecci¨®n de arte aborigen, incluso contempor¨¢neo, que es probablemente la mejor del pa¨ªs, as¨ª como obras procedentes de las vecinas islas del Pac¨ªfico. Aqu¨ª se puede ver, en la planta baja, el extraordinario Bosque de almas: una obra colectiva de 43 artistas ind¨ªgenas que consiste en unos 200 tubos de tronco hueco (uno por cada a?o de colonizaci¨®n) representando cada uno un f¨¦retro. A cinco minutos a pie est¨¢ el imponente edificio de la National Library (4), la Biblioteca Nacional, que conserva muchos documentos hist¨®ricos, como el diario del capit¨¢n James Cook, el brit¨¢nico que fue el primer ?europeo que desembarc¨® en Australia en 1770.
13.00 Un gran carill¨®n
Tras visitar Canberra por tierra, ha llegado el momento de visitarla por el agua. M¨¢s exactamente navegando por el lago Burley Griffin (5) (hay varias barquitas que salen diariamente, salvo en invierno), que lleva el nombre del arquitecto norteamericano que ide¨® la capital. Con sus 40 kil¨®metros de costas en pleno centro de la ciudad, rodeado de jardines y parques, es el sitio de ocio preferido de los locales, que vienen aqu¨ª a pasear, montar en bicicleta o pescar. En una peque?a isla, Aspen, est¨¢ el National Carillon (6), una torre de 50 metros que contiene 55 campanas de bronce. Varios restaurantes permiten almorzar en las orillas de un lago que es en realidad un embalse.
15.00 Las guerras del siglo XX
Llega el momento de conocer a trav¨¦s de su capital otro aspecto caracter¨ªstico del pa¨ªs: su apego a los recuerdos b¨¦licos. Se puede apreciar en el War Memorial (7) (monumento conmemorativo de la guerra), un conjunto algo pomposo construido para rememorar a todos los soldados australianos que participaron en los grandes conflictos b¨¦licos del siglo XX (estuvieron pr¨¢cticamente en todos, al lado de Reino Unido). Est¨¢ considerado como uno de los m¨¢s importantes del mundo en su g¨¦nero.
16.30 Reserva natural
La fauna aut¨®ctona es un componente imprescindible de cualquier visita a Australia. Y para ello est¨¢ la reserva natural de Tidbinbilla (8), a unos 40 minutos por carretera de Canberra. Es el sitio ideal para ver de cerca, sobre todo al atardecer, canguros, em¨²s y ornitorrincos. De paso se puede practicar algo de senderismo en la zona antes de volver hacia la capital (si se quiere alargar el paseo, el parque tiene su propio alojamiento).
19.00 Calles peatonales
Aunque se suele decir habitualmente que Canberra no tiene verdadero centro, ya es hora de acercarse a lo que m¨¢s se le parece: el barrio llamado Civic, en la Northbourne Avenue (9). Aqu¨ª las sedes administrativas coexisten con hoteles, restaurantes y galer¨ªas comerciales como el Canberra Centre (10), que hacen competencia a las m¨²ltiples tiendas de las calles peatonales. Llaman la atenci¨®n los edificios Melbourne (11) y S¨ªdney (12), uno frente al otro, totalmente rodeados por una columnata.
20.30 Animada zona de bares
Es tambi¨¦n el barrio ideal para cenar en uno de los m¨²ltiples restaurantes de la Northbourne Avenue. ?Una recomendaci¨®n para el men¨²? El cordero, excelente en Australia, rociado con alg¨²n vino local (la zona vit¨ªcola situada a media hora en coche de la ciudad cuenta con 33 bodegas, siendo el riesling y el syrah los caldos m¨¢s famosos). Tambi¨¦n aqu¨ª est¨¢ la zona de los bares donde terminar honrosamente el d¨ªa. Y constatar efectivamente que Canberra, aparte de sede del poder pol¨ªtico, es tambi¨¦n, hoy, una ciudad con alma.
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