San Lorenzo, flechazo playero en Gij¨®n

La playa de San Lorenzo (Gij¨®n) es lo m¨¢s c¨¦ntrica que puede llegar a ser una playa. Junto a ella, en un radio de 500 metros, viven 100.000 de los 273.000 habitantes que tiene la ciudad. Impronta romana, surfistas, 140 casetas, librer¨ªas, bares y restaurantes dan buen nombre a lo que entendemos por uno de los mejores arenales urbanos de la Costa Norte. Son 1,6 kil¨®metros aconchados y articulados a trav¨¦s de 16 escaleras. Arena de grano fino y dorado, y contenedores de reciclaje en forma de casetas de ba?o. Al margen de su Q de calidad tur¨ªstica y su distintivo Ecoplayas, lo m¨¢s evidente es su pulcritud, por m¨¢s que 40.000 usuarios la disfruten a diario.

Qu¨¦ decir de la desigualdad mareal: con mar llena desaparece en un 80%, por lo que se informa cada hora por megafon¨ªa sobre el horario de las mareas (y la temperatura del agua). En marea baja, los usuarios abandonan el paseo mar¨ªtimo ¡ªapodado El Muro¡ª para caminar 200 metros playa abajo, en paralelo a la rompiente.

Inyecci¨®n de glucosa

La ciudad astur es potencia pastelera, lo que se traduce en la ruta Gij¨®n Goloso, dotada con mapa y abono para 5 o 10 degustaciones (no perderse, en Libertad 26, el Pomme Sucre, establecimiento del maestro pastelero Julio Blanco). Novedad de 2017 es Punto Caramelo (marcado con el n¨²mero 1 en el mapa), basado en la pericia de Soledad Sebasti¨¢ al trasplantar desde Argentina el dulce de leche. En su local es preceptivo pedir algunos de los ocho alfajores (conviene llevarse luego una caja) y, por qu¨¦ no, la contundente tarta Marquise.

San Lorenzo es perfecta para iniciarse en el surf, acotado entre las escaleras 8 y 10. Desde 1985 ense?a Tablas Surf (2), y quienes tienen entre 7 y 12 a?os pueden apuntarse a su campus de verano. Enclaves (spots) de nivel son La Roca y San Pedro (con temporal), mientras los expertos se la juegan en la escalera 25.

Un pasado balneario

No hay foto playera en que no figure la iglesia de San Pedro (3), apoyada en el cerro de Santa Catalina, que re¨²ne la historia m¨¢s antigua de Xix¨®n; es tambi¨¦n balc¨®n para ver c¨®mo entran las marejadas. A la altura de la escalera 1 est¨¢n las Termas romanas de Campo Vald¨¦s (4). Las salas c¨¢lidas, templadas y fr¨ªas, la sudatio (sauna) y el circuito de aire por ladrillos huecos ofrecen una idea cabal de la salud l¨ªquida y p¨²blica bajo el Imperio. La estatua de Octavio Augusto observa la arena donde arranca el carril bici, que discurre por toda la playa, lo mismo que el paseo, que tiene en las farolas dobles su icono. Tras la capilla de San Lorenzo, que presta su nombre al arenal, nos inmiscuimos en las calles traseras, hasta dar con la helader¨ªa Islandia?(5). Fabada, erizos, centollo, cabrales¡­ Y as¨ª hasta 45 sabores.

En la zona oeste del playazo se impone la pleamar, dejando arenas limpias y usuarios menos apasionados del sol que del paseo y el ba?o. Cuando el Cant¨¢brico se hincha, la rampa de la escalera 2 se convierte en un sol¨¢rium. De estilo racionalista y aire naval, La Escalerona (6) es epicentro urbano; con aparcamiento subterr¨¢neo y oficina de turismo, reloj, term¨®metro, bar¨®metro. En bajamar se generan charcos donde generaciones de gijoneses han superado su p¨¢nico a ba?arse.

Fachadas muy bru?idas

El paseo se acompa?a, entre las escaleras 6 y 12, de bancos bajo tamarindos. Bien lo saben los paseantes, uno de cuyos temas de debate suele ser la manera en que le ha afectado a la playa el espig¨®n del puerto y las dragas de arena que se realizaron para consolidarlo. Alquilan hamacas en las escaleras 7, 11, 12 y 14, y en la que hace la n¨²mero 12 prima la accesibilidad. En la zona seca en pleamar, que suele comenzar en la escalera 8, no faltan picudas casetas con abigarramiento de colores ¡ªy puerta a modo de toldo¡ª junto a las que uno se siente propietario de un chalecito. Y si miramos el frente mar¨ªtimo advertiremos c¨®mo, en las rehabilitaciones de los edificios, se busca una unidad est¨¦tica con vidrio reflectante seg¨²n el denominado Plan del Muro, que trata de paliar el batiburrillo de cerramientos en las fachadas.

