Ginebra y Montreux, la Suiza volcada en el lago
Del Laboratorio Europeo de F¨ªsica de Part¨ªculas a la estatua de Freddie Mercury, las orillas del lago Lem¨¢n deparan muchas sorpresas
Ginebra, la Roma protestante. En las callejuelas de su casco antiguo se forjaron las tesis reformistas que abrir¨ªan las puertas de Europa a la modernidad. El epicentro del movimiento radica en la catedral de San Pedro, un templo construido entre los siglos XII y XIII donde se mezclan el rom¨¢nico, el g¨®tico y su neocl¨¢sico p¨®rtico. Aqu¨ª, el te¨®logo franc¨¦s Juan Calvino predic¨® entre 1536 y hasta 1564 su visi¨®n del protestantismo asc¨¦tico, basado en las tesis de Mart¨ªn Lutero, de las que ahora se conmemora el 500? aniversario de su publicaci¨®n. Empezar la visita a una de las ciudades que atesoran un mayor volumen de riqueza y lujo del planeta, entre las paredes que vieron nacer la moral calvinista y el puritanismo, parece una iron¨ªa. Sobre todo si a pesar de la sobriedad impuesta por Calvino, que elimin¨® esculturas y altares, destaca la colorida capilla de los Macabeos, las preciosas vidrieras y la silla que utiliz¨® el mismo te¨®logo. Adem¨¢s, las dos torres restauradas ofrecen una excelente vista sobre Ginebra y el lago Lem¨¢n. S¨®lo hay que tener ¨¢nimo suficiente para subir los 157 escalones.
El chorro de 140 metros
Paseando por las coquetonas calles ginebrinas uno se tropieza con decenas de tiendas de las marcas m¨¢s reconocidas y prohibitivas. En una de las ciudades m¨¢s caras del mundo, el excelente transporte p¨²blico ginebrino, en cambio, es gratis para los hu¨¦spedes de los hoteles, que proporcionan pases que dan acceso ilimitado a los tranv¨ªas y autobuses que conectan toda la ciudad. Tampoco hay que pagar para pasear por los alrededores del lago Lem¨¢n o para mirar el Jet d¡¯Eau, que en su d¨ªa era la v¨¢lvula de seguridad de la f¨¢brica Coulouvreni¨¨re y hoy es un s¨ªmbolo de Ginebra. El enorme chorro de agua de 140 metros de altura, 500 litros por segundo lanzados a 200 kil¨®metros por hora desde la orilla sur del lago, impresiona al m¨¢s pintado. Casi tan conocido es el Jard¨ªn de los Ingleses, en el Quai du G¨¦n¨¦ral Guisan, donde es tradici¨®n fotografiarse delante de las agujas del Horloge Fleurie, el famoso reloj formado por 6.500 flores que cambian de color seg¨²n la estaci¨®n y que es un homenaje a la tradici¨®n relojera del pa¨ªs. Su aguja de 2,5 metros es la segunda m¨¢s grande del mundo. Caminando hacia el norte del jard¨ªn se localizan las Pierres du Niton, dos rocas arrastradas por el glaciar que sobresalen del lago y que anta?o eran lugar de ritos y sacrificios. Cerca est¨¢ el Monumento Nacional, dos figuras que recuerdan la federaci¨®n de la rep¨²blica de Ginebra y la de Helvecia en 1814. El puente de Bergues lleva hasta la isla Rousseau, en memoria del escritor y fil¨®sofo suizo. La estatua central preside un espacio delicioso para un paseo rom¨¢ntico y darse un respiro antes de caminar hasta el monumento de Carlos II de Brunswick en el Quai de Mont Blanc. Destronado y desterrado de Alemania, el duque se refugi¨® en Ginebra, a la que leg¨® su fortuna. Con una sola condici¨®n, que le construyeran un mausoleo en un lugar preeminente sin importar el coste. Y desde 1873 all¨ª descansa mirando a los imponentes Alpes.
Ciudad internacional
Fundada en 1929 despu¨¦s de la I Guerra Mundial, y para preservar la paz, la Sociedad de Naciones tuvo en Ginebra su primera sede. Hoy el Palais des Nations, en medio del parque de Ariana, es un complejo de la ONU que acoge a miles de funcionarios y diplom¨¢ticos de todo el mundo. La visita guiada dura una hora y cuesta 12 francos suizos. Destaca la c¨¢mara del consejo, con pinturas de Josep Maria Sert, la enorme sala de la Asamblea y, sobre todo, la de los Derechos Humanos y la Alianza de Civilizaciones decorada por Miquel Barcel¨®. Alrededor se esparcen las sedes de la Unicef, las organizaciones mundiales de la Salud o del Comercio, y el palacete de la Cruz Roja y la Media Luna Roja. Un moderno museo expone el fichero internacional de prisioneros de guerra y permite escuchar la voz de refugiados de todo el planeta. Muy cerca tambi¨¦n est¨¢ el jard¨ªn bot¨¢nico, que re¨²ne unas 16.000 especies de todo el mundo, con un magn¨ªfico invernadero central. Destacan la colecci¨®n de plantas medicinales de Paraguay, legado de la cultura guaran¨ª. El acceso es libre. El tranv¨ªa 18 llega hasta el Laboratorio Europeo de F¨ªsica de Part¨ªculas, CERN, ubicado en las afueras de Ginebra. Fundado en 1952, aqu¨ª se descubri¨® el famoso bos¨®n de Higgs y sus dominios traspasan la frontera para adentrarse en territorio franc¨¦s. Visitar el lugar donde se escudri?a el origen del universo es muy recomendable, pero es conveniente organizarlo con anticipaci¨®n.
El hotel de Nabokov
Por 62 francos suizos, a tiro de tren de Ginebra est¨¢ Montreux, la sofisticada ciudad balneario que acoge el famoso festival de m¨²sica. Una caminata por el paseo que rodea el lago permite revivir el ambiente de lujo que todav¨ªa hoy impregna los hoteles de la zona. Y de paso, hacerse una foto ante la estatua de Freddie Mercury, el cantante de Queen, que vivi¨® en la ciudad, dar un garbeo por los jardines de Fairmont, acercarse al mercado cubierto y visitar el hotel Montreux Palace, donde vivi¨® 16 a?os el escritor ruso Vlad¨ªmir Nabokov. Pero la joya de la corona es el castillo de Chillon, construido sobre un islote rocoso y que en su d¨ªa jug¨® un papel estrat¨¦gico para controlar el paso entre el norte y el sur de Europa. Hoy entre sus torres, mazmorras y salones ofrece un fastuoso viaje hist¨®rico.
Y antes de volver, una fondue de queso en el Caf¨¦ de Soleil, en la Place du Petit-Saconnex, 6, en Ginebra. B¨¢sico reba?ar bien el fondo porque all¨ª se esconde lo mejor.
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