Los volcanes de La Garrotxa

Cuando a uno le hablan de volcanes, lo primero que imagina son conos humeantes, llamaradas que espantan al cielo y v¨®mitos de lava incandescente que se deslizan ladera abajo, con la pegajosidad de una plastilina anaranjada. Pero claro, si llegas 100.000 a?os tarde al espect¨¢culo, lo que queda despu¨¦s de la fiesta ¨ªgnea no es m¨¢s que un paisaje manso y suave, en el que cuesta reconocer esa figura volc¨¢nica que todos pintamos algunas vez de ni?os en nuestro cuaderno escolar.

Es lo que ocurre cuando visitas la comarca catalana de La Garrotxa, una de las regiones volc¨¢nicas m¨¢s representativa de la pen¨ªnsula ib¨¦rica y una de las m¨¢s importantes de la Europa continental. A primera vista la suavidad de los relieves y el sorprendente orden del paisaje no parecen guardar relaci¨®n con las actividad volc¨¢nica. Pero los cr¨¢teres, haberlos¡­ haylos. Concretamente m¨¢s de 20 coladas bas¨¢lticas y unos 40 conos bien disimulados por la erosi¨®n y la densa vegetaci¨®n en el entorno de Olot, la capital comarcal.

Existen varios senderos se?alizados por los responsables del parque natural que conducen al caminante de cono en cono, es decir, de sorpresa en sorpresa. Por ejemplo, el itinerario 1 conduce a la fageda d¡¯en Jord¨¤, a Can Xel y al volc¨¢n Santa Margarida.

La fageda (hayedo) es una verdadera selva de carrocer¨ªa verde pero coraz¨®n de claroscuros. El especial microclima h¨²medo de la zona ha permitido la existencia de hayas en esta escasa altura. Durante unos minutos el caminante se sumerge en un mundo de luz matizada, entre troncos desnudos y rectil¨ªneos de hayas de casi algunas decenas de metros de altura que crecen sobre antiguas coladas de lava del volc¨¢n Croscat. Un paisaje cautivador y misterioso.

El Santa Margarida, el cono m¨¢s famoso del parque es ¨Clos expertos dixit¨C un volc¨¢n de tipo mixto que registr¨® fases eruptivas de car¨¢cter explosivo, una de las cuales abri¨® un amplio cr¨¢ter circular. Una senda permite descender hacia el fondo del cr¨¢ter, ocupado por verdes prados y una peque?a ermita rom¨¢nica. Una de las im¨¢genes m¨¢s encantadoras del parque. El cr¨¢ter circular tiene un di¨¢metro de 330 metros y las laderas aparecen tapizadas por encinas y especies caducifolias.

Si desde aqu¨ª encamina los pasos al aparcamiento de Santa Margarida puede empalmar en ese punto con el itinerario 15, que le llevar¨¢ hasta el volc¨¢n Croscat, el mayor y m¨¢s joven volc¨¢n de la pen¨ªnsula ib¨¦rica. Su ¨²ltima erupci¨®n se registro hace 11.000 a?os. La intensa explotaci¨®n como cantera de greda a la que fue sometido hasta 1991 dej¨® un enorme corte de 100 metros de altura que permite contemplar los materiales pirocl¨¢sticos de tonos negros y rojizos emitidos por la bocanada de magma.

Pero quiz¨¢ el cr¨¢ter m¨¢s singular de esta zona volc¨¢nica sin apariencia visual de tal sea el Montsacopa, un volc¨¢n estromboliniano que tuvo su ¨²ltima actividad hace 100.000 a?os y que est¨¢, literalmente, en el centro del casco urbano de Olot. De hecho la senda que sube a la cima, presidida por la ermita de San Francisco, parte de una de las calles del pueblo.

Y es que La Garrotxa es una comarca tan ligada a sus volcanes que hasta tiene uno urbano.