Una playa hermanada con las C¨ªes
Un d¨ªa en el arenal de Melide saboreando el conf¨ªn de la pen¨ªnsula pontevedresa del Morrazo
No cabe mayor distop¨ªa playera que presenciar la masificaci¨®n en las islas C¨ªes. Y no hay mejor forma de olvidarse de colas y agobios que marchar al extremo occidental de la pen¨ªnsula del Morrazo. Puesto que al arenal de Melide no se llega por azar: hay que propon¨¦rselo firmemente. En este caso rindiendo visita previa al crucero de H¨ªo y a la playa de Barra, icono naturista espa?ol.
Todo resulta valioso en estas latitudes, empezando por el lienzo de arena rabiosamente blanca de Melide, al que se baja desde la aldea de Don¨®n -tres kil¨®metros en total- por una pista de tierra que ofrece una impagable escenograf¨ªa, con las islas como elemento decorativo.
Melide se compadece con el parque nacional de las Islas Atl¨¢nticas. Su blancura hace da?o a la retina. La pinada asombra en todos los sentidos. Elevados son los cordones dunares. El agua, g¨¦lida, como manda su geolocalizaci¨®n a mar abierto, con lo que no deberemos perder de vista las banderas de aviso. Su factura paisaj¨ªstica no impide que ondee la bandera azul, lo mismo que en las playas de las C¨ªes, aunque con salvedades. Est¨¢ prohibido fumar y hay que bajar con bolsa de basura. Tiene chiringuito.
Nos broncearemos delante del canal norte de acceso a la r¨ªa de Vigo, raz¨®n del continuo trasiego de embarcaciones, lo que demanda un despliegue de se?ales mar¨ªtimas. A pie podemos llegar al faro de Punta Robaleira, baliza rechoncha, como una escultura cil¨ªndrica pintada de rojo; y despu¨¦s al faro de Cabo Home, cuya blanca torre cil¨ªndrica constituye la se?al anterior de la enfilaci¨®n que marca la l¨ªnea de navegaci¨®n entre las islas C¨ªes y Ons. Qu¨¦ mejor sitio para perderse, sin horarios ni obligaciones, que este entorno id¨ªlico a 2,5 kil¨®metros de monte Agudo, que se nos figura un cabo peninsular antes que una ¨ªnsula.
Al caer el sol, supone todo un ritual reunirse en los acantilados de Soavela. Desde el chiringuito ubicado junto a la caracola dise?ada por Lito Portela, todos quieren postear la fotograf¨ªa con el disco solar situado en el n¨²cleo de la m¨¢gica espiral. Lo mismo que en el cabo Finisterre a la misma hora, cada uno busca la piedrita donde sentarse. Si cientos de visitantes abarrotan el escenario, ser¨¢ mejor trepar a la garita del monte do Facho en unos 15 minutos.
Nadie recomienda salir del Morrazo un d¨ªa de playa antes de las 22.30. Mientras unos quedan atrapados en los atascos, otros cenan en el restaurante Cabo Home las navajas de las C¨ªes y los percebes de Soavela regados con vino blanco de cosecha propia.
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