Cuevas y sostenibilidad

El Men¨² Gij¨®n Gourmet es una forma de comer fino por 45 euros (50 en restaurantes con estrella Michelin). Divierte probarlo en las cuevas del restaurante Ciudadela (7), galardonado con la Q de calidad tur¨ªstica. El local se encuentra en el Martillo de Capua, manzana de edificios salvados de la piqueta en la que destaca el curvil¨ªneo edificio con atlante (Capua, 1).

Lo ecol¨®gico es gastron¨®micamente potente en La Cuadra de Ant¨®n (8). El local es pionero en certificaciones como la prestigiosa Biosphere. Probar el cordero biodin¨¢mico. Men¨² de 12 euros (18 los fines de semana).

Bares cultos

En cuanto a helados, los de Regma son de envergadura. Y caso aparte es la escuela gastron¨®mica Umami (9). No solo para que los mayores aprendan a desengrasar fabadas (que luego degustar¨¢n), tambi¨¦n para que los peques cocinen su propio men¨² infantil.

Respecto a comestibles artesanos y asturianos, con predilecci¨®n por los quesos, nadie gana a La Gijonesa (10). Si buscamos la veterana JC Cet¨¢rea de marisco encontraremos bogavantes y centollos del Principado de Asturias.

Reviste inter¨¦s c¨®mo la librer¨ªa El Bosque de la Maga Colibr¨ª (11) media entre la literatura infantil y juvenil y las familias, all¨ª donde la tecnolog¨ªa no alcanza. Consultar los libros ilustrados a un paso de las olas frescas o apuntarse a sus talleres. La exposici¨®n sobre ilustradores cant¨¢bricos abre hasta el 16 de septiembre.

La Revoltosa (12) es una acogedora librer¨ªa con bar donde sentarse a disfrutar la llectura d¡¯un bon llibru o simplemente tomar una cerveza artesana. Cerca est¨¢ el bar con librer¨ªa Toma 3, sede de clases de conversaci¨®n de idiomas (martes a jueves), conciertos en ac¨²stico (jueves) y cenas tem¨¢ticas (viernes). Enfrente, el biobar Green Zone, con su cocina vegana y smoothies (batidos) de super?alimentos ¡ªmaca o bayas de goji¡ª, se precia de sus t¨¦s ecol¨®gicos.

Paseo al atardecer

Al otro lado del r¨ªo Piles, el Tostaderu?(13) hace honor a su nombre por disfrutar del mayor grado de insolaci¨®n en la bah¨ªa. La fachada del estupendo hotel Abba (14) se beneficia de su proximidad, y el placer visual de su terraza chill out encuentra durante el crep¨²sculo su m¨¢xima expresi¨®n. Quien busque habitaciones silenciosas, que reserve en la parte trasera.

Algunas de las im¨¢genes m¨¢s hermosas y magn¨¦ticas de San Lorenzo las regala el paseo entre el Tostaderu y la escultura Sombras de luz (15), de Fernando Alba. El lugar merece parada con la codiciada lentitud de la puesta de sol, seguida del picoteo en la terraza del Ambig¨².

Hablando de sidrer¨ªas ¡ªAsturias obliga¡ª, La Fueya de Tom¨¢s (16) debe su claro prestigio a los pescados y a unas almejas de quitarse el sombrero.

Gusto musical ¡®indie¡¯

Borja Cortina es el barman m¨¢s laureado de Asturias y su Varsovia (17) ocupa un edificio modernista de Manuel del Busto. Borja sugiere el c¨®ctel The Fisherman, preparado con erizo de mar, alga Codium, sidra de hielo y whisky Talisker. Si lo pedimos en la llamada cripta, bajar¨¢n con un carrito para prepar¨¢rnoslo junto a la bandera de Reino Unido.

?M¨²sica indie de la mejor? El Patio de la Favorita (18) es un caf¨¦ teatro abierto hasta las 4.00 donde Omar Prieto, el barman, domina el pisco sour. Hay DJ los fines de semana